miércoles, 29 de febrero de 2012

Asia Bibi: "No sé cuándo me cuelgan, pero iré con la cabeza bien alta y sin miedo" - Libertad Digital

Desde este Blog elevamos nuestra plegaria por aqueloos que su intolerancia les hace capcaces de cometer tan terribles actos y rogamos a Dios nuestros señor y creador por que acoja las almas de todos quienes mueren en nombre de la fe cada día a lo largo y ancho de nuestro mundo.



Asia Bibi: "No sé cuándo me cuelgan, pero iré con la cabeza bien alta y sin miedo" - Libertad Digital

DESGARRADORA CARTA A SU FAMILIA

Asia Bibi: "No sé cuándo me cuelgan, pero iré con la cabeza bien alta y sin miedo"

Desde la oscuridad de su celda mientras espera ser ahorcada, la cristiana Asia Bibi hace un llamamiento desesperado al mundo en un libro.




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Portada del libro de Asia Bibi
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JAVIER LOZANO 2012-02-29

La persecución a los cristianos en el mundo islámico se recrudece. Mientras Occidente calla, o hace tímidos reproches, continúan los encarcelamientos, detenciones, palizas y asesinatos de personas cuyo principal delito fue, en último término, seguir a Jesucristo. Sin embargo, poco a poco distintos medios de comunicación se van haciendo eco de los casos que van trascendiendo, que desgraciadamente aún son pocos.

La cristiana paquistaní Asia Bibi tiene un papel importante en este despertar puesto que su historia ha dado la vuelta el mundo y ha conmocionado a miles de personas. Aún así su muerte puede estar muy cerca si no se elevan las presiones ante Pakistán.

Todo ocurrió el 14 de julio de 2009 cuando esta campesina católica cosechaba y fue al pozo a beber agua. Varias mujeres le gritaron y le dijeron que el agua era de las musulmanas y que sí bebía la contaminaría. Por "una vez", Asia contestó y dijo: "me da la impresión de que Jesús tendría un punto de vista diferente al de Mahoma sobre esta cuestión". "¿Cómo te atreves a hablar por boca del profeta, bestia inmunda?", le dijeron estas musulmanas que la acusaron formalmente de blasfemia. Tras una brutal paliza fue encarcelada. Poco después era condenada a la horca. Y todavía ahora sigue esperando en una celda sin ventana a que prospere su recurso o a que llegue el momento de su ejecución.

Pero fuera de prisión su situación no sería mucho mejor. Los islamistas han puesto precio a su cabeza y su familia ha tenido que huir del pueblo. Además, las dos únicas personas que la han defendido públicamente en Pakistán, el ministro de Minorías Religiosas y el gobernador de Punjab, han sido asesinados. Este es el panorama desolador de su vida.

Sólo le queda hacer un llamamiento a la comunidad internacional. Y de ahí que haya relatado desde la oscuridad de su celda cómo era su vida antes y cómo lo es ahora. Para ello, Asia Bibi ha podido escribir junto con la periodista Anne-Isabelle Tollet un libro en el que habla de su firme fe, su amor a su familia y también su desesperanza, para hacer finalmente un llamamiento desesperado a la comunidad internacional para conseguir ser liberada. Esta obra se titula ¡Sacadme de aquí! y ha sido editado en España por la editorial Libros Libres.

Entre el conmovedor contenido del libro destaca una carta de Asia Bibi a su familia. Unas líneas que definen a la perfección lo que es el contenido del mismo y el sentir de esta cristiana condenada a la hora.

"Somos cristianos y pobres, pero nuestra familia es un sol (...). No sé todavía cuándo me cuelgan, pero estad tranquilos, amores míos, iré con la cabeza bien alta, sin miedo, porque estaré en compañía de Nuestro Señor y con la Virgen María, que me acogerán en sus brazos", dice esta campesina en su desgarradora carta.

Además, Bibi sabe de lo oscuro de su futuro en un país como Pakistán que aplica la sharia y donde el delito de blasfemia se utiliza como arma arrojadiza contra la minoria cristiana. Aún así, su fortaleza la mantiene viva. "Desde que he vuelto a mi celda y sé que voy a morir, todos mis pensamientos se dirigen a ti, mi amado Ashiq, y a vosotros, mis adorados hijos. Nada siento más que dejaros solos en plena tormenta".

Gran parte de la carta va dedicada personalmente a su marido y a sus hijos. Así por ejemplo les dice:

"Mi pequeña Isham, sólo tienes nueve años, y vas a perder ya a tu mamá. ¡Dios mío, qué injusta puede ser la vida! Pero como continuarás yendo a la escuela, quedarás bien armada para defenderte de la injusticia de los hombres.

Mis niños, no perdáis ni el valor ni la fe en Jesucristo. Os sonreirán días mejores y allá arriba, cuando esté en los brazos del Señor, continuaré velando por vosotros. Pero por favor, os pido a los cinco que seáis prudentes, os pido no hacer nada que pueda ofender a los musulmanes o las reglas de este país. Hijas mías, me gustaría que tuvierais la suerte de encontrar un marido como vuestro padre".

El final de la carta muestra el desgarrador sentir de una madre que llega a poner los pelos de punta. "Ashiq, hijos míos amadísimos, os voy a dejar para siempre, pero os amaré por toda una eternidad. Mamá". Así concluye la carta que aparece publicada en el libro. Su esperanza está puesta en que el Occidente secularizado salga en defensa de la libertad religiosa y presione a Pakistán para que sea liberada.

domingo, 26 de febrero de 2012

No Contristar al Espíritu Santo

No Contristar al Espíritu Santo:


No Contristar al Espíritu Santo

"Se puede contristar también al Espíritu Santo, y esto es lo que así mismo debemos evitar con el mayor cuidado, como nos lo amonesta el Apóstol diciendo: "No contristéis al Espíritu Santo, con el cual estáis sellados" (Ef. 4, 30; 1 Tes. 5, 19). Pero si el Espíritu Santo goza de una felicidad eterna e inmutable, ¿de qué manera podemos nosotros contristarle?

"El Espíritu Santo no puede ser contristado en sí mismo y en su propia substancia, dice San Agustín, sino en los Santos, en quienes habita por la caridad: y así se le contrista de alguna manera, cuando se les contrista a estos; y a estos les contristamos con nuestros pecados, pues la caridad que les comunica el Espíritu Santo, les hace sensibles a nuestros bienes y males". (Lib. 4 de Genes, ad litt. 18)

Evitemos, pues, todo motivo, toda ocasión de tristeza a nuestros hermanos, y temamos contristar al Espíritu Santo.

Procuremos, en fin, no extinguir a este Espíritu Divino: porque verdaderamente le extinguimos cuanto está de nuestra parte, cuando apagamos su caridad en nosotros mismos, o en el corazón de nuestros próximos: "Así como por santo que sea el nombre de Dios, le deshonramos cuanto está de nuestra parte, faltando al respeto que le es debido, o exponiéndole a ser blasfemado por los infieles; y por santos que sean los Sacramentos, y por independíente que sea su santidad de las disposiciones personales de los que los administran o reciben, se les profana cuanto está de parte nuestra, si se les administra, o recibe indignamente", como dice San Agustín (Cont. Parmen. 2, 30)

Alimentemos, pues, este sagrado fuego en nuestro corazón, y en el de nuestro prójimo, para que no se debilite ni apague:

"Conservemos la unidad de un mismo espíritu por el lazo de la paz" (Ef. 4, 3);

y ésta será una segura prueba de que el Espíritu Santo habita en nosotros, y conservamos su plenitud".




P. Plácido Rico Frontaura O.S.B., "Explicación Catecismo Romano", 1796


La mitra como símbolo de una autoridad sagrada

La mitra como símbolo de una autoridad sagrada:

Me gustaría continuar mi diálogo con Masiá. Pero hoy tocando temas más serios. Masiá criticaba los vídeos sobre exorcismos que existen en Youtube. Le doy la razón. Pero justo es clarificar que esos vídeos no son de sacerdotes católicos. Los poquísimos que hay de sacerdotes de la Iglesia, son aquellos que les han puesto una cámara oculta, afortunadamente muy pocos. Si revisamos todo youtube, encontraremos alguna excepción. Yo encontré una. Pero, afortunadamente éste es un tema en el que mi querido Masiá poco puede criticar.

A mí en el 2002 me pusieron una cámara oculta. Y puse una demanda judicial a causa de ello, porque yo nunca di permiso para esa grabación. Pero aprovecho la ocasion para decir algo más. Y lo digo porque puede servir para exorcistas que estén empezando su ministerio. Con el tiempo, me he convencido plenamente de que la aparición de los exorcistas en los medios de comunicación suele dar muy mal resultado. Con excepciones, por supuesto. El caso del Padre Amorth es un ejemplo de sacerdote que ha conjugado bien su ministerio con la aparición en los medios. Pero por un caso que sale bien, muchos otros no.

A mí me ha salvado la obediencia. Sin ella, es posible que me hubiera descarriado. Y aunque nunca desobedecí ninguna indicación de mis obispos, me duele las cuatro veces que actué con cierta independencia hace ya un decenio. Esas acciones no consultadas, bien lo sabe Dios, me remuerden. Todo salió bien porque actué con buena fe. Pero objetivamente fueron errores. Y sinceramente lo repito, su recuerdo me remuerde.

Ahora estoy seguro, íntimamente convencido, de que la mano de mis distintos obispos fue la mano de Dios que me guió, incluso aunque en esos momentos yo no lo entendiera. Por eso siempre aconsejo a todos sin cansarme: sed obedientes, obedeced, someteos. Y concretamente en el tema de los medios de comunicación, sólo es grato a Dios lo que se haga dentro de lo que el sucesor de los Apóstoles en cada diócesis determine. Lo que se haga fuera, no recibirá la bendición del Altísimo. Será trabajar y esforzarse para el polvo y la nada.

Me da tanta pena, a veces, ver a algunos clérigos en la televisión. Como ese sacerdote que entró en Gran Hermano. En realidad no lo he visto, porque estoy en Italia, pero lo han contado. Qué pena entregarse a Dios, seguir a Jesús, para acabar así. Pero no seáis duros con él, muchas veces la culpa la tienen los que les han formado en una mentalidad, como se suele decir, muy abierta, progresista, moderna. Y por eso haremos bien en pensar, que en algunos culpa no hay. No le juzguéis a ese sacerdote de Gran Hermano, que quizá a él su conciencia nada le diga. Siempre debemos intentar excusar. Sólo Dios juzga. Eso sí, su superior hizo bien en suspenderle a divinis. Porque el orden objetivo debe salvaguardarse en la Iglesia.

