LO PEOR DEL ABORTO: MATAR A UN NO INOCENTE
El Diablo celebra cada vez más el MERCADO DEL ABORTO.
Con él mata varios pájaros de un tiro:
1º Roba almas que fueron pensadas y creadas por el que las formó desde el seno de su madre: "Por Ti he sido sustentado desde el vientre" (Salmo 71, 6). Pero además,
2º induce al HOMICIDIO. Tanto los padres, los doctores, los políticos, los periodistas, los opinólogos que consintieron de una manera u otra con algún aborto, con muchos o con todos; sufren la pena de estar excomulgados y en pecado mortal; del que si no se arrepienten a tiempo, irán al Infierno con NO SÓLO las penas de daño, que es el dolor de estar separado para siempre de Dios (como el que padecerán los niños nonatos que directa o indirectamente ASESINARON); sino también con las penas del fuego y del dolor tremendamente profundo y eterno del Infierno.
3º Sustenta el peor crimen: LA HEREJÍA. Recordando la sentencia infalible del Papa San Pio X en Editae Sapae: "Es un hecho cierto y bien establecido que no hay ningún otro crimen que ofenda tan gravemente a Dios ni le cause su gran Ira, como lo hace el vicio de la herejía"; deberíamos recordar la facilidad con la que el demonio, por medio de sensibilidad carnal, respeto humano, desorden doctrinal o de valores (que siempre terminan anteponiendo el hombre al Dios que merece el Primer Lugar en todo) puede arrojarnos al "infierno" en tierra de la Herejía y de la Apostasía.
Basta ver el ECUMENISMO, el SINCRETISMO y la COMMUNICATIO IN SACRIS con herejes, cismáticos e idólatras que, como prácticas enemigas de Dios y de su Iglesia, solemnemente censuradas y castigadas, afloran por doquier para hacer de una repulsión compartida una "causa" común. Pues sépase que no hay otra causa y fundamento del bien que la Verdad; y sin ésta, temerario es todo consorcio y acción conjunta.
Cuántos son los protestantes con los falsos católicos que hacen de la "SANGRE INOCENTE" que tantas veces acusa la Biblia; la traslación herética a los niños abortados.
¡Los niños abortados no se salvan! Ellos no son concebidos y engendrados inocentes. Ellos Pierden a Dios porque el Pecado Original, que sólo se lava con las Aguas del Bautismo, no les fue borrado. Quien dice lo contrario es un HEREJE. Y ser un hereje acarrea un infierno con peores castigos que el de perder sólo a Dios.
¿O diremos como Rousseau que el hombre nace bueno y la sociedad lo pervierte? ¿Caeremos en esa subversiva filosofía y en esa antigua herejía del Pelagianismo? Negar el Pecado Original es negar la Necesidad Absoluta del Bautismo, es negar la Encarnación de Cristo, es negar la Cruz Redentora y todos los tesoros que la Misericordia de Dios, con tanto amor, nos regaló a través de su Hijo Jesucristo y de su Iglesia, que es su Cuerpo.
El alma que muere sin bautismo no nace a la Vida. Pero aquel que sostiene la herejía de afirmar Inocencia (en sentido literal) en cualquier persona manchada con el Pecado Original, aún de días de gestación; se hace acreedor a un infierno mucho más terrible.
Por eso enseña la Iglesia infaliblemente:
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, sesión 11, 4 de febrero de 1442, ex cathedra: “En cuanto a los niños advierte que, por razón del peligro de muerte, que con frecuencia puede acontecerles, como quiera que no puede socorrérseles con otro remedio que con el bautismo, por el que son librados del dominio del diablo [el pecado original] y adoptados por hijos de Dios, no ha de diferirse el sagrado bautismo por espacio de cuarenta o de ochenta días o por otro tiempo según la observancia de algunos…”.
Papa Martín V, Concilio de Constanza, sesión 15, 6 de julio de 1415 – Condenando los artículos de Juan Wiclef – Proposición 6: “Los que afirman que los hijos de los fieles que mueren sin bautismo sacramental no serán salvos, son estúpidos e impertinentes por decir esto”. – Condenado
Papa San Zosimo, Concilio de Cartago, Canon sobre Pecado y Gracia, 417: “También se ha decidido, que si alguno dijese que por esta razón el Señor dijo: ‘En la casa de mi Padre hay muchas moradas’ [Juan 14, 2], que ello puede entenderse que en el reino de los cielos habrá algún lugar intermedio o cualquier otro lugar donde viven los niños benditos que partieron de esta vida sin el bautismo, sin el cual no pueden entrar en el reino de los cielos, que es la vida eterna, sea anatema”.
Papa Pablo III, Concilio de Trento, del Pecado Original, sesión V, ex cathedra: “Si alguno niega que hayan de ser bautizados los niños recién salidos del seno de su madre, aun cuando procedan de padres bautizados, o dice que son bautizados para la remisión de los pecados, pero que de Adán no contraen nada del pecado original que haya necesidad de ser expiado en el lavatorio de la regeneración para conseguir la vida eterna, de donde se sigue que la forma del bautismo para la remisión de los pecados se entiende en ellos no como verdadera, sino como falsa: sea anatema”.
Lo cual significa que el lavatorio de la regeneración, lo que es el santo sacramento del bautismo, es de absoluta necesidad para todas las almas que viven desde la promulgación del Evangelio. Quien lo niega no siente como siente la Iglesia.
Es necesario nacer por el agua para entrar en el Reino de Dios. Pero para el Segundo Nacimiento, es necesario el Primero. Es necesario NACER. Entonces lo que dijo Jesús en Jn 3, 5: "El que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios"; podría también decirse: "El que no nace (...) no puede entrar en el reino de Dios". Por eso la Iglesia siempre bendijo los vientres de las embarazadas, y hay tantas oraciones para la "Dulce Espera". He ahí la importancia del natalicio, y las tragedias de la acción diabólica y el desorden que ha causado el pecado original en el mundo, los que frustran absolutamente todos los nacimientos. Cristo murió por TODOS para salvar a MUCHOS (que son la minoría de TODOS). Cristo murió para que todos se salven, para que todos nazcan; pero si se pierden, si no nacen; es por el pecado de los padres o porque Dios en su Omniciencia evitó peores condenaciones, o por diversas adversidades que jamás son hijas de la Voluntad Divina. Dios en su infinita Misericordia, de todo mal que permite (Él no crea el mal) siempre permite justamente el mal menor: ¿Quién puede juzgar sus designios por aquellos no nacidos, más aún en estos tiempos de apostasía y de tremendas y numerosísimas condenaciones infernales? Por algo dijo del Traidor: "Más le valdría no haber nacido" (Mt 26, 24; Mc 14, 21). Pues es preferible no haber nacido que convertirse en un apóstata y un hereje.
No en vano dice el Hno Pedro Dimond OSB:
"La peor parte del aborto es el hecho de que a estos niños se les impide la entrada al cielo; no lo es el que no lleguen a vivir en este mundo pagano. Satanás se deleita en el aborto porque sabe que sin el sacramento del bautismo estas almas nunca podrán ir al cielo. Si niños abortados fuesen directamente al cielo sin el sacramento del bautismo, como muchos creen hoy, entonces Satanás no estaría detrás de los abortos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario