María Corredentora: Respuesta a 7 Objeciones Comunes   Tomado  de: MERCABA
   María Corredentora:     
Respuesta a 7 Objeciones Comunes
                   El 23 de Diciembre del 2000,  La revista New York Times publicó como artículo principal en su  sección “Artes e Ideas” sobre el movimiento Vox Populi Mariae  Mediatrici, que busca la definición papal de la Santísima Virgen  María como Corredentora, Mediadora de todas las gracias y Abogada. Este  artículo fue reimpreso de inmediato en un gran número de los principales  periódicos de USA, renovando de esta manera un debate acalorado y  bizarro en todo el país sobre el concepto de la Santísima Virgen como  “Corredentora”, tanto adentro como afuera de los círculos pensantes de  la Iglesia.
 El 23 de Diciembre del 2000,  La revista New York Times publicó como artículo principal en su  sección “Artes e Ideas” sobre el movimiento Vox Populi Mariae  Mediatrici, que busca la definición papal de la Santísima Virgen  María como Corredentora, Mediadora de todas las gracias y Abogada. Este  artículo fue reimpreso de inmediato en un gran número de los principales  periódicos de USA, renovando de esta manera un debate acalorado y  bizarro en todo el país sobre el concepto de la Santísima Virgen como  “Corredentora”, tanto adentro como afuera de los círculos pensantes de  la Iglesia.
                  Aunque diversas en sus  formulaciones, la mayoría de las objeciones a las enseñanzas de la  Iglesia Católica sobre la Santísima Virgen como “Corredentora” caen  sobre las mismas categorías básicas. Lo que aquí se presenta, es un  resumen de las objeciones comunes tomadas principalmente de las  publicaciones recientes, tanto Cristianas como seculares. Una respuesta  resumida se presenta a cada objeción.
    1ª. Objeción: El  nombrar a María “Corredentora”, la pone en un mismo nivel con  Jesucristo, el Hijo Divino de Dios, haciéndola algo como una cuarta  persona de la Trinidad, una diosa o casi divina diosa, lo cual es una  blasfemia para cualquier Cristiano verdadero.
 1ª. Objeción: El  nombrar a María “Corredentora”, la pone en un mismo nivel con  Jesucristo, el Hijo Divino de Dios, haciéndola algo como una cuarta  persona de la Trinidad, una diosa o casi divina diosa, lo cual es una  blasfemia para cualquier Cristiano verdadero.
                   El uso en la Iglesia Católica del título “Corredentora”, como está  aplicado a la Madre de Jesús, de ninguna manera pone a María en un nivel  de igualdad con Jesucristo el Divino Redentor. Hay una diferencia  infinita entre la persona divina de Jesucristo y la persona humana de  María. Más bien, la enseñanza papal ha usado el título “Corredentora”,  para referirse a la participación excepcional de la Madre de Jesús con y  supeditada a su divino hijo en la obra de la redención humana.
                   El término “corredentora” es adecuadamente traducido como “la mujer con  el redentor”, o más literalmente como “la que re-adquirió con (el  redentor)”. El prefijo “co” viene del término del Latín “cum”, que  significa “con” y no “igual a”. Corredentora por tanto, como se aplica a  María, se refiere a su cooperación excepcional con y supeditada a su  divino hijo Jesucristo, en la redención de la familia humana, como está  manifestado en la Escritura Cristiana.
                  Con el  libre y activo “fiat” de María a la invitación del Ángel Gabriel para  convertirse en la madre de Jesús, “Hágase en mí según tu palabra” (Lc  1:38), cooperó excepcionalmente con la obra de la redención al darle al  Redentor su cuerpo, el que fuera el instrumento mismo de la redención  humana. “Hemos sido santificados merced a la oblación de una vez para  siempre del cuerpo de Jesucristo” (Hb 10:10), y el cuerpo de Jesucristo  le es dado a través de la libre, activa y única cooperación de la Virgen  María. En virtud de haber dado carne a la “Palabra hecha carne” (Jn  1:14), la que en turno redimió a la humanidad, la Virgen de Nazaret  merece excepcionalmente el título de Corredentora. En las palabras de la  extinta Madre Teresa de Calcuta: “Desde luego, María es Corredentora  –le dio a Jesús su cuerpo, y su cuerpo es el que nos salvó”.1
   ________________________________
  1 Madre Teresa  de Calcuta, Entrevista Personal, Calcuta, 14 de Agosto de 1993
                   La profecía de Simeón en el templo, en el Nuevo Testamento, también  revela la sufriente y corredentiva misión de María en unión directa con  su hijo Redentor en su unificada obra de la redención[LBF1] : “Simeón les bendijo y dijo a María, su  madre: ¨Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y  para ser señal de contradicción, -¡y a ti misma una espada te atravesará  el alma!- ...” (Lc 2:34-35).