Pero cuando veáis al más desgraciado, infeliz y descarriado de los presbíteros, pensad que incluso él lo dejó todo por seguir a Jesús, y tratad de no tener pensamientos contra la caridad. Si son culpables, ya tendrán un juicio severo. Porque eso es seguro: los sacerdotes tendremos un juicio más estricto.

Baltazar Porras critica el encendido de la Crúz del Ávila: “Estos símbolos no deben tener usos políticos” (+audio)

Baltazar Porras critica el encendido de la Crúz del Ávila: “Estos símbolos no deben tener usos políticos” (+audio):


(Caracas, 25 de febrero – Noticias24) Monseñor Baltazar Porras en una entrevista con Noticias24 Radio, aseguró que “lo mejor es respetar la tradición de los símbolos de la iglesia y que se utilicen para lo que tradicionalmente se usan“.
Escuche la entrevista a continuación:
Es obligación de toda persona orar por los enfermos“, señaló en referencia a la salud del Presidente Chávez.

Monseñor indicó que la vida hay que defenderla y no debe ser manipulada, “en cualquier tipo de enfermedad y más si es una de cierta gravedad, es necesario el reposo y el dejar las obligaciones para así recuperar la salud“.
En cuanto al encendido de la Cruz del Ávila, mencionó que “algunos sectores tienen unos privilegios que otros no tienen“.
Lo mejor es usar estos símbolos sólo sirvan para unir a los venezolanos y que no tengan un uso político. Estos símbolos son utilizados tradicionalmente en la época de advenimiento y estamos en cuaresma, así que no veo conveniente la utilización de los mismos en este momento”, finalizó.

sábado, 25 de febrero de 2012

Bony Simonovis: “Mi esposo tiene derecho a recibir la misma atención médica que el Presidente”

Bony Simonovis: “Mi esposo tiene derecho a recibir la misma atención médica que el Presidente”:

Bony Simonovis, esposa del comisario Iván Simonovis, recordó que el Tribunal Primero de Ejecución del Circuito Judicial del Estado Aragua no se ha pronunciado ante la solicitud de medida humanitaria para el exfuncionario policial.
Esta solicitud la presentó el 8 de diciembre de 2011, debido a que Simonovis presenta osteoporosis con riegos de fractura en su columna.
Afirmó que “Iván no tiene control sobre su situación carcelaria, el custodio de su seguridad es el Estado y es el responsable de lo que pueda ocurrirle a mi esposo.”
Refirió que Iván Simonovis tiene derecho a recibir atención médica, al igual que el Presidente Chávez, quien se encuentra en Cuba para ser operado en los próximos días.

viernes, 24 de febrero de 2012

SÁBADO DE LA MADRE

SÁBADO DE LA MADRE:


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Hoy el post será breve. Solo quiero mostrar publicamente, una vez más, mi amor filial por María; recordar que hoy es el día del Rosario bloguero y finalmente compartir con mis amigos un vídeo que tiene una hermosísima música y unas preciosas imágenes ortodoxas, que he tenido la suerte de encontrar en la red. Por esas razones, creo que merece la pena disfrutar de este tema, hoy, ... en solitario. Me parece una excelente manera de acompañar a la Madre en este primer paso del camino cuaresmal.
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6ta Semana de la DSI

Programa de Actividades

6ta semana DSI

Luis Ugalde S.J.: Elogio de la política

Luis Ugalde S.J.: Elogio de la política:

El fabuloso triunfo de la democracia el 12 de febrero nos lleva a elogiar la política como arte de lo público y servicio al bien común. Para Marx el Estado siempre es dictadura, es decir, imposición de los intereses de unos para anular a los otros. Así pensaron y practicaron Lenin, Stalin, Mao, Castro… Dictadura de la burguesía o dictadura del proletariado, a muerte. En el soñado paraíso comunista se extinguirá el Estado, por innecesario (¡!).

En la política, si es democrática, participa la pluralidad de la sociedad. Cada sector e individuo con su peculiaridad e intereses, y todos con el reto formidable de crear un espacio donde se concilie el bien propio con el de todos.

La política es el arte de combinar intereses diversos y contrapuestos. Los políticos dignos se dedican al bien común, al difícil arte de hacer que lo público redunde en beneficio de lo privado y lo privado se empeñe en la construcción del bien común. Una buena Constitución e instituciones establecen el camino. Las dictaduras siempre usurpan, niegan al otro y proceden a la apropiación privada del Estado con el pretexto de salvar a la patria. La bota militar, la burguesía, el partido comunista o fascista, la monarquía absolutista, la teocracia clerical, o cualquier otra yerba usurpadora, forman el horror dictatorial.

Quienes se apropian del poder justifican la exclusión de los demás por incapaces o por criminales enemigos de la patria. Así, los esclavos son excluidos de la polis griega y los asalariados del siglo XIX de la democracia moderna occidental, que era sólo de propietarios. Hasta ayer estaban excluidos los analfabetos y las mujeres, por “minusválidas”, y los judíos, burgueses y trotskistas, por Hitler y Stalin. Con la democracia se abre un espacio político donde los ciudadanos dan al gobernante un “mandado” temporal, limitado y controlado. En cambio, los dictadores dictan y sus seguidores aplauden, adulan y ejecutan, sin espacio de responsabilidad pública para la población, ni restricción del poder para el dictador.

El 12 de febrero fue extraordinario el triunfo de la política como negociación y acuerdos de unidad democrática desde la diversidad de intereses y pensamientos. El objetivo de la república es el bien de todos con oportunidades para cada uno. Pero no hay sociedad ideal y la democracia está amenazada por la dictadura.

También en Estados Unidos y Europa por la dictadura financieroeconómica, que se impone si no hay contrapesos y sociedades activas, con capacidad de indignación y de compromiso solidario para construir.

Venezuela hace medio siglo tuvo impresionantes logros con “democracia de partidos” y luego comenzó a hundirse. Hoy fracasa la voluntad dictatorial y debemos ir hacia una sociedad democrática con partidos, que tenga instituciones y poder para que nadie ­ni militares, ni partidos ni poder económico­ se apropie del bien que es de todos. La política fue atacada ­por abusos partidistas y por intereses dictatoriales­ y llevamos décadas de desprecio de los partidos atribuyéndoles todos los males del país.

En este nuevo arranque del renacer democrático ha brillado el oficio de la política y hay que elogiar a muchos, empezando por los precandidatos. No puedo dejar de nombrar a Ramón Guillermo Aveledo y Teresa Albanes, dos gigantes, que junto con otros miles y miles, han tejido con paciencia infinita y tenacidad este triunfo democrático. Ellos, formados hace más de cuatro décadas, con experiencia en el servicio público, ética y profesionalismo, han ido demostrando que la renovación política no tiene una raya divisoria generacional, sino moral. Hay corrupción e ineptitud en los veteranos y en los jóvenes, pero también la antorcha de la esperanza la llevan juntos unos y otros. Sus profundas convicciones cristianas llevan a Ramón Guillermo y Teresa a vivir la política como servicio y no como apropiación del poder y ansia de figuración.

La unidad, con candidato único y con todos los otros en equipo, sólo es posible con profundo sentido de la política como servicio al bien común y a la vida digna, como coraje ético que moviliza a millones de venezolanos (jóvenes y mayores) y nos hace capaces de producir entre todos y para todos, el país que soñamos. Hay ánimo para asumir los retos políticos mayores.



jueves, 23 de febrero de 2012

Travestis y Afeminados en el "Lugar Santo": Nueva Misa

Travestis y Afeminados en el "Lugar Santo": Nueva Misa:

Este varón travestido, uno de tantos, hace uso de su caricaturesco exhibicionismo homosexual en una "Misa Católica" (Nueva y falsa Misa del Vaticano II) leyendo la Epístola en el templo de Nuestra Señora de la Asunción, en Warwick Street, Londres. Es desvergonzado cubrir con la bandera del Movimiento Homosexual el que debería ser Lugar Santo recubierto sacramente. Esta es una de las llamadas "Misas Soho" para los homosexuales, una iniciativa de la diócesis de Westminster. La cabeza de la diócesis, el "arzobispo" Vincent Nichols, pretende que estas misas, que tienen su total aprobación, son sólo para "los homosexuales castos que aceptan la enseñanza de la Iglesia".

La enseñanza de la Iglesia que este hereje pretende disimular es la de que los Homosexuales son "perros" abandonados por Dios a su inmundicia. ¡Hasta un hereje protestante recién iniciado lo sabe! Su pretendida "inclinación natural" hacia personas del mismo sexo de por sí ya es un pecado, un castigo andante que no basta curar con la castidad: ¡Mucho menos travistiéndose y ostentando el comportamiento que Dios le ha dado exclusivamente al sexo opuesto.

Romanos 1: “Porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias; sino que devanearon en sus discursos, y quedó su insensato corazón lleno de tinieblas, (…) ellos que habían colocado la mentira en el lugar de la verdad de Dios, dando culto y sirviendo a las criaturas en lugar de adorar al Criador, el cual es bendito por todos los siglos. Amén. Por eso los entregó Dios a pasiones infames. Pues sus mismas mujeres invirtiendo el uso natural, en el que es contrario a la naturaleza. Del mismo modo también los varones, desechado el uso natural de la hembra, se abrasaron en amores brutales de unos con otros, cometiendo torpezas nefandas varones con varones, y recibiendo en sí mismo la paga merecida de su obcecación (…) los que hacen tales cosas, son dignos de muerte, y no sólo los que las hacen, sino también los que aprueban a los que las hacen”.

Deuteronomio 22, 5: "La mujer no vestirá ropa de hombre, ni el hombre se pondrá ropa de mujer; porque cualquiera que hace esto es abominación al Señor, tu Dios".

Isaías 3, 9 – “El semblante que presentan da testimonio contra ellos; pues, como Sodoma, hacen alarde de su pecado, ni lo encubren: ¡Ay de su alma de ellos! porque se les dará el castigo merecido”.

Judas 1, 7: “Así como Sodoma, y Gomorra, y las ciudades comarcanas, siendo reas de los mismos excesos de impureza y entregadas al pecado nefando, vinieron a servir de escarmiento, sufriendo la pena del fuego eterno”.

Levítico 18, 22: “No cometas pecado de sodomía, porque es una abominación”.

Levítico 20, 13: “El que pecare con varón como si éste fuera una hembra, los dos hicieron cosa nefanda: mueran sin remisión: caiga su sangre sobre ellos”.

1 Reyes 14, 24: “Y aun hubo también en el país hombres afeminados, que renovaron todas las abominaciones de aquellos pueblos que el SEÑOR había destruido al presentarse los hijos de Israel”.

