Kai Eide aseguró hoy que hubo un "amplio fraude" en las elecciones presidenciales de agosto, pero no ofreció más detalles ni identificó responsables
El diplomático noruego Kai Eide respondió así a las acusaciones realizadas por el ex segundo jefe de la misión, Peter Galbraith, quien aseguró que Eide intentó encubrir el fraude realizado en favor del presidente Hamid Karzai durante las elecciones del 20 de agosto.
Galbraith, el mayor representante estadounidense en la misión, fue despedido el 30 de septiembre por el secretario general de la ONU Ban Ki-moon debido a una controversial disputa sobre cómo lidiar con las acusaciones de fraude, las cuales amenazan con desacreditar tanto al gobierno afgano como a la estrategia internacional para combatir a los rebeldes del Talibán en el país.
Durante una rueda de prensa, Eide dijo que sólo "puedo decir que hubo un amplio fraude" y que cualquier cifra específica sobre el número de voto fraudulentos "sería pura especulación" hasta que termine el recuento. Eide dijo que las acusaciones de Galbraith contra él "han afectado todo el proceso electoral".
Eide habló acompañado por los embajadores de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, quienes comparecieron en el acto en una muestra de apoyo para Eide y la misión de la ONU, cuya reputación se ha visto afectada por las acusaciones de Galbraith.
La semana pasada, Galbraith dijo que se mantenía firme en sus acusaciones. Dijo que la ONU incumplió con su responsabilidad de monitorear las elecciones del país, añadiendo que el "error que ocurrió en Afganistán podría haber sido prevenido".
El gobierno del presidente de Estados Unidos Barack Obama y sus aliados internacionales tenían la esperanza de que de la elección emergiera un aliado legítimo que ayudara a contener los avances hechos por el Talibán, que se ha aprovechado del descontento popular por la corrupción y la falta de servicios públicos.
En cambio, la elección ha ampliado la brecha dentro de la coalición de grupos afganos que se oponen al Talibán.
El anuncio de Eide ocurrió dos días después de que Obama convocara a su consejo de guerra en la Casa Blanca para examinar el conflicto de ocho años en Afganistán, en medio de las presiones de los comandantes militares que lo apremian para que autorice una escalada.
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