                  Pero la  culminación del rol de María como Corredentora supeditada a su divino  hijo se da al pie de la Cruz, donde el sufrimiento total del corazón de  la madre es obedientemente unido a los sufrimientos del corazón del  Hijo, en el cumplimiento del plan de redención del Padre (Cf. Ga 4:4).  Como un fruto de este sufrimiento redentor, María es dada por el  Salvador crucificado como la madre espiritual de todos los pueblos  “¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!´. Luego dice al discípulo, ´Ahí tienes a  tu madre!” (Jn 19:27). Como lo describió el Papa Juan Pablo II, María  fue “Crucificada espiritualmente con su Hijo crucificado”2.  Aun después de haber logrado la adquisición de las gracias de la  redención en el Calvario, el rol corredentivo de María continúa en la  distribución de esas gracias salvadoras a los corazones de la humanidad.
                   Los escritores Cristianos y Padres de la Iglesia  primitiva explicaron la corredención Mariana con gran profundidad y  simplicidad, en el primer modelo teológico de María como la “Nueva Eva”.  Esencialmente enunciaron que como Eva, la primera “madre de los  vivientes” (Gn3:20) fue instrumental directamente con Adán el padre de  la raza humana, en la pérdida de la gracia para toda la humanidad, así  también María, la “Nueva Eva”, fue directamente instrumental con  Jesucristo, a quien San Pablo llama el “Nuevo Adán” (Cf. 1 Co 15:45-48),  en la restauración de la gracia para toda la humanidad. En palabras del  Padre de la Iglesia del Siglo II, San Irineo: “Así como Eva, esposa de  Adán, aún una virgen, se convirtió por su desobediencia en la causa de  muerte para sí misma y para toda la raza humana, así también María,  esposa pero también virgen, se convirtió por su obediencia en la causa  de salvación para ella y para toda la raza humana”3.
               A la luz de su excepcional y directa cooperación con el  Redentor en la restauración de la gracia para la familia humana (Cf. Gn  3:15), María fue universalmente conocida en la Iglesia primitiva como  la “Nueva Madre de los Vivientes”, y su corredención instrumental con  Cristo fue también sintetizada en la expresión sucinta del Padre de la  Iglesia del Siglo IV, San Jerónimo: “Muerte a través de Eva, vida a  través de María”4.
              A lo largo de toda de  la Tradición Cristiana existen referencias explícitas sobre la  corredención Mariana, como una participación excepcional de María con y  supeditada a Jesucristo, en “re-adquirir” o redimir a la humanidad de la  esclavitud de Satanás y del pecado. Por ejemplo, Modesto de Jerusalén,  escritor de la Iglesia del siglo VII, declaró que a través de María  somos “redimidos de la tiranía del demonio”5. San Juan  Damaceno (Siglo VIII) la saluda diciendo: “Os saludo, a través de quien  hemos sido redimidos de la maldición”6. San Bernardo de Clairvaux (Siglo  XII) predica que, “a través de Ella, “el 
  ____________________________
   2 Juan Pablo II, Mensaje Papal, 31 de Enero 1985,  Guayaquil, Ecuador (O.R. 13 de Marzo 1985).
  3 San  Irineo de Lyons, Adversus haeresus, III, 22, énfasis del autor.
   4 San Jerónimo, Epist. 22, 21.
  5  Modesto de Jerusalén, Migne PG 86; 3287.
  6 San Juan  Damaceno, PG 86; 658.
  hombre fue redimido”7. El gran doctor  Franciscano, San Buenaventura (Siglo XIII), sintetizó magistralmente la  Tradición Cristiana en esta enseñanza: “Aquella mujer (entiéndase Eva),  nos sacó del paraíso y nos vendió; pero ésta (María) nos trajo de nuevo y  nos compró”8.