1 Reyes 15, 11-12: “E hizo Asa lo que era justo delante del SEÑOR, como su padre David; y extirpó del país a los afeminados: y le limpió de todas las inmundicias de los ídolos fabricados por sus padres”.

1 Corintios 6, 9-11: “¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No queráis cegaros, ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avarientos, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los que viven de rapiña, han de poseer el reino de Dios. Tales habéis sido algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, fuisteis santificados, fuisteis justificados, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y por el Espíritu de nuestro Dios”.

¿Podrán acaso estos hombres travestidos leer todos estos textos bíblicos y llamarse cristianos? ¿Creerá honestamente la gente y aún este "arzobispo" que es ésta la verdadera catolicidad y Voluntad Divina?

Pero Cristo ya nos avisó en el mismo Evangelio sobre este tiempo final:

Mateo 24, 15: "Por tanto, cuando ustedes vean la ABOMINACION DE LA DESOLACION, de que se habló por medio del profeta Daniel, colocada en el lugar santo, y el que lea que entienda".

Publicado originalmente en: La Puerta Angosta

ANTICLERICALISMO A LA ESPAÑOLA, AÑOS 30

ANTICLERICALISMO A LA ESPAÑOLA, AÑOS 30:
LA COSA VENÍA DE LEJOS

Nos recuerda José Francisco Guijarro en su interesante libro “Persecución religiosa y guerra civil”, hablando de la España de la segunda República, que desde hacía ya más de un siglo había existido un anticlericalismo que podríamos calificar de “cultural”: no faltaban círculos que con mayor o menor virulencia atacaban de una manera más o menos satírica toda la acción de la Iglesia, y en tertulias, prensa y, a veces, en la literatura y el teatro, cuanto tenía que ver con la religión católica era blanco de agresiones que sólo alguna vez pasaron de las palabras a los hechos. A este anticlericalismo, atribuido quizás con excesivo simplismo siempre a la masonería (que, si bien, sin duda, tuvo una parte en su provocación, no puede considerarse que fuera su causa única y exclusiva), los grupos que se situaban en las concepciones colectivistas -los socialistas mayoritarios o los, por el momento, pequeños núcleos comunistas- asistieron inicialmente con cierta indiferencia: si evidentemente no sentían el menor interés por defender los derechos de la Iglesia, pues aspiraban a sustituir su concepción social por la suya propia, tampoco experimentaban un entusiasmo mayor por el anticlericalismo, para ellos una característica casi específicamente burguesa.

Estas concepciones colectivistas tenían su punto de mira en lo que había sido, quince años antes, la revolución rusa. Desde la postura maximalista (o bolchevique) de un partido que se había venido llamando hasta entonces obrero socialdemócrata ruso (la fundación por Lenin del Partido Comunista tuvo lugar después de la revolución), se produjo una subversión social total, destruyendo todas las instituciones que habían configurado hasta ese momento la sociedad rusa, y, entre ellas, también la Iglesia ortodoxa, tan vinculada cortesanamente al zarismo. Sin embargo, en España con alguna frecuencia se ha presentado a la Iglesia plenamente vinculada al antiguo régimen, pero la verdad es que la Iglesia no se puede identificar de modo simplista con la Monarquía, aunque ciertamente lo pudiera parecer, dada la vinculación entre el trono y el altar.

En España tampoco existía por entonces un partido comunista que tuviera una considerable presencia en la sociedad política, sino que la amenaza del recurso a la violencia para imponer la revolución social había sido encarnada, hasta aquel momento, por el sector de la izquierda del Partido Socialista, muy ligado al sindicato socialista UGT, que estaba encabezado por Francisco Largo Caballero, a quien solo años después se le dio el sobrenombre de “el Lenin español”, inventado en la Escuela Socialista de Verano de 1933 en Torrelodones, y que no se recataba en distintos mítines de hablar de la revolución que acabaría con la misma Republica, a la que tildaba de burguesa. Y en esta amenaza constante de una revolución violenta total caía todo, al igual que en la revolución rusa; y entre todo ello, también la Iglesia católica.

Así, aunque es indiscutible que en el marxismo teórico se presentaba una dura crítica de todo elemento religioso, es más que discutible suponer que, aparte del eslogan de que “la religión es el opio del pueblo”, ni en los dirigentes políticos españoles ni en sus masas revolucionarias hubiera calado en profundidad el principio de que la abolición de la religión como felicidad ilusoria del pueblo es una exigencia de su felicidad real.

En la práctica de la política gubernamental, este anticlericalismo no podía tener mayor incidencia practica, desde el momento en que dos graves problemas nacionales, como eran la enseñanza escolar y la asistencia sanitaria, se encontraban en una proporción ampliamente mayoritaria atendidos por instituciones religiosas confesionalmente católicas, que no podrían ser sustituidas sino a medio o largo plazo: era impensable poner en práctica una nacionalización inmediata de tales servicios por la indiscutible falta de recursos, incluso humanos, de la que siempre había adolecido el Estado.

Este problema quedó sin resolver durante toda la duración de la República: prueba de ello es el suelto publicado en el diario de Madrid “El Liberal” en 1936, pocos días antes de producirse el alzamiento militar, según el cual una serie de federaciones sindicales de los ámbitos de la sanidad y la enseñanza habían hecho público un escrito dirigido “a la opinión publica y a los hombres que rigen los destinos del país”, en que hacían ver que la República

“poco o nada ha hecho por dar solución al problema de la sustitución de la enseñanza religiosa y por dar cumplimiento a sus postulados laicos. Es cierto que ésta estableció leyes reguladoras de esta importante cuestión, pero para nadie es un secreto que la enseñanza está en manos de las congregaciones religiosas y que se hace burla de los postulados laicos de la Republica en establecimientos benéficos y sanitarios donde subsisten, después de cinco años de Estado laico, símbolos religiosos, capillas sostenidas con los fondos de los establecimientos, donde se satisfacen gratificaciones a sacerdotes para compensarlos de los perjuicios que la ley de haberes al clero les proporcionara, donde dispone de la administración de los establecimientos, donde se establece diferencia de trato a los enfermos por el hecho de que unos se avienen a confesar y comulgar diariamente y otros no.”

Entre estas otras asociaciones que, además de la francmasonería, hicieron una considerable labor política antirreligiosa, o, mejor dicho, anticatólica, pero ya entre clases más populares que el burgués elitismo masón, se encuentra la Liga Nacional Laica, en cuyo reglamento, aprobado por el Ministerio de la Gobernación en el año 1932, entre otros extremos, se leía que “su fin primordial es propagar y defender el laicismo, que no representa pugna ni animosidad contra ninguna creencia, ni contra ningún sentimiento, por estimarlos todos legítimos e igualmente respetables, como patrimonio que son de la conciencia individual, y por reconocer esta asociación el derecho de cada persona, no solo a poseerlas, sino también a exteriorizar libérrimamente sus propias ideas sobre los delicados problemas que constituyen el contenido espiritual del hombre.”

Junto a este anticlericalismo intelectual se daba también otro que pudiéramos considerar más popular, que fue fruto de la agitación social que provocaba un enfrentamiento demagógico contra la Iglesia, presentándola como aliada del poder y causa de todos los males sociales: “No hay nada sagrado en la tierra. El pueblo es esclavo de la Iglesia. Hay que destruir a la Iglesia”, decía, ya en 1906.

Había, además, una realidad históricamente indiscutible, aunque quizás ahora, al cabo de los años, y con diferente perspectiva histórica, pueda parecernos difícilmente comprensible. Pero negarla seria anacrónico, y equivaldría a falsear la realidad histórica. Se trata de lo que pudiéramos llamar, si no la confesionalidad del Estado, en el sentido mas técnico de la expresión, si, al menos, la confesionalidad de la sociedad. De esta forma, aunque la nueva configuración de la sociedad política, mediante el cambio de las instituciones, le diera un vuelco al régimen anterior, había un fondo profundo en una gran parte de la sociedad española que identificaba -o confundía- la realidad de España como nacion con una realidad social confesionalmente católica, poco menos que por su misma naturaleza: había surgido una especie de “patriotismo católico”, mucho más profundamente enraizado en la conciencia social (tanto para aceptarlo como para rechazarlo) que lo que años después, y con un considerable sarcasmo, se ha venido a llamar el “nacional-catolicismo”.

Se trataba, no obstante, de una manera muy peculiar de entender el catolicismo: era más formal que moral, mas cultual que religioso, ya que, en la práctica, ninguna importancia se le daba a la corrupción moral descaradamente publica en la que vivía una parte muy aparente de altos dignatarios de la política y de las clases dirigentes de la sociedad, que no tenían luego el menor reparo en cumplir con no menor publicidad y ostentación con lo que se podría considerar sus deberes religiosos, reducidos, las más de las veces, a la participación desde un lugar preferente en los actos del culto católico: Aunque el Estado se consideraba católico y había muchas manifestaciones de fe, las medidas expresivas de la superioridad del Estado en materias de carácter espiritual se sucedieron a lo largo de todo el reinado de Alfonso XII, realizadas por gobernantes que se consideraban a la vez católicos y anticlericales, y sin que tales medidas tuvieran otro fundamento que la falta de realidades que ofrecer al país.

Según José Francisco Guijarro, estas consideraciones nos ayudan a comprender y matizar -no necesariamente a justificar- las numerosas disposiciones antieclesiásticas que se dieron durante la segunda república española. Queda claro que muchas de las medidas del Gobierno republicano tenían un antecedente en la etapa monárquica que se llevaron a las últimas consecuencias con el nuevo régimen.

Esto dio lugar a múltiples fenómenos, entrelazados entre sí: la creación de diferentes movimientos y asociaciones con el fin reconocido de imponer en la sociedad política los criterios católicos de conducta (mas por la vía de la promulgación de las leyes que por la de su cumplimiento efectivo); la pugna de estos movimientos y asociaciones entre sí por capitalizar el apoyo de unos eclesiásticos o de otros, como si en ello les fuera el respaldo oficial para sus actividades por parte de la jerarquía de la Iglesia; y muchas veces, la falta de entendimiento en el plano político, cuando no el enfrentamiento abierto entre unas formaciones católicas y otras.

Motivo de hacer trascender a las clases populares, por medio, sobre todo, de los religiosos de distintas órdenes, el enfrentamiento entre ambas concepciones de la sociedad y de la monarquía, fue, entre otros, la capitalización política hecha por los tradicionalistas del hecho de que cuando los liberales habían tenido necesidad de liquidez hubieran echado mano de los bienes de la Iglesia mediante sucesivas leyes de desamortización en el siglo XIX y, como consecuencia de las guerras carlistas, en 1855 el Gobierno de Pascual Madoz puso también a la venta en pública subasta los bienes que constituían el patrimonio del “ex infante” don Carlos; con lo cual al enfrentamiento ideológico se sumaron inmediatamente los intereses económicos.

