No Contristar al Espíritu Santo
"Se puede contristar también al Espíritu Santo, y esto es lo que así mismo debemos evitar con el mayor cuidado, como nos lo amonesta el Apóstol diciendo: "No contristéis al Espíritu Santo, con el cual estáis sellados" (Ef. 4, 30; 1 Tes. 5, 19). Pero si el Espíritu Santo goza de una felicidad eterna e inmutable, ¿de qué manera podemos nosotros contristarle?
"El Espíritu Santo no puede ser contristado en sí mismo y en su propia substancia, dice San Agustín, sino en los Santos, en quienes habita por la caridad: y así se le contrista de alguna manera, cuando se les contrista a estos; y a estos les contristamos con nuestros pecados, pues la caridad que les comunica el Espíritu Santo, les hace sensibles a nuestros bienes y males". (Lib. 4 de Genes, ad litt. 18)
Evitemos, pues, todo motivo, toda ocasión de tristeza a nuestros hermanos, y temamos contristar al Espíritu Santo.
Procuremos, en fin, no extinguir a este Espíritu Divino: porque verdaderamente le extinguimos cuanto está de nuestra parte, cuando apagamos su caridad en nosotros mismos, o en el corazón de nuestros próximos: "Así como por santo que sea el nombre de Dios, le deshonramos cuanto está de nuestra parte, faltando al respeto que le es debido, o exponiéndole a ser blasfemado por los infieles; y por santos que sean los Sacramentos, y por independíente que sea su santidad de las disposiciones personales de los que los administran o reciben, se les profana cuanto está de parte nuestra, si se les administra, o recibe indignamente", como dice San Agustín (Cont. Parmen. 2, 30)
Alimentemos, pues, este sagrado fuego en nuestro corazón, y en el de nuestro prójimo, para que no se debilite ni apague:
"Conservemos la unidad de un mismo espíritu por el lazo de la paz" (Ef. 4, 3);
y ésta será una segura prueba de que el Espíritu Santo habita en nosotros, y conservamos su plenitud".
P. Plácido Rico Frontaura O.S.B., "Explicación Catecismo Romano", 1796
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