              Aunque nunca hubo ninguna  objeción en la mente de los padres y doctores de la Iglesia, de la total  y radical dependencia de la participación de la Santísima Virgen en la  obra divina y en los méritos de Jesucristo, sin embargo, la Tradición  Cristiana primitiva no tuvo ningún reparo en enseñar y predicar la  íntima participación sin paralelo de la mujer, María, en la  re-adquisición o la redención de la raza humana de la esclavitud de  Satanás. Así como la humanidad fue vendida por un hombre y una mujer,  así también fue la voluntad de Dios que la humanidad fuese redimida por  un Hombre y una mujer.
              En sobre este rico fundamento  Cristiano que los papas y santos del Siglo XX, han usado el título de  Corredentora para referirse al rol excepcional de María en la redención  humana, como ha sido ejemplificado en el uso contemporáneo de  Corredentora para María por el Papa Juan Pablo II en cinco ocasiones  durante su pontificado9. 
              “Corredentora”,  como ha sido usado por los papas, no significa que María es una diosa  igual a Jesucristo, al igual que la identificación que hace San Pablo de  todos los Cristianos como “Colaboradores de Dios” (1 Co 3:9), no  significa que todos los Cristianos son dioses igual al único Dios.
               Todos los Cristianos son correctamente llamados a ser colaboradores o  “corredentores” con Jesucristo (Cf.  Col 1:24) en la recepción y  cooperación con la gracia necesaria para la propia redención y la  redención de otros –la redención personal subjetiva se hizo posible por  la redención histórica objetiva o “readquisición” alcanzada por  Jesucristo, el “Nuevo Adán”, el Redentor, y por María, la “Nueva  Eva”, la Corredentora.
   2ª. Objeción:
  2ª. Objeción: 
  El llamar a la Santísima Virgen  María “Corredentora”,  está contra el propio ecumenismo Cristiano,  puesto que lleva a la división entre Católicos y otros Cristianos.
               La objeción más comúnmente planteada y argumentada al  uso de Corredentora (esto aún sin ninguna definición potencial de la  doctrina), es su oposición percibida al ecumenismo Cristiano. Por lo  tanto, debemos empezar con una definición precisa del auténtico  ecumenismo Cristiano y su actividad apropiada correspondiente, como está  entendido por la Iglesia Católica.
              En su documento  papal sobre ecumenismo, Ut Unum Sint, (“que todos sean uno” Jn  17:21), el Papa Juan Pablo II define el auténtico ecumenismo Cristiano  en términos de oración “como el alma” y el diálogo “como  el cuerpo” trabajando hacia la meta final de una verdadera y duradera  unidad Cristiana10. Al mismo tiempo, el imperativo Católico  de 
  ________
  7 San Bernardo de Cairvaux, Ser.  III, Super Salve.
  8 San Buenaventura, de don.  Sp. 6;14., énfasis del autor.
  9 Cf. Calkins:  “Enseñanzas del Papa Juan Pablo II sobre la Corredención Mariana”, como  se encuentra en Miravalle, ed., María Corredentora Mediadora y  Abogada: Bases Teológicas II, p.113
  10 Cf. Juan  Pablo II, Ut Unum Sint, 21, 28.
  trabajar y esforzarse por  la unidad Cristiana, no permite de ninguna manera la reducción o  dilución de la enseñanza doctrinal Católica, ya que esto sería tanto la  carencia de integridad Católica como concurrentemente desviarse en un  diálogo con otros Cristianos no Católicos, sobre qué es lo que realmente  cree la Iglesia Católica.
              Tal como enseña  claramente el Concilio Vaticano Segundo en términos del diálogo  ecuménico: “Es de todo necesario que se exponga claramente toda la  doctrina. Nada es tan ajeno al ecumenismo como ese falso irenismo, que  daña la pureza de la doctrina Católica y oscurece su sentido genuino y  definido”11.