Pero apenas fue proclamada la Republica, se abre una especie de veda para acusar indiscriminadamente a sacerdotes que ocupaban diversos cargos pastorales de los más dispares delitos. Famoso fue el caso siguiente: Con fecha 21 de abril de 1932 el Juzgado de Instrucción de Torrelaguna dicta auto de procesamiento contra el párroco de Buitrago de Lozoya, don Ernesto Peces Roldan -que posteriormente sería asesinado, en 1936, siendo ya párroco de Móstoles-, por el delito de escándalo (escándalo que consistió, al parecer, en un azote propinado con la mano a una niña de la catequesis, lo que se interpretó como abuso de menores).

Pero ya el día 8 del siguiente mes de agosto el procurador del párroco manifiesta al juzgado que por disposición del Obispo de la diócesis, el acusado había sido trasladado a Móstoles. El hecho de la promoción del párroco desde Buitrago a Móstoles indica que desde el obispado de Madrid-Alcalá se consideró desde el primer momento que tal denuncia no podía menos de ser calumniosa. Y así se llegó, al cabo de numerosas diligencias judiciales, al sobreseimiento ante la jurisdicción ordinaria de un proceso que no pudo prosperar por falta de pruebas. Pero el caso trascendió y se hizo popular entre la gente y muchos lo aprovecharon para acusar al clero de vida licenciosa. A este tipo de acusaciones se sumaron otras, como la difundida en pasquines y libelos acerca de los conventos llenos de armas y de incontables riquezas, que aparece frecuentemente en las actas de los procesos de la Causa General llevada a cabo en la posguerra, como motivación para los registros de las comunidades religiosas y, a veces, para la ejecución de sus miembros.

El historador Ángel Rafael Lombardi Boscán escribe sobre la historia y la trascendencia

El historador Ángel Rafael Lombardi Boscán escribe sobre la historia y la trascendencia:
HISTORIA Y TRASCENDENCIA

¿Tiene la Historia sus propias leyes de comportamiento o todo es un albur? Sendas Filosofías de la Historia se han embarcado en intentar explicar lo que para muchos es un imposible: el misterio de la existencia humana. En un tiempo original el hombre fue prisionero de la incredulidad y la superstición. Los dioses poblaban sus universos y ofrecían algo de coherencia ante el caos que sobrevenía en los días y trabajos, aunque sobretodo, los dioses servían para atender la aflicción de existencias súbitas cuyo desenlace inesperado hacía enmudecer a unos sobrevivientes con más dudas que respuestas.

El hombre religioso encontró consuelo en lo sobrenatural, y de muchos dioses pasamos al monoteísmo belicoso que en nombre de Dios se encargó de ahondar aún más en la penuria. Luego lo económico se imbricó en lo espiritual, y hasta llegó a superarlo constituyéndose en el epicentro de una nueva historia-mundo cuya esencia pasó a ser la acumulación de las riquezas en manos de los más aptos y en detrimento de los menos aptos, es decir, la gran inmensa mayoría de las gentes. El Poder encontró sendas justificaciones para legitimar una explotación milenaria, que hasta el día de hoy, aún se mantiene, con todo y los avances civilizatorios que se han podido producir.

Culturalmente somos diversos aunque en la genética gozamos de una misma programación. Compartimos las mismas necesidades y los mismos anhelos, por eso en esencia la historia termina por repetirse sin apenas una novedad de fondo. Los cristianos en las Cruzadas, una empresa más económica y militar, que propiamente religiosa, enfrentaban a los musulmanes bajo el lema: “A Dios rogando y con el mazo dando”, otro tanto hacía la gente de Saladino. Esta invocación perenne a la guerra y a la violencia para dirimir intereses contrapuestos es el sustento del tejido histórico junto a las legítimas aspiraciones de vivir con provecho y en paz. Napoleón y Gandhi es un botón de ésta permanente paradoja.

Lo usual en el territorio de la Historia es exaltar a la vida con sus posibilidades y combinaciones, aunque es la muerte y el morir humano la esencia de un tránsito que se nos va como un soplo. Todo queda reducido a lo implacable del tiempo y a la finitud de lo humano. Sandor Marai (1900-1989) señaló en su último Diario que nacer no es una experiencia porque es accidental, mientras que la muerte representa una zozobra sin indulgencia porque ocurre contra nuestra voluntad. Como estableció Borges, sólo somos inmortales en el recuerdo de las buenas obras que dejamos en aquellos que nos sobreviven.


DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
DIRRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LUZ

Nota blogueril: el autor de este blog respeta las opiniones de su amigo y colega don Lombardi Boscán, pero no está de acuerdo con su perspectiva agnóstica. Desde este blog somos firmes creyentes en que "Dios es el Señor de la historia", lo cual no menoscaba para nada la libertad de todo ser humano. Y por esta misma creencia en la libertad respetamos las opiniones distintas a la nuestra.
Profeballa

miércoles, 22 de febrero de 2012

¿NO ES ÉSTA LA SOLUCIÓN A LA REFORMA LABORAL?

¿NO ES ÉSTA LA SOLUCIÓN A LA REFORMA LABORAL?:



La reforma laboral aprobada este viernes por el Gobierno contempla la ...


Hay muchos que levantan la voz para denunciar que la Iglesia es la causante y responsable de todo el mal que la sociedad, sobre todo la nuestra, está padeciendo. En el mundo bloguero son muchos los que critican negativamente los valores que la Iglesia predica y defiende, e incluso pasan por debajo de la mesa la labor que desarrolla en bien de los más pobres y marginados.


Se le acusa de ser retrograda y de obstaculizar el progreso y los avances tecnológicos que la ciencia descubre y pone en manos de la sociedad. Y no queda argumento que aprovechan para desprestigiarla y derrumbarla. Se le considera como la mayor manipuladora del hombre atacándola como lavadora de mentes humanas y de crear un cuento para dar razones y respuestas falsas a las que el hombre se plantean pero que no existen.


Nos cansaríamos de argumentar las mil y unas razones que tratan de presentarla como una asociación creada para mandar, tener poder y engañar. Sin embargo, son muy pocos, los que estando enfrente de ella, se paran a reflexionar y ver su intervención y lo que les dice.


Supongo que no conocen lo que, a través de muchos años, los Papas han vaticinado lo que iba a suceder de seguir el camino que el mundo propone. Porque ha sucedido y continúa sucediendo. Es la Iglesia la que, acusada de conservadurismo y atrasada, se adelanta a su tiempo y, en boca de sus Papas, profetiza lo que sucederá de seguir por el camino que marcan los progresistas y adelantados.



¿La acusan de atrasada? Porque es la Única que no les sigue y que camina en otra dirección. Precisamente la buena, la que de hacerle caso, nuestro mundo no estaría hoy como está. Porque de oírle todo iría mucho mejor y mejor repartido. Ese es problema, el reparto, y porque el reparto lo quiere hacer muchos a su manera, otros se quedan sin nada. Y, lo peor, son engañados por los que precisamente reparten.


En sus encíclicas, León XIII, Pío XII, Juan Pablo II, Benedicto XVI, por citar algunos han ido desvelando los pasos a seguir y las consecuencias de no seguirlos. Y todo ha ido cayendo a su tiempo. La sociedad de hoy es el reflejo de lo que los progresistas, los adelantados, los que proclaman un mundo según sus ideas e intereses han diseñado, desoyendo los consejos y directrices que la Iglesia, como es su deber, ha sugerido. Una detallada lectura de lo que han dicho los Papas en sus encíclicas dejaría al descubierto lo que aquí se dice.


Sólo, poner un vídeo que viene muy oportuno y que de llevarse a cabo dejaría a todos muy contentos. Se evitaría todos esos problemas que suceden ahora en Valencia, y el paro bajaría como el hielo cuando se derrite con el calor. Seguro que nadie puede encontrar una razón para negarlo. Todo lo que se pueda argumentar en contra es demagogia y falsear la verdad con mentiras.


¿No es esto lo que todas las tertulias, ahora muy proclives en la tele, dicen? Pues la manera de llevarla a cabo está contenida es este vídeo, y esto lo dice la Iglesia por boca de uno de sus Papas, y si no, véanlo, óigalon y reflexiónenlo:



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Benedicto XVI pide garantizar los servicios de salud a todas las personas

Benedicto XVI pide garantizar los servicios de salud a todas las personas

Benedicto XVI pide garantizar los servicios de salud a todas las personas

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(foto AP)

El papa Benedicto XVI dijo hoy que es necesario garantizar a un número creciente de personas el derecho a tener acceso a los servicios de salud para llevar una vida saludable.
El papa habló así en el mensaje enviado al cardenal Raymundo Damsceno Assis, presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil y arzobispo de Aparecida, con ocasión de la campaña de Cuaresma de hermanad promovida por la Iglesia brasileña, con el tema “Hermandad y salud pública”.

El Obispo de Roma insistió en que el lema de la Iglesia brasileña “que la salud se extienda sobre la tierra” tiene como objetivo suscitar, a partir de una reflexión sobre la realidad de la salud en Brasil, un mayor espíritu fraterno y comunitario en la atención a los enfermos.

El papa hizo alusión al episodio de la vida de Jesús en el que cura a un paralítico.

“Jesús antes de hacer que volviera a nadar, le perdonó los pecados, enseñando que la cura perfecta es el perdón de los pecados, que es la salud por excelencia y también la del alma”, sostuvo.

Y pidió a los fieles y a las personas de buena voluntad hacerse cargo no solo de los malos físicos, sino espirituales de cada persona enferma.

“Una solidaridad -dijo- cada vez más profunda para con los enfermos, que a menudo sufren más por la soledad y el abandono que por la enfermedad”. EFE

lunes, 20 de febrero de 2012

La Izquierda como nuevo moralismo

La Izquierda como nuevo moralismo: (artículo hallado en : http://www.arbil.org/arbil126.htm)

Una aproximación a la mentalidad dominante. La Izquierda como nuevo moralismo


por José Luis Sáiz Calabria


I.- Introducción

Un recorrido por sus antecedentes, su configuración e incidencia en la batalla cultural de nuestro tiempo, y sus efectos en la política.

En una democracia normal lo habitual y lo exigible es revisar las promesas políticas de los gobernantes, el cumplimiento de los proyectos políticos propuestos, la salud moral de la sociedad en la que operan, y, en suma, el estado al que han conducido a la nación.

