Me gustaría continuar mi diálogo con Masiá. Pero hoy tocando temas más serios. Masiá criticaba los vídeos sobre exorcismos que existen en Youtube. Le doy la razón. Pero justo es clarificar que esos vídeos no son de sacerdotes católicos. Los poquísimos que hay de sacerdotes de la Iglesia, son aquellos que les han puesto una cámara oculta, afortunadamente muy pocos. Si revisamos todo youtube, encontraremos alguna excepción. Yo encontré una. Pero, afortunadamente éste es un tema en el que mi querido Masiá poco puede criticar.
A mí en el 2002 me pusieron una cámara oculta. Y puse una demanda judicial a causa de ello, porque yo nunca di permiso para esa grabación. Pero aprovecho la ocasion para decir algo más. Y lo digo porque puede servir para exorcistas que estén empezando su ministerio. Con el tiempo, me he convencido plenamente de que la aparición de los exorcistas en los medios de comunicación suele dar muy mal resultado. Con excepciones, por supuesto. El caso del Padre Amorth es un ejemplo de sacerdote que ha conjugado bien su ministerio con la aparición en los medios. Pero por un caso que sale bien, muchos otros no.
A mí me ha salvado la obediencia. Sin ella, es posible que me hubiera descarriado. Y aunque nunca desobedecí ninguna indicación de mis obispos, me duele las cuatro veces que actué con cierta independencia hace ya un decenio. Esas acciones no consultadas, bien lo sabe Dios, me remuerden. Todo salió bien porque actué con buena fe. Pero objetivamente fueron errores. Y sinceramente lo repito, su recuerdo me remuerde.
Ahora estoy seguro, íntimamente convencido, de que la mano de mis distintos obispos fue la mano de Dios que me guió, incluso aunque en esos momentos yo no lo entendiera. Por eso siempre aconsejo a todos sin cansarme: sed obedientes, obedeced, someteos. Y concretamente en el tema de los medios de comunicación, sólo es grato a Dios lo que se haga dentro de lo que el sucesor de los Apóstoles en cada diócesis determine. Lo que se haga fuera, no recibirá la bendición del Altísimo. Será trabajar y esforzarse para el polvo y la nada.
Me da tanta pena, a veces, ver a algunos clérigos en la televisión. Como ese sacerdote que entró en Gran Hermano. En realidad no lo he visto, porque estoy en Italia, pero lo han contado. Qué pena entregarse a Dios, seguir a Jesús, para acabar así. Pero no seáis duros con él, muchas veces la culpa la tienen los que les han formado en una mentalidad, como se suele decir, muy abierta, progresista, moderna. Y por eso haremos bien en pensar, que en algunos culpa no hay. No le juzguéis a ese sacerdote de Gran Hermano, que quizá a él su conciencia nada le diga. Siempre debemos intentar excusar. Sólo Dios juzga. Eso sí, su superior hizo bien en suspenderle a divinis. Porque el orden objetivo debe salvaguardarse en la Iglesia.
Pero cuando veáis al más desgraciado, infeliz y descarriado de los presbíteros, pensad que incluso él lo dejó todo por seguir a Jesús, y tratad de no tener pensamientos contra la caridad. Si son culpables, ya tendrán un juicio severo. Porque eso es seguro: los sacerdotes tendremos un juicio más estricto.
A mí en el 2002 me pusieron una cámara oculta. Y puse una demanda judicial a causa de ello, porque yo nunca di permiso para esa grabación. Pero aprovecho la ocasion para decir algo más. Y lo digo porque puede servir para exorcistas que estén empezando su ministerio. Con el tiempo, me he convencido plenamente de que la aparición de los exorcistas en los medios de comunicación suele dar muy mal resultado. Con excepciones, por supuesto. El caso del Padre Amorth es un ejemplo de sacerdote que ha conjugado bien su ministerio con la aparición en los medios. Pero por un caso que sale bien, muchos otros no.
A mí me ha salvado la obediencia. Sin ella, es posible que me hubiera descarriado. Y aunque nunca desobedecí ninguna indicación de mis obispos, me duele las cuatro veces que actué con cierta independencia hace ya un decenio. Esas acciones no consultadas, bien lo sabe Dios, me remuerden. Todo salió bien porque actué con buena fe. Pero objetivamente fueron errores. Y sinceramente lo repito, su recuerdo me remuerde.
Ahora estoy seguro, íntimamente convencido, de que la mano de mis distintos obispos fue la mano de Dios que me guió, incluso aunque en esos momentos yo no lo entendiera. Por eso siempre aconsejo a todos sin cansarme: sed obedientes, obedeced, someteos. Y concretamente en el tema de los medios de comunicación, sólo es grato a Dios lo que se haga dentro de lo que el sucesor de los Apóstoles en cada diócesis determine. Lo que se haga fuera, no recibirá la bendición del Altísimo. Será trabajar y esforzarse para el polvo y la nada.
Me da tanta pena, a veces, ver a algunos clérigos en la televisión. Como ese sacerdote que entró en Gran Hermano. En realidad no lo he visto, porque estoy en Italia, pero lo han contado. Qué pena entregarse a Dios, seguir a Jesús, para acabar así. Pero no seáis duros con él, muchas veces la culpa la tienen los que les han formado en una mentalidad, como se suele decir, muy abierta, progresista, moderna. Y por eso haremos bien en pensar, que en algunos culpa no hay. No le juzguéis a ese sacerdote de Gran Hermano, que quizá a él su conciencia nada le diga. Siempre debemos intentar excusar. Sólo Dios juzga. Eso sí, su superior hizo bien en suspenderle a divinis. Porque el orden objetivo debe salvaguardarse en la Iglesia.
Pero cuando veáis al más desgraciado, infeliz y descarriado de los presbíteros, pensad que incluso él lo dejó todo por seguir a Jesús, y tratad de no tener pensamientos contra la caridad. Si son culpables, ya tendrán un juicio severo. Porque eso es seguro: los sacerdotes tendremos un juicio más estricto.
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