              Juan Pablo II explica  además: “En relación al estudio de las divergencias, el Concilio pide  que se presente toda la doctrina con claridad. Al mismo tiempo, exige  que el modo y el método de anunciar la fe católica no sea un obstáculo  para el diálogo con nuestros hermanos y hermanas...La plena comunión  deberá realizarse en la aceptación de toda la verdad, en la que el  Espíritu Santo introduce a los discípulos de Cristo. Por tanto, debe  evitarse absolutamente toda forma de reduccionismo o de fácil estar de  acuerdo”12
              Un exacto entendimiento,  entonces, del ecumenismo desde la perspectiva Católica, es el mandato  crítico de la Iglesia de orar, dialogar y trabajar en caridad y en  verdad en la búsqueda de la verdadera unidad Cristiana entre todos los  hermanos y hermanas en Cristo, pero sin ninguna componenda en  presentar la totalidad de las enseñanzas doctrinales de la Iglesia. El  Papa actual, tan personalmente dedicado a la auténtica unidad Cristiana,  nuevamente afirma: 
  “La unidad querida por Dios sólo se puede  realizar en la adhesión común al contenido íntegro de la fe revelada. En  materia de fe, una solución de compromiso está en contradicción con  Dios que es la Verdad. En el Cuerpo de Cristo que es ´camino, verdad y  vida´ (Jn 14:6), ¿quién consideraría legítima una reconciliación  lograda  a costa de la verdad?”13.
              Ahora  apliquemos este entendimiento de ecumenismo al asunto de María  Corredentora. El título Corredentora para María ha sido usado en  repetidas enseñanzas papales, y la doctrina de la corredención Mariana,  como la excepcional participación Mariana con y supeditada bajo  Jesucristo en la redención de la humanidad, constituye la repetida  enseñanza del Concilio Vaticano Segundo:
  ...(Ella) se consagró  totalmente a sí misma, cual esclava del Señor, a la persona y a la obra  de su Hijo, sirviendo al misterio de la Redención con El y bajo El, por  la gracia de Dios omnipotente. Con razón pues, los Santos Padres estiman  a María no como un instrumento pasivo, sino como una cooperadora a la  salvación humana por la libre fe y la obediencia14.
  Y  más aún:
  ________________________ 
  11  Concilio Vaticano Segundo, Unitatis Redintegratio, n.11.
  12  Juan Pablo II, Ut Unum Sint, n.36.
  13 Juan  Pablo II, ibid, n. 18.
  14 Concilio Vaticano Segundo, Lumen  Gentium, n. 56. 
  Así también la Bienaventurada Virgen  avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su  Hijo hasta la cruz, en donde, no sin designio divino, se mantuvo de pie,  se condolió vehementemente con su Unigénito y se asoció con corazón  maternal a su sacrificio, consintiendo con amor en la inmolación de la  víctima engendrada por Ella misma15.
              Y  más delante:
  (Ella)...concibiendo a Cristo, engendrándolo,  alimentándolo, presentándolo en el templo al Padre, y padeciendo con su  Hijo mientras El moría en la cruz, cooperó en forma de todo singular,  por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad, en la  restauración de la vida sobrenatural de las almas. Por tal motivo, es  nuestra madre en el orden de la gracia16.
               De esta manera, no hay duda que la Corredención Mariana constituye la  enseñanza doctrinal de la Iglesia Católica, y como tal, debe ser  presentada en cualquier enunciamiento verdadero de la enseñanza  Católica, la cual incluye críticamente el dominio del verdadero  diálogo ecuménico.
              Por tanto el expresar que el  título y la doctrina de María Corredentora es en alguna manera contrario  a la misión ecuménica de la Iglesia, es fundamentalmente malentender la  misión ecuménica de la Iglesia misma. Una doctrina Católica completa,  incluyendo la doctrina de la corredención Mariana, debe ser incluida  para cualquier diálogo que busque la unidad Cristiana. Más aún, la  intencionada ausencia de María Corredentora en el diálogo total  ecuménico y en la totalidad de la misión ecuménica de la Iglesia,  carecería de integridad y justicia para el ecumenismo Católico hacia los  Cristianos no Católicos quienes han  traído por su parte,  presumiblemente, la totalidad de las enseñanzas del cuerpo eclesial de  sus doctrinas a la mesa del diálogo. Regresando a la exhortación  Cristiana de Juan Pablo II: “En el Cuerpo de Cristo que es ´camino,  verdad y vida´ (Jn 14:6), ¿quién consideraría legítima una  reconciliación lograda a costa de la verdad?”17.