De acuerdo con esa convención, podemos decir que el balance que presentan estos cuatro años largos de José Luis Rodríguez Zapatero es, no ya adverso, si no desolador. Finalmente la economía como gran baza positiva se desmorona, y muestra sus grandes carencias, su falta de fundamentos sólidos. Más que incertidumbre, consustancial a su dinámica, se percibe ya la crudeza de una crisis honda y preocupante, con el paro creciendo y negros presagios en el horizonte. La riqueza producida ha beneficiado sólo a unos pocos, la mayoría de los estudios atestigua que desciende la participación del trabajo en la renta nacional. Ha aumentado el PIB y se ha estancado el PIB per cápita.

Pero el balance moral es, si cabe, aún peor. Han crecido las víctimas por crímenes de género a pesar de la profusión de campañas y normativas, aumentado exponencialmente los divorcios con una legislación que ha convertido al matrimonio en el contrato más precario que pueda imaginarse, se ha tolerado culpablemente el aborto ilegal, deteriorada sin remedio la enseñanza en todos los niveles, está a la vista una próxima legalización de la eutanasia y no parece haber freno a la expansión del alcoholismo juvenil. Todo esto, y bastante más, sitúan a España en la cola mundial de los niveles perceptibles de ética pública.

Sin embargo, todo ello, con ser cierto, no cubre ni mucho menos la totalidad de factores que están en juego en la preocupante realidad española de los últimos años. Creer que nuestra aciaga condición obedece al desventurado avatar de un mal gobierno, que es básicamente lo que piensa el PP y una gran parte de la derecha social, es una gran ingenuidad, cuando no una simpleza, que en algunos no puede ser inocente.

Una cuestión que surge reiteradamente cuando se analizan estos últimos años del gobierno socialista concierne a la naturaleza del proyecto que se ha movilizado por parte de Zapatero. Creo que las caricaturas del personaje, y la insistencia en su escasa talla intelectual o política, nos hacen un flaco favor a la hora del análisis. Por supuesto que su cursilería, su mendacidad, o su habilidad manipuladora sacan de quicio a una buena parte del país, pero hemos de reconocer que para otra parte no pequeña de nuestra sociedad el personaje es simpático y a un nivel elemental es capaz de tocar fibras muy eficaces en la conciencia social. ¿Por qué?

Creo que lo esencial del Proyecto político de Zapatero es su naturaleza pedagógica y terapéutica, con una gran carga de ideología y pretensiones moralizantes y es precisamente este hecho el que puede explicar muchos de los acontecimientos que estamos contemplando. Así, pudiera parecer un contrasentido, desde un enfoque convencional de la política, que nuestro Presidente no se esmere a la hora de presentar propuestas o programas concretos de actuación. Todo tiene la apariencia de una improvisación permanente a la búsqueda de impactos potentes pero efímeros. Lo grave del asunto es que pueda permitírselo porque domina un marco de referencia moral que opera sobre la sociedad, por cuanto contiene el canon moral e ideológico de las convenciones que se identifican con los valores de la democracia y del pluralismo. Nadie que no quiera parecer un inadaptado social puede, no ya contradecir, ni siquiera eludir, ese canon de la corrección política.

Este es el núcleo del planteamiento que propongo para realizar una aproximación al verdadero proyecto Z, y en general de la izquierda en la actualidad, y para ello nos vemos obligados a realizar el esfuerzo de un recorrido intelectual por la historia de los antecedentes filosóficos e ideológicos de la izquierda, en el marco de la cultura occidental, al menos desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

II.- Un esquema de la evolución de la izquierda desde el final de la Segunda Guerra Mundial

1. El Comunismo de posguerra

La Recreación de un mito y la imposibilidad de la revolución.

Nuestro recorrido arranca en 1.945. Una Europa devastada, en la que habían muerto más de 30 millones de personas en la Segunda Guerra Mundial, es el escenario en el que los partidos comunistas occidentales van a adquirir un destacado protagonismo político explotando una situación favorable en la que aparecían como la fuerza más sacrificada y tenaz en la terrible y finalmente victoriosa lucha contra el nazismo. Al fondo estaban, sin duda, los más de 20 millones de muertos soviéticos de la contienda, pero también la necesidad, agravada por los estragos bélicos, de reconstruir las sociedades europeas de forma que fuese posible eliminar la pobreza por medio de profundos cambios sociales y de la redistribución de la riqueza.

Desde esta perspectiva los partidos comunistas occidentales de Francia y de Italia, señaladamente, van a lograr una presencia social y política que perdurará hasta los años 70 del siglo XX, como fuerza hegemónica de la izquierda, aportando a la clase trabajadora una identidad ideológica, una solidaridad social y una representación política de superior envergadura y alcance que en los años de preguerra. Dentro de esa identidad comunista, qué duda cabe, un elemento significativo era la admiración incondicional a la gran patria soviética como el paraíso de los trabajadores en construcción.

Interesa destacar en este relato la conexión que se va producir entre este comunismo de posguerra y un grupo de intelectuales y celebridades artísticas que, en muchos casos, sin mantener vínculos formales de militancia con el partido, son los que van a recrear el mito político y elaborar los materiales ideológicos, filosóficos y culturales que van a operar posteriormente en el proceso de evolución de la izquierda hasta nuestros días.

Estos intelectuales participaron activamente en la recreación del historial, sin duda ambiguo, de los comunistas en la lucha contra el fascismo.

Recreación que finalmente configuró una imagen triunfal de coherencia, valentía y sacrificio. A ello se une la defensa de las posiciones soviéticas con total desprecio a los datos de una realidad que ya empezaba a conocerse a través de los testimonios de muchos “resistentes” que conocieron la URSS y daban cuenta de los gulags y los crímenes soviéticos. Cuando en 1.947 se publica en Francia la biografía del oficial soviético Víctor Kravchenko, “Yo escogí la libertad”, un relato estremecedor sobre la crueldad y el terror estalinista, estos intelectuales agitan una brutal campaña de boicot para evitar su difusión en la que abundan las acusaciones de “colaboracionismo”, “propaganda fascista” o “retaguardia nazi”.

Tergiversaban o inventaban los hechos para que se ajustasen a una necesidad existencial. Así Jean Paul Sartre y Simonne de Beauvoir vivieron su renovada resistencia recreando los rituales comunistas y aplicando el epíteto de “colaboracionista” a sus enemigos personales. Su nula combatividad frente al nazismo ha tenido menos importancia que la “historia” que reescribieron y el prestigio que les confería. En realidad, las cuestiones que les impulsaron a integrarse en la órbita comunista coincidían en escasa medida con las de la clase trabajadora. Para ellos el comunismo ofrecía la promesa de una sociedad profundamente secularizada en la que la odiada Iglesia Católica quedaría apartada de la opinión pública y se eliminaría la superstición religiosa.

En el plano teórico, un precedente importante para esta corriente de intelectuales se encuentra en los “Manuscritos económicos y filosóficos” de Marx (1.844), en los que abundan los comentarios acerca de la alienación del hombre, de su esencia humana e individual, en una economía capitalista. De esta forma para los marxistas franceses “no científicos”, podía existir una tradición marxista que no fuera verdaderamente materialista en su enfoque de la naturaleza humana, pero que incorporara una perspectiva humanista oponiéndose, a su vez, a la alienación capitalista.

Es decir, nos encontramos con una reconstrucción de Marx en clave humanista, en la que lo que se destaca es el concepto de “alienación espiritual”, derivada de la vida en un mundo que no satisface las necesidades existenciales. La economía sería así la parte más visible que representa a una sociedad “irracional”, que no se corresponde con la conciencia humana en aquello que debería haber sido el punto más elevado de la condición histórica del hombre. Estos intelectuales son marxistas selectivos o “sui generis”, se dice por ejemplo que Sartre nunca leyó a Marx. Posteriormente en los años 60 Louis Althusser arremete contra este marxismo humanista, ideológico, carente a su entender de rigor científico y alejado de una auténtica concepción materialista de la historia.

Sin duda, sólo en un sentido muy amplio puede afirmarse que estos intelectuales fueran marxistas, pero lo cierto es que durante mucho tiempo se alinearon claramente con el bloque comunista y actuaron de hecho como arietes intelectuales de la izquierda y como disolventes de la cultura burguesa, configurándose como auténticos referentes de la cultura de izquierdas.

Superando los debates ideológicos, si nos situamos en la dura realidad, los comunistas europeos occidentales de los años sesenta tenían que explicar por qué las economías y los regímenes capitalistas, los estados de bienestar europeo, no sucumbían a las contradicciones internas. ¿Por qué las clases trabajadoras no se mostraban lo suficientemente humilladas por las disparidades sociales, y no promovían por la fuerza un cambio en esta situación? ¿Y por qué en la mayoría de la población no existía la percepción de que sus condiciones materiales se estaban deteriorando y de que irían a peor si no se producía una revolución socialista?

Las razones de esta deficiencia de la conciencia revolucionaria son de sobra conocidas. Hasta que se produce la crisis del petróleo de 1.973 el PIB de Francia se incrementa anualmente en al menos un 5% y sucede algo parecido en Alemania e Italia. Las diferencias salariales se reducen, aumenta el sector público y se crean las bases de la sociedad del bienestar.

Todo ello significa que las contradicciones sociales internas, que supuestamente iban a traer la revolución, se hacían cada vez menos evidentes. Además era difícil presentar a los modernos estados de bienestar europeos, con amplios sectores públicos e industrias nacionalizadas como los modelos de libre mercado que los marxistas pudieron llegar a describir como de capitalismo puro.

Pero el marxismo en sus múltiples variantes ha demostrado a lo largo de la historia una enorme fecundidad para encontrar nuevas reinterpretaciones, fervorosamente seguidas por sus elites y militantes, pese a los retos tozudos de la realidad. Le bastó con recuperar y actualizar el concepto de “imperialismo” como fase final del capitalismo que ya Lenin había desarrollado antes de la Primera Guerra Mundial. Se planteó pues, un nuevo objetivo: la cruzada contra el imperialismo, en la que confluyen el antiamericanismo, con la oposición al alineamiento de Europa del lado americano en la Guerra Fría, y la lucha contra la explotación capitalista del tercer mundo, con la emergencia de nuevos caudillos populares como Fidel Castro o el “Che” Guevara, convertidos en iconos revolucionarios.

Con ello, no lo olvidemos, se desviaba la atención de la tremenda represión de los países comunistas.