               De esta manera, el llamar a la Santísima Virgen María como  “Corredentora” a la luz de la Escritura Cristiana y la Tradición  Cristiana, no es de ninguna manera contraria al ecumenismo, sino más  bien constituye un elemento esencial de la integridad Cristiana  demandada por el ecumenismo, puesto que la Corredención Mariana  constituye una enseñanza doctrinal de la Iglesia Católica.
               De hecho, si la doctrina de la Corredentora constituye actualmente una  fuente de confusión para algunos Cristianos, connotando para algunos una  imagen de diosa u otros conceptos de exceso Mariano, entonces aparece  más aún apropiado que un claro enunciamiento de esta doctrina sea dado a  los hermanos y hermanas Cristianos en el diálogo ecuménico.  
  _________________________  
  15 Lumen Gentium, n. 58.
  16  Lumen Gentium, n. 61.
  17 Juan Pablo II, Ut  Unum Sint, 18.
  También hay el beneficio potencial de una  definición papal formal, proveyendo la mayor claridad posible de la más  alta autoridad Católica posible. En palabras del extinto Cardenal Juan  O´Connors de New York: “Claramente, una definición papal formal sería  enunciada en una terminología tan precisa, que otros Cristianos  perderían su ansiedad de que nosotros no distinguimos adecuadamente  entre la asociación excepcional de María con Cristo y el poder redentor  ejercido por Cristo solo18”.
              Otra  perspectiva legítima ecuménica sobre la corredención Mariana y su  subsecuente maternidad espiritual, es la que, como madre de todos los  pueblos, María puede ser el medio principal de unidad Cristiana entre  los hermanos y hermanas Cristianos divididos, en lugar de ser un  obstáculo. El pastor Luterano, Rev. Dr. Charles Dickson, hace un llamado  a los Cristianos Protestantes a re-examinar la defensa y devoción  positiva Mariana documentada de muchos de sus fundadores como ha sido  manifestada, por ejemplo, en palabras de Martín Lutero en sus Comentarios  sobre el Magnificat: “Que la tierna Madre de Dios misma me procure  el espíritu de sabiduría para que beneficiosa y profundamente exponga  esta su canción...Que Cristo nos dé el correcto entendimiento...por  medio de la intercesión y a favor de Su amada Madre María...”19.  Lutero continúa llamando a María el “taller de Dios”, la “Reina del  cielo”, y declara: “La Virgen María quiere decir, simplemente, que su  alegría será cantada de una generación a otra de tal manera que nunca  habrá un tiempo en el que Ella no sea glorificada”20.
               Sobre el rol de la maternidad espiritual de María como un instrumento  de la unidad Cristiana, el Dr. Dickson comenta más adelante:
  En  nuestro tiempo, aún estamos todavía presenciando las divisiones trágicas  entre los Cristianos del mundo. Aún así, parados al borde de una nueva  era ecuménica, María como el modelo de catolicidad o universalidad,  resulta aún más importante. En el curso de muchos siglos desde los  inicios de la Iglesia, desde el tiempo de María y los Apóstoles, la  maternidad de la Iglesia fue una. Esta maternidad fundamental no puede  ser desvanecida, aunque ocurran las divisiones. María, a través de su  maternidad, mantiene la universalidad del rebaño de Cristo. Y mientras  la 
  comunidad Cristiana entera vuelve hacia Ella, se incrementa  la posibilidad de un renacimiento y de una reconciliación. Por tanto  María, la madre de la Iglesia, es también una fuente de reconciliación  entre sus hijos dispersos y divididos21.
   3ª.  Objeción:
 3ª.  Objeción: 
  El llamar a la Madre de Jesús,  “Corredentora” o su subsecuente rol como “Mediadora”, implica un role de  mediación por alguien más que Jesucristo, 
  __________________  
  18 Juan Cardenal O´Connor, Carta de Apoyo a la  Definición Papal de María como Corredentora, Mediadora y Abogada. 14 de  Febrero de 1994.
  19 Martín Lutero, Comentario  sobre el Magnificat, 1521, citado por el Dr. Charles Dickson, Un  Pastor Protestante Mira a María, 1996, Our Sunday Visitor Press, p.  41, 42.
  20 Ibid
  21 Dickson, Un  Pastor Protestante Mira a María, p. 48-49.
  pero las  escrituras llanamente declaran en 1 Timoteo 2:5 “Porque hay un solo  Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús,  hombre también”, y por tanto ninguna criatura puede ser correctamente  un mediador. 
              La definición de “mediador” (en  Griego, mesitis –“va en medio”), es una persona que interviene  entre otras dos personas o partes con la meta de unir o reconciliar las  partes. Aplicando este término a Jesucristo, San Pablo en verdad declara  que hay un solo mediador entre las partes de Dios y la humanidad,  nombrado el “hombre Cristo Jesús”. Por tanto, nadie llega a Dios Padre  excepto a través de la única, perfecta mediación de Jesucristo.
               Pero la pregunta permanece aún, ¿La única perfecta mediación de  Jesucristo previene o más bien provee para que otros participen  subsidiariamente de la única mediación de Jesucristo? En otras palabras,  ¿La única mediación exclusiva de Cristo previene a cualquier criatura  de participar de esa esencial única mediación? o más bien, ¿su divina y  humana perfección permite a otros el participar en su única mediación de  una manera subsidiaria y secundaria?
              Las Escritura  Cristiana ofrece ejemplos similares a esta cuestión de la mediación  donde los Cristianos están obligados a participar en algo que también  es “único”, exclusivo y dependiente enteramente de la persona de  Jesucristo.
  La Filiación única de Jesucristo. Hay un  solo verdadero hijo de Dios, Jesucristo, quien procede de Dios Padre (1  Jn 1-4). Pero todos los Cristianos son llamados a participar en la  filiación única y verdadera de Jesucristo por medio de convertirse en  “hijos adoptivos” en Cristo (cf 2 Co 5:17; 1 Jn 3:1; Ga 2:20), como una  verdadera participación en la filiación de Cristo a través del bautismo  el que permite a los hijos e hijas adoptivas también compartir en la  herencia del Hijo único, la vida eterna.
  Viviendo en el  Cristo Unico. Todos los Cristianos son llamados a participar en la  “vida única” de Jesucristo. Por la gracia se participa en la vida y en  el amor de Jesucristo, y a través de El, en la vida y el amor de la  Trinidad. Como San Pablo enseña: “y no vivo yo, sino Cristo quien vive  en mí” (Ga 2:20), y Pedro (2 P 1:14) invita a los Cristianos a  convertirse en “copartícipes de la naturaleza divina”, vivir en el  Cristo único y por tanto vivir en la vida de la Trinidad.
  El  Sacerdocio único de Jesucristo. Todos los Cristianos también han  sido llamados a participar en diferentes grados del sacerdocio único de  Jesucristo. El libro de los Hebreos identifica a Jesucristo como el  único “sumo sacerdote” (cf Hb 3:1; 4:14; 5:10) que ofrece en gran  sacrificio espiritual de si mismo en el Calvario. Y aún más, las  Escrituras invitan a todos los Cristianos, aunque en diferentes niveles  de participación –ministerial (cf Hch 14:22) o real (1 P 2:9)- a  participar en el sacerdocio único de Jesucristo en el ofrecimiento del  “sacrificio espiritual”. Todos los Cristianos son instruidos a “ofrecer  sacrificios espirituales aceptables a Dios” (1 P 2:5, 2:9).
               En todos estos casos, el Nuevo Testamento llama a los Cristianos a  compartir en aquello que es uno y único de Jesucristo, el Alfa y Omega,  en niveles verdaderos pero subordinados de participación. Entonces, en  referencia a Cristo el único Mediador (1 Tm 2:5), vemos el mismo  imperativo Cristiano para que otros compartan o participen en la  única mediación de Jesucristo, pero en una mediación secundaria  enteramente dependiente sobre la única perfecta mediación de Jesucristo.
               Entonces este asunto cristológico crucial debe ser  preguntado de esta manera: ¿El tal compartir subordinado en la mediación  única de Cristo obscurece la única mediación de Cristo, o más bien  manifiesta la gloria de su única mediación?. Esto es fácilmente  respondido al imaginar un mundo contemporáneo sin “hijos e hijas  adoptivas de Cristo”, sin Cristianos compartiendo hoy en día en la vida  única de Jesucristo por medio de la gracia, o sin ningún Cristiano  ofreciendo sacrificios espirituales en el sacerdocio Cristiano. Tal  ausencia de participación humana resultaría únicamente en el  obscurecimiento de la única Filiación, del único Sumo Sacerdocio y de la  Vida misma de la gracia en Jesucristo.