2. El Neomarxismo

Ciertamente, ante los datos que ofrecía la realidad europeo-occidental y la propia evolución de los países comunistas, se había tornado difícil defender un marxismo-leninismo ortodoxo, o al menos una versión creíble del materialismo economicista. El nuevo enfoque antiimperialista podría ser un buen recurso, pero plantear, a mediados de los años 60, que Francia, Italia o Alemania occidental, se encaminaban hacía una Revolución obrera a causa de la miseria de las masas, suponía un desafío intelectual insuperable a la credibilidad.

En un plano teórico, el proyecto socialista ya había sufrido un duro revés en la década de los años 30 cuando el economista austriaco Von Mises explicó que un sistema de mercado donde los precios pueden servir de indicadores de la demanda funciona de manera más eficiente que otros sistemas, resultando un tipo de economía óptimo para la satisfacción de necesidades agregadas.

Este contexto, con el desafío que planteaba a los marxistas, explica en gran medida la nueva dirección que emprende el neomarxismo, como forma de pensamiento que se nutre de Marx de una forma crecientemente selectiva.

Los neomarxistas, que se identifican como “marxistas cualificados” no aceptan la totalidad de las teorías históricas de Marx, si no que mantenían la oposición entre el socialismo y el capitalismo como una postura moral.

Debilitadas las bases económicas de la teoría marxista, los socialistas iban a construir su edificio conceptual sobre la noción de “alienación” de Marx, tomada de sus escritos más precoces. Iban a destacar las pretendidas o verdaderas desigualdades en los sistemas de mercado para probar que los socialistas jerarquizaban las bases humanísticas. Su proceso de argumentación, por lo tanto, podía prescindir de un estricto análisis materialista y centrarse así en la religión, la moral y la estética.

Uno de los conceptos fundamentales de las diversas corrientes neomarxistas, como luego veremos, es la identificación del socialismo con el estadio más avanzado de la conciencia humana, bien que para que ello sea posible resulta necesario un cambio revolucionario, no tanto en las estructuras económicas como en la mentalidad social, aunque este concepto puede tener enfoques diversos. Con lo que, paradójicamente se viene a invertir el clásico esquema marxista, al afirmar el predominio de lo superestructural (pensamiento, religión, conciencia, arte) sobre las condiciones materiales y los medios de producción.

En este recorrido es necesario recordar la figura de Antonio Gramsci, y su “filosofía de la praxis”, que según escribe en sus “Cuadernos de la cárcel”, es la coronación de todo el movimiento intelectual y moral que arranca del Renacimiento que realizaría el nexo definitivo entre la Reforma protestante y la Revolución francesa. La tarea del comunismo para Gramsci es llevar al pueblo el secularismo integral, rebasando la limitación de las élites intelectuales, y disolviendo el arraigo social y la importancia que en la creación de lo que él denominaba “sentido común” tenía aún el catolicismo. Al fin y al cabo para él, nadie ha mostrado mayor eficacia que la Iglesia Católica para crear un sentido común amalgamando en su seno tanto al pueblo analfabeto como a una élite intelectual propia. No olvidemos que Gramsci escribe en los años 30, pero que su obra es recuperada en los 60.

Para hacerse con la “sociedad civil”, otro concepto gramsciano, esa amalgama de ideas, creencias, actitudes, aspiraciones, que configuran el pensamiento hegemónico, o de situarse ante la vida una sociedad, ha de conquistarse la cultura para el marxismo, ha de organizarse la cultura por medio de la captación de sus agentes, los intelectuales.

En el marxismo originario el final de la religión es el resultado del advenimiento de la sociedad sin clases. En el gramscismo, en cambio, la extinción de la religión es más bien la condición de la revolución. La destrucción de la religión no debe buscarse por medio de una propaganda atea directa, sino a través de una pedagogía historicista que convenza a los jóvenes de que la metafísica pertenece a un pasado irrevocablemente transcurrido. En el plano social, este ateísmo actúa mediante una simple eliminación del hecho del problema de Dios, realizada, según las palabras del propio Gramsci, por una “completa laicización de toda la vida y de todas las relaciones y costumbres”, esto es, a través de una absoluta secularización de la vida social, que permitirá a la “praxis” comunista extirpar en profundidad las raíces sociales de la religión (1)

3. La Escuela de Frankfurt (Horkheimer, Adorno, Marcuse)

En 1.923, en la Universidad de Frankfurt, se funda el Instituto de Estudios Sociales, que desde 1.931 es dirigido por Max Horkheimer, y en la que van a colaborar Theodor Adorno, Herbert Marcuse, Erich Fromm y Walter Benjamín, entre los más destacados, todos ellos procedentes de la mediana y gran burguesía judía alemana. En 1.933 con la subida de Hitler al poder el Instituto queda disuelto y sus miembros toman el camino del exilio, para recalar finalmente en Estados Unidos desde 1.936, en la Universidad de Columbia. Su influencia alcanza su apogeo en la Alemania de postguerra, donde las corrientes de pensamiento han de definirse en relación con ella. Representa la forma de neomarxismo con una elaboración más sistemática.

La tarea que sus miembros se habían auto asignado era la de modular una teoría marxista de la conciencia que combinara la psicología profunda con una crítica radical de la racionalidad. Para Marx la única causa de la alienación era la explotación económica y social, pero la escuela de Frankfurt va más lejos. Negando que una sociedad totalitaria sea necesariamente dictatorial, pretende demostrar que la sociedad liberal segrega una forma más sutil de alienación. La crítica de la alienación se extiende así a todos los sectores antropológicos con la esperanza de alumbrar una teoría más satisfactoria del movimiento histórico.

Desde esta clave de análisis, su visión de la organización capitalista enfatizaba que ésta representaba una fuente creciente de angustia para el individuo. Con independencia de la pretensión liberadora del individuo, sostienen que persisten en su conciencia las cicatrices fruto de la lógica capitalista, porque al quedar los recursos estéticos e intelectuales constreñidos por una situación inhumana, la única consecuencia es una profunda y creciente alienación y la proliferación de las patologías mentales. En sus manifestaciones más extremas llegarán a una crítica radical, sosteniendo el “carácter necesariamente represivo y alienante de toda institución”, y por ende que ”toda sociedad es necesariamente represora”, o que el propio proletariado ya no es una clase privilegiada pues está alienado por la creencia en que los problemas sociales serán resueltos por la superabundancia de bienes.

Una de sus elaboraciones más importantes y significativas es la de los estudios sobre la autoridad y la familia, que representa un intento sistemático pero sectario de identificar las raíces psicológicas de la mentalidad autoritaria y pro-fascista. Esta búsqueda tenía una finalidad terapéutica, ya que se trataba de aislar el prejuicio, las actitudes y las personalidades peligrosas que explicarían la génesis de los fascismos. Esto representó una verdadera obsesión enfermiza para estos intelectuales, cuyo origen se encuentra en la creencia de que existe un desorden emocional inherente al capitalismo tardío, a pesar de la extensión del bienestar y de su intento de gestionar las crisis económicas asegurando un mínimo nivel de vida de forma generalizada.

Como decimos estas investigaciones no tenían una pretensión exclusivamente académica, dado que instan de forma enérgica a los políticos y a los funcionarios estatales a encarar y aplicar las medidas correctoras necesarias para extirpar socialmente las formas latentes del antisemitismo, el fascismo, las “actitudes seudo democráticas”, las “aberraciones” de la derecha o los prejuicios raciales, lo cual está en la base de la ingeniería social de la izquierda y de su pretensión de configurar personalidades sanas y “no prejuiciosas”.

Sin duda, es discutible que estas posiciones puedan considerase marxistas, aunque sus adeptos se consideraron a sí mismos como discípulos revolucionarios de Marx. En este sentido siempre mantuvieron un vínculo con elementos materialistas y destacaron los factores socioeconómicos subyacentes a las conductas neuróticas. Por ejemplo, Horkheimer afirmaba que la crisis familiar se ha producido a causa de los efectos destructivos del capitalismo tardío. A su entender, en esta fase histórica, las mujeres quedaban despojadas de las parcelas de libertad que disfrutaron en la casa durante el auge de la sociedad burguesa liberal, para quedar sometidas simultáneamente al dominio masculino, al del aparato productivo y al del Estado opresor. Educaron a sus hijos de un modo sadomasoquista y la absorción de este modelo de conducta reforzó el papel represivo del Estado. En suma, la falta de alternativas humanas socialistas a tal desorden trajo como resultado que la familia pasara a ser un caldo de cultivo de trastornos psíquicos.

Herbert Marcuse, sin duda el autor más vulgar y popularizado de esta corriente, en su mezcolanza de Marx y Freud, propone una nueva revolución que, después de socializar los medios de producción, avanzase hacia la completa liberación sexual para permitir una liberación auténtica de la existencia. Los tópicos freudianos son así socializados, hacía una utopía en la que desaparece la represión y nace la mayor creatividad. Una liberación estética y sexual, ligada a una transformación del cuerpo que “debe convertirse en instrumento de placer, en lugar de ser un instrumento de trabajo alienado”.

Un aspecto muy destacado de esta corriente ideológica es el concepto de “antifascismo”, por cuanto es la destilación final de su búsqueda del antídoto moral y cultural a la raíz del mal, tal como indicábamos anteriormente. Estos intelectuales, y particularmente Adorno, se caracterizaron por un anti-anticomunismo que llevó aparejada una indiferencia generalizada hacia las embestidas comunistas a la libertad personal y social, que ya eran clamorosas a mediados de los sesenta. La razón de esta actitud es evidente, dentro del esquema mental descrito, ya que para ellos las actitudes anticomunistas eran la prueba palpable de los residuos fascistas existentes en quienes las manifestaban.

Multiplicando las acusaciones de “fascismo potencial”, Adorno ataca prácticamente a toda institución: toda jerarquía está basada sobre la arrogancia y sobre la sumisión, la familia es “una fábrica de ideología reaccionaria”, el padre, “un ser superior con el cual el niño está obligado a identificarse de un modo masoquista”. Erich Fromm, que ya había señalado “el vínculo destructivo entre el cristianismo y la personalidad autoritaria”, denuncia igualmente el patriarcado mientras ensalza “el sentido de la libertad y de la igualdad presentes en la estructura matriarcal”.

Los teóricos de la Escuela de Frankfurt elaboraron una definición de “fascismo” que retóricamente podría aplicarse a cualquier cosa que se considere como retrograda o insensible. Probablemente este no ha sido su único logro conceptual, pero, como veremos, ha sido el más significativo desde el punto de vista histórico.