              El mismo  principio es válido referente a la participación en la mediación única  de Jesucristo, de una manera dependiente y supeditada: A mayor  participación humana en la mediación única de Cristo, mayor la  perfección, poder y gloria de la única y necesaria mediación de  Jesucristo que se manifiesta al mundo.
              Más aún,  la Escritura Cristiana ofrece muchos ejemplos de mediadores humanos  instituidos por Dios, que cooperaron por iniciativa divina, en la unión  de la humanidad con Dios. Los grandes profetas del Antiguo Testamento  fueron mediadores ordenados por Dios, entre Yahvé y el pueblo de Israel,  frecuentemente buscando el regresar al pueblo de Israel a la fidelidad  hacia Yahvé (cf Is 1; Jr 1; Ez 2). Los Patriarcas del Antiguo Testamento  Abraham, Isaac, Jacob y Moisés, entre otros, fueron por iniciativa de  Dios los mediadores humanos para salvar la alianza entre Yahvé y el  pueblo de Israel (cf Gn12:2; 15:18; Ex 17:11). San Pablo identifica la  mediación de Moisés de la ley para los Israelitas: “¿Para qué la ley?  Fue promulgada por Dios a través de  un mediador” (Ga 3:19-20). Y los  ángeles, con cientos de actos mediatorios a lo largo del Antiguo y Nuevo  Testamento, son mensajeros de Dios quienes median por la reconciliación  entre Dios y la familia humana, antes y después de la venida de Cristo,  el único Mediador (cf Gn 3:24; Lc 1:26; Lc 1:19).
               Ahora, referente a María, la Escritura Cristiana también revela  claramente la participación secundaria y subordinada de la Madre de  Jesús en la única mediación de Jesucristo. El “sí” libre y activo de  María a la invitación del ángel en la Anunciación, media al mundo a  Jesucristo, el Redentor del mundo y el Autor de todas las gracias (cf Lc  1:38). Por esta participación excepcional en entregar al Redentor su  cuerpo y al mediar la Fuente de todas las gracias al mundo, María puede  correctamente ser llamada tanto “Corredentora” como “Mediadora” de todas  las gracias, como la que comparte de manera excepcional en la única  mediación de Cristo.
              Esta participación excepcional  Mariana en la mediación de Cristo, específica de la Redención de  Jesucristo, es culminada en el Calvario. En la cruz, su sufrimiento  espiritual unido al sacrificio redentor de su Hijo, como la Nueva Eva  con el Nuevo Adán, conduce a los frutos universales espirituales de la  adquisición de las gracias de la redención, las que en turno, llevan al  don de la maternidad espiritual del corazón de Cristo Crucificado para  cada corazón humano: “Ahí tienes a tu madre” (Jn 19:27). El don del  Redentor de su propia madre como madre espiritual para toda la  humanidad, conduce a la alimentación espiritual por parte de la Madre a  todos sus hijos en el orden de la gracia. Esto constituye la  distribución de las gracias del Calvario por María a sus hijos  espirituales como Mediadora de todas las gracias, misma que  perpetuamente continúa su compartir excepcional en la única mediación  salvífica de Jesucristo.
              Juan Pablo II explica el  entendimiento Católico de esta participación excepcional Mariana en la  mediación única de Jesucristo:
  María entraba de manera muy  personal en la única mediación entre Dios y los hombres ´que es la  mediación del hombre Cristo Jesús...´(debemos) decir que por  esta  plenitud de gracia y de vida sobrenatural, estaba particularmente  predispuesta a la cooperación con Cristo, único mediador de la salvación  humana. Y tal cooperación es precisamente esta mediación subordinada a  la mediación de Cristo. En el caso de María, se trata de una mediación  especial y excepcional22.