Estos intelectuales han sido calificados de “bolcheviques culturales”, y sin duda, alteraron profundamente el clima de opinión en Europa orientando el centro cultural hacia la izquierda, pero sin afectar al capitalismo ni promover un cambio revolucionario en la propiedad de los medios de producción. Representan la metamorfosis o transposición del materialismo revolucionario a un contexto cultural radical, en el que lo que queda es el resentimiento y el odio a la sociedad burguesa considerada como sinónimo de fascista, con el añadido de un elemento inquietante que habrá de tener consecuencias ulteriores en los planteamientos de la izquierda: el componente pedagógico o reeducativo, recordemos lo dicho acerca del prejuicio y la mentalidad autoritaria, que opera como uno de los motores fundamentales de la ingeniería social de la izquierda actual.

Como se ha dicho con acierto, “la razón dialéctica propuesta por la escuela de Frankfurt es una razón que no cesa de negar. Busca lo contrario, después lo contrario de lo contrario, y al final lo contrario de todo: segrega el eterno no. En este sistema, la conciencia misma, deviene negación, negación de todas las mediaciones que se interponen entre el individuo y lo total. Un pensamiento tal, que únicamente pretende la disección critica de lo real por un incesante zumbido, no puede jamás construir. Pero posee un inmenso poder de subversión” (2).

En definitiva, los teóricos frankfurtianos, desde la cima de los elegidos con sus retorcidos análisis, siempre cautos ante todo tipo de acción, proporcionaron los temas y los instrumentos de la izquierda postmarxista.

Su obra apuntaba ya hacía una izquierda lejos del proletariado, una izquierda que pudiera reunir a sectores con estilos de vida no tradicionales.

4. La izquierda posmarxista

En los años 80 están ya sentadas las bases para el ascenso de la izquierda posmarxista. Se ha producido un cambio social, económico y demográfico de gran envergadura. Los países occidentales se orientaban hacía economías de servicios y cambian los perfiles ocupacionales y sociológicos de la antaño considerada clase obrera. Los trabajadores ya no se identifican como clase con la misma fuerza que lo habían hecho antes ya que sus modos de vida y sus entornos sociales se encontraban en vías de extinción.

Los amplios distritos electorales que habían votado por los partidos comunistas se van reduciendo rápidamente, y, aún más, el voto se desplaza hacia la derecha nacionalista en un proceso de creciente descontento con la inmigración, considerada como responsable del aumento de la inseguridad, la violencia y de la reducción de los salarios.

Todo ello se vio acelerado por la caída de la Unión Soviética y de los regímenes comunistas del Este europeo en 1.989, aunque la afiliación a los partidos comunistas ya había mermado significativamente en los inicios de la década. Finalmente las transformaciones económicas y demográficas habían determinado que las confrontaciones sociales en las que se basaba el comunismo fuesen un hecho del pasado.

En este duro contexto se va a producir un cambio muy importante en la hegemonía de la izquierda con el declive, parece que definitivo de los partidos comunistas. Los socialistas se adaptaron mejor al cambio de escenario y entendieron claramente que su futuro político estaba ligado a una clase profesional en ascenso que había dejado de lado los valores cristiano- burgueses, y por otro lado, a la creciente población inmigrante.

Por otra parte, quizás en un intento de buscar una continuidad simbólica, los partidos socialistas se han cuidado mucho de no provocar a los comunistas y han procurado identificarse con ciertos elementos de su idiosincrasia. A este respecto resulta reveladora su voluntad de no admitir la magnitud de los errores y crímenes del comunismo, y en ello hay, sin duda, otro factor de continuidad con los frankfurtianos. Su actitud es atribuir las críticas al comunismo a motivos abyectos pues quienes toman conciencia de los crímenes comunistas intentarían desviar la atención de las atrocidades cometidas por la derecha, y especialmente el Holocausto, luego incurrirían en “fascismo”, el gran mal, merecerían la “reeducación”, y su discurso no podría ser planteado en la buena sociedad.

Esta “nueva” izquierda se modula en una lucha constante contra el “fascismo” y en la promoción permanente de la agitación cultural desde las grandes plataformas mediáticas y culturales de lo políticamente correcto, en las que se elaboran las agendas culturales y se ensalzan o se proscriben los libros, los autores y los temas de interés, y que finalmente van introduciéndose, en un proceso incontenible y devastador, en los grandes medios y en las expresiones de la cultura popular, la televisión, la música, la literatura o el cine.

Así, por ejemplo, desde finales de los años setenta en Francia, y antes en los USA, se ha librado una batalla por la aceptación legal y social de los estilos de vida homosexuales e incluso de la pederastia. En junio de 1.999 el diario francés Liberation presentaba la guerra contra la homofobia como un punto esencial de la lucha de la izquierda contra el fascismo: “La homofobia, heredera de la mala bestia nacida del racismo, requiere una permanente actitud vigilante por nuestra parte”, y continuos esfuerzos, “no solamente en la batalla por la ampliación de derechos, sino también en el ámbito de las emociones humanas”. Hay que entender que se pretendería incidir precisamente en dichas emociones, para lo cual no hay mejor recurso, en el mundo actual, que esos medios de la cultura “pop”.

Quizás la última manifestación de este proceso que estamos recorriendo sea la llamada “ideología de género”, en la que viene a confluir el feminismo radical, otro de los temas de la agenda progresista, con el marxismo. Ya Engels sentó las bases de la unión entre marxismo y feminismo en “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, escrito en 1.884, en el que afirma: “El primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el masculino”.

Citábamos antes a Marcuse, y su utopía sexual, pero recordemos también a otra vieja conocida, Simonne de Beauvoir que anunció ya en 1.949 su conocido aforismo: “¡No naces mujer, te hacen mujer!”, más tarde completado por la lógica conclusión. “¡No se nace varón, te hacen varón!”.

La ideología de género es un feminismo radical surgido hacia fines de los 60, que rompe con el anterior movimiento feminista de paridad (que creía en la igualdad legal y moral de los sexos), para exigir el derecho a determinar la propia identidad sexual, y así llegar a una sociedad sin clases de sexo. Tuvo una fuerte presencia en la polémica Cumbre de Pekín, la IV Conferencia Mundial de la ONU sobre la Mujer, realizada en septiembre de 1995.

Las feministas de género denuncian la urgencia de deconstruir los roles socialmente construidos del hombre y de la mujer, porque esta socialización –dicen– afecta a la mujer negativa e injustamente. Una de sus teóricas, Judith Butler, afirma: “Al teorizar que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras. En consecuencia, varón y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino.” La heterosexualidad no significaría más que uno de los casos posibles de práctica sexual. Ni siquiera sería preferible para la procreación, y en último extremo las técnicas actuales hacen posible la completa disociación entre sexualidad y procreación, maternidad/paternidad y filiación. Y como la identidad genérica podría adaptarse indefinidamente a nuevos y diferentes propósitos, correspondería a cada individuo elegir libremente el tipo de género al que le gustaría pertenecer, en las diversas situaciones y etapas de su vida.

Ni que decir tiene que el objetivo de esa desconstrucción es la familia y el matrimonio, y lo corroboramos con esta cita que se comenta por si sola de la feminista Shulamith Firestone, en su libro “La dialéctica del sexo”: “El colapso de la revolución comunista en Rusia se debió al fracaso en destruir la familia, que es la verdadera causa de la opresión sicológica, económica y política. `Mamá´ es una institución sin la cual el sistema se destruiría. Entonces ´Mamá´ debe ser destruida para ser sustituida por una feminista socialista que acabaría con la explotación capitalista”.

Hay, por último, un elemento novedoso y que merece ser cuando menos anotado, en esta nueva izquierda, y se refiere a su posición respecto a los Estados Unidos, por cuanto son identificables muchas afinidades con los ideales americanos e incluso con el capitalismo. El viejo antiamericanismo de los 60 se ha difuminado y en Francia, por ejemplo, hay un sentimiento proamericano muy fuerte entre amplios sectores de intelectuales de la izquierda, que aplican de forma rutinaria el rotulo de “extremismo de derecha” a toda crítica al imperialismo americano. Es significativo que Estados Unidos reciba alabanzas por haber destruido la vieja Europa por medio de la exportación de un nuevo modelo económico y social.

Finalmente el ejemplo americano ha contribuido a la tarea de la integración europea como proceso diseñado para construir un continente pluralista, secular y socialdemócrata. Perdido todo interés en las redistribuciones económicas y en la nacionalización de la producción se percibe como necesario un compromiso con el capitalismo y con la globalización económica con sus posibilidades ilimitadas, lo cual no es incompatible, ni mucho menos, con la agenda ideológica y cultural de esta nueva izquierda.

5. Resumen: los factores decisivos y una nota final

Por tanto, después de este recorrido podemos entender la transformación producida en el seno de la izquierda desde la crisis del comunismo, a través de cuatro grandes factores o claves:

1. Sustitución del sujeto histórico: del proletariado a la burguesía con mala conciencia.

2. Mutación de sus objetivos: de la justicia social y la redistribución material a los nuevos estilos de vida “liberada”, y en el límite a la desconstrucción de la naturaleza humana a través de sus instituciones básicas.

3. Metamorfosis de su instrumento intelectual: de la ideología científica, en su versión de materialismo histórico o de economicismo cientifista, a un Nuevo Moralismo.
4. Modificación de su desideratum o aspiración última: del Comunismo en su forma de revolución proletaria y finalidad distributiva, al cambio cultural y finalmente antropológico.

Llegados a este punto no me resisto a transcribir unas palabras esclarecedoras del filósofo italiano Augusto del Noce, escritas en el ya lejano y evocador 1.989, y que a mi modo de ver aportan un matiz interesante al tema de nuestro análisis. La trayectoria de esta mentalidad sirve de fondo interpretativo del desarrollo reciente de la sociedad occidental y la explosión de la Contestación en 1.968 es un momento significativo para comprender tal desarrollo. Augusto del Noce la calificó como la última revolución burguesa, en tanto que marca el paso desde el viejo estadio burgués a una nueva etapa. En ese proceso, nos dice el filósofo italiano, “el marxismo ha encarnado la cultura del paso desde la sociedad cristiano-burguesa, a la sociedad burguesa pura. Incluso se podría decir que ha encarnado la transición hacia lo peor, en el sentido de que gracias a él la sociedad burguesa ha perdido todo el sentido moral y religioso que le quedaba, liberándose de todas las ¨escorias¨ que todavía la unían a la sociedad tradicional, y presentándose así como materialismo y laicismo acabados. Occidente ha realizado todo lo que prometía el marxismo, salvo la esperanza mesiánica” (3)

Sin duda, es un enfoque abierto a reflexiones interesantes.

III.- La izquierda postmarxista como una forma de religión política

En primer lugar, cabe preguntarnos por qué hablamos de Religión Política. Hay algunos antecedentes reveladores en el amplio universo del marxismo.

El filósofo marxista alemán Ernst Bloch, coetáneo de la Escuela de Frankfurt y amigo de Adorno, desarrolla los elementos utópicos del marxismo. En una de sus obras, titulada “El Principio de esperanza”, hace el inventario de los mitos mesiánicos que podrían aportar al marxismo su “fundamento teológico”. Apelando a la energía utópica, considera la teoría marxista como un nuevo profetismo. “Es necesario considerar –escribe- el camino del socialismo marchando de la ciencia a la utopía, y no solamente de la utopía a la ciencia”. En su obra “Ateismo en el cristianismo” afirma que “el hombre es el dios del cristianismo”.

Resulta curioso y revelador también que una de las obras de este filósofo esté dedicada al antiluterano Thomas Münzer, el fundador de la secta de los anabaptistas, que ya en el siglo XVI había profetizado el advenimiento de un milenio igualitario y comunista.

De lo que se trata, en definitiva, es de la correspondencia entre el proyecto de esta nueva izquierda como aspiración redentora en el proceso hacía un final de la historia que culmina en un mito de “liberación”, a través de un cambio profundo en la naturaleza del hombre. Veamos algunos de sus elementos.

Hay una persistente nostalgia del comunismo, que transciende su propio fracaso histórico, y que se basa en la creencia arraigada de que “en el centro del comunismo está el amor a la humanidad”, y de que ha representado una valiosa experiencia de aprendizaje humanitario. En el trasfondo, más o menos atenuado, sigue presente como punto de referencia un dios comunista, que acoge a los mártires en la cruzada contra el fascismo.

Hay también, y de manera muy acusada, un dualismo moral simplista, que excluye una comprensión completa de la realidad. Las convicciones previas moldean y condicionan la percepción de la realidad. Así se exagera la malevolencia de los adversarios políticos y una nueva expresión, no menos virulenta de rencor, ha sustituido al viejo rencor igualitario y de clase.

Hay una obsesión retórica con los peligros fascistas, porque el antifascismo actual aporta el criterio esencial que nos permite distinguir el Bien del Mal. Es necesario estar constantemente al acecho para extirpar, antes de que sea tarde, las amenazas. La izquierda poseería una pureza de intenciones que se demuestra continuamente en el combate incesante contra lo impuro. Esta autoconciencia de la pureza moral crea su propia cultura cívica aliada con sectores importantes de la judicatura y de la Administración Pública.

Otro elemento que no podemos dejar de destacar es la peculiar tolerancia que se promueve en el terreno multicultural, por cuanto más que basarse, no ya en valores cristianos como la caridad, ni siquiera en la más convencional cortesía, encuentra su fundamento en un profundo autorrechazo ancestral.

En este punto podemos observar la traducción a la política de un culto de la culpa cultural cuya introspección condiciona gravemente la percepción de la realidad y de la historia. Así las grandes migraciones que estamos viviendo constituyen la gran oportunidad para una reconstrucción de los viejos países europeos y de la que se espera y se desea “un cambio inagotable en las costumbres, una imparable hibridación y una transformación étnica total”. Son palabras de Humberto Eco.

En último extremo, “bienvenido sea el caos”, piensan todos aquellos que como la escritora norteamericana Susan Sontang han hecho suya la afirmación de que Occidente es el “cáncer de la humanidad”. Y por ello desean frenéticamente una repoblación de Occidente con inmigrantes no occidentales, con independencia de que muchos de ellos evidencien actitudes inequívocamente hostiles y ningún deseo de integración.

Todo ello configura una especie de rito de conversión, una particular metanoia, de la experiencia del pecador arrepentido que se convierte y que ya queda, purificado, a la espera del auténtico fin de la historia en este nuevo paraíso.

Los aspectos heroicos de las viejas religiones políticas del siglo XX han desaparecido por completo, las férreas tiranías en que se desplegaron son felizmente cosa del pasado, y sin embargo, esta nueva religión política también tiene su aspiración redentora encaminada a esa perfección de la historia y a ese “estadio avanzado de evolución de la conciencia humana” que se arroga la izquierda, y para lo cual, ya no son necesarias groseras coacciones o la brutal represión, sino que se extiende con un despotismo blando pero implacable porque ha conquistado la mentalidad social.

IV.- Conclusiones y perspectivas

Podemos decir que todo este proceso ha sido impulsado por una elite rebelde operando en un contexto histórico excepcional, caracterizado no lo olvidemos por el enorme impacto emocional de las guerras mundiales en la conciencia del hombre occidental, y utilizando como herramienta intelectual la cultura marxista en sus variadas expresiones, para configurar una nueva moralidad, una nueva pretensión de sentido y un nuevo proyecto humano.

Mantiene un vínculo con las utopías liberadoras de antaño y adquiere las formas de una nueva religión política, sin coerción física ni liderazgos heroicos, pero que va decantándose en un totalitarismo blando aunque, por ello mismo, extraordinariamente eficaz por cuanto oculta los verdaderos mecanismos de su asimilación.

Ha parasitado símbolos judeo-cristianos, pero viene equipada con sus propios mitos de transformación.

Esta elite ha triunfado políticamente y cuenta con respaldos decisivos en los medios de comunicación, la judicatura y la Administración, cuya acción conjunta ha ido desplazando los objetivos políticos desde la provisión de servicios sociales hasta la promoción y el respaldo de nuevos estilos de vida.

Lo que guía a esta izquierda no es meramente el desagrado por la sociedad burguesa, mezclado con fantasías eróticas, sino una profunda dedicación a la transformación histórica y cultural.

La pretensión moral que la anima conduce necesariamente a una intervención educativa, contemplada en términos de reeducación en la tolerancia, como valor instrumental para la eliminación pública de las éticas de raíz religiosa, constreñidas a un ámbito meramente privado y sin legitimidad por tanto para intervenir en el debate social y político, y, en última instancia, en la evolución de nuestra sociedad.

En la particular circunstancia española todo ello se configura en una batalla de cariz religioso, recrudecida ahora por cuanto los nuevos clérigos progresistas estaban convencidos de la mutación del catolicismo español en una versión peculiar, secularizada y amable de un moralismo de los “valores comunes”, que hubiera abonado el terreno para su cosecha cultural. La reacción les sorprende y les excita.

¿Qué hacer?

Mi tarea era aportar un diagnostico crítico, y aquí os dejo mis reflexiones. Si la primera condición para actuar es entender lo que pasa y lo que nos pasa, aquí está mi aportación.

Se han transformado las conciencias y se ha alterado la moralidad social de tal modo que revertir una situación como la descrita requiere de enormes recursos morales, intelectuales, también políticos, y en suma, de comunicación porque la mentalidad social es la que condiciona las mayorías políticas, como bien comprendió hace tiempo el izquierdismo europeo. La mayoría ideológica es más importante que la mayoría parlamentaria, ya que la primera siempre anuncia la segunda, en tanto la segunda, sin la primera, está llamada a derrumbarse. Elemental lección que todavía no ha aprendido la derecha española.

Con este enfoque, se pueden apuntar algunas posibilidades y algunas condiciones para la acción, porque se trata, en todo caso, de una labor a largo plazo.

_ La necesidad de lo simbólico porque hay que actuar en el campo de las mentalidades, y por tanto utilizar los recursos y medios de la cultura popular.

_ La necesidad de la agitación porque hay que mantener unos equipos entrenados en el combate cultural y a la posible base social movilizada.

_ La importancia de intervenir en el mundo educativo porque hay que interferir en los proyectos reeducadores, a la vez que promover la superación del actual sistema educativo.

_ La recuperación de la razón en la línea de lo expuesto por Joseph Ratzinger. Europa vive una crisis religiosa porque vive una crisis intelectual sin precedentes. “El cristianismo debe recordarse siempre que es la religión del Logos. Esto es, fe en el Creator Spiritus, en el Espíritu Creador, del cual proviene todo lo real. Precisamente esta debería ser hoy su fuerza filosófica, pues el problema es si el mundo viene de lo irracional, y la razón no es por tanto otra cosa que un “subproducto”, quizás más dañoso, de su desarrollo, o si el mundo proviene de la razón, y ella sea por tanto su criterio y su meta. La Fe cristiana va por esta segunda tesis, teniendo así, desde el punto de vista puramente filosófico, buenas cartas que jugar, no obstante sea la primera tesis considerada hoy por tantos la única “racional” y moderna.

Pero una razón que sale de lo irracional, no constituye una solución a nuestros problemas. Solo la razón creadora, y que en el Dios crucificado se ha manifestado como amor, puede verdaderamente mostrarnos el camino” (4)

Como hemos ido narrando la matriz intelectual y filosófica de todo este proceso se localiza en los denominados “maestros de la sospecha”, fundadores del discurso que finalmente ha desembocado en este nuevo moralismo del que venimos hablando. Este discurso arranca de considerar la conciencia humana como falseada, bien por intereses económicos en Marx, bien por la represión del inconsciente que esconde el deseo de placer en Freud, y acaba en utopías totalitarias. Por ello ¿no es hora ya de sospechar de la sospecha?, de recuperar el sentido, de enfrentar ya la contradicción entre esa pretensión liberadora y su terrible consecuencia: el nihilismo de una humanidad que no se soporta.

_ Creo finalmente, como señala Máximo Borghesi, que en nuestro siglo XXI el humanismo caminará de la mano del cristianismo o perecerá a manos de la religión civil, ese nuevo moralismo del que he venido hablando, o del salvajismo yihadista. (5)

Como en los tiempos más oscuros de la historia europea, el saber y la razón filosófica parecen destinados a sobrevivir tras los muros de los monasterios, sean estos cuales sean.

Pero todo esto es materia para otro empeño que habrá que desarrollar.
·- ·-· -······-·
José Luis Sáiz Calabria


Notas
(1) Roberto de Mattei. “¿Una Europa gramsciana?”. Revista Debate Actual, nº 5, noviembre de 2007. Ediciones CEU.
(2) Alain de Benoist. “Vu de Droite: antología crítica de las ideas contemporáneas”. 1977.
(3) Augusto del Noce. Prefacio al libro de Marcello Venezianai “Processo a L´Occidente. La sociedad global y sus enemigos”. 1990.
(4) Joseph Ratzinger, Card. “Europa en la crisis de las culturas. Reflexiones sobre culturas que hoy se contraponen”. Subiaco, 1 de abril de 2005.
(5) Massimo Borghesi. “Secularización y nihilismo. Cristianismo y Cultura contemporánea. Ediciones Encuentro, 2007.

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