  Y en su comentario sobre l  Timoteo 2:5 y la mediación maternal de María, Juan Pablo II declara aún  más:
  Recordamos que la mediación de María está esencialmente  definida por su maternidad divina. El reconocimiento de su rol como  mediadora es aún más implícito en la expresión “nuestra Madre”, que  presenta la doctrina de la mediación Mariana poniendo el acento en su  maternidad... Al proclamar a Cristo el único mediador (cf 1 Tm 2:5-6),  el texto de la Carta de San Pablo a Timoteo excluye cualquier otra forma  de mediación paralela, pero no la mediación subordinada. De hecho,  antes de enfatizar la única exclusiva mediación de Cristo, el autor urge  “que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por  todos los hombres” (2:1). ¿No son acaso las oraciones una forma de  mediación? En verdad, de acuerdo a San Pablo, la mediación única de  Cristo está destinada a estimular otras formas de mediación dependientes  ministeriales... De verdad, ¿No es acaso la mediación maternal de María  sino un don del Padre para la humanidad?23.
               Por tanto, podemos ver que la participación de María en la única  mediación de Cristo es excepcional y sin paralelo por ningún otro humano  o participación angélica, y aún así, totalmente subordinada y  dependiente sobre la única mediación de Jesucristo. Como tal, la  mediación maternal de María manifiesta la verdadera gloria y poder de la  mediación de Cristo como con ningún otro. Los títulos Marianos de  Corredentora y Mediadora de todas las gracias (y también el de Abogada),  de ninguna manera violan la prohibición de 1 Tm 2:5 contra toda forma  de mediación paralela, autónoma o rival, sino que demuestran la  excepcional y única participación maternal en aquella una, perfecta y  salvífica mediación de Jesucristo.
              En las palabras  del erudito Anglicano de Oxford, Dr. John Macquarrie:
  _______________________  
  22 Juan Pablo II, Redemptoris Mater, 21, 39.
   23 Juan Pablo II, Discurso Papal, Roma, 1 de Octubre,  1997, L´Osservatore Romano, 41.
  El asunto (de la  mediación Mariana) no puede ser resuelto apuntando al peligro de la  exageración y abuso, o por estar señalando textos aislados de la  escritura, como el verso anteriormente citado de 1 Timoteo 2... o por el  deseo de no decir nada que pudiera ofender a los compañeros del diálogo  ecuménico. Entusiastas no pensantes quizá hayan elevado a María a una  posición de virtual igualdad con Cristo, pero esta aberración no es una  consecuencia necesaria del reconocimiento que quizá exista una  verdadera lucha por la expresión en las palabras como Mediadora y  Corredentora.
  Todos los teólogos responsables estarán de  acuerdo que el rol corredentor de María es subordinado y auxiliar al rol  central de Cristo. Pero si ella tiene tal rol, entonces entre más claro  lo entendamos, mejor. Y como otras doctrinas concernientes a María, no  es solamente decir algo sobre ella, sino algunas veces más en general  sobre la Iglesia como un todo, y aún como la humanidad como un todo.24
    4ª. Objeción:
 4ª. Objeción: 
  El  llamar a María una corredentora o decirle a los Cristianos en general  “corredentores”, es el tener a un ser humano activamente participando en  la redención, la que es divina o, más específicamente, una actividad  “teándrica”, alcanzada por Jesucristo solo en sus naturalezas divina y  humana, y por tanto prohibida por la Cristiandad. Tal cosa sería sólo en  estimular el paganismo, puesto que pone a la persona humana de María,  como una parte de la acción divina redentora que sólo Jesucristo puede  lograr.
              De muchas maneras, la respuesta a esta  objeción puede ser encontrada en la misma evidencia fundamental de la  Escritura Cristiana que responde a la objeción previa sobre cualquier  forma de participación humana subordinada en la única mediación de  Jesucristo (una mediación que incluye la redención). Pero  ejemplifiquemos la objeción específica referente a la participación  activa de María en el acto divino de la Redención.
               La objeción completa a la participación activa de María como  Corredentora en la redención alcanzada por Jesucristo, ha sido  presentada de la siguiente forma. La actividad teándrica se refiere a  una acción hecha por Jesucristo que es alcanzada a través de sus dos  naturalezas, la divina y la humana. Puesto que el acto de la redención  llevado a cabo por Jesucristo fue una actividad teándrica, y María fue  meramente humana, sus acciones no fueron teándricas y por tanto no puede  participar activamente en la redención. De aquí, que María no puede ser  propiamente llamada “corredentora”, un término que significa que Ella  “re-adquirió” a la humanidad con el Redentor. Tampoco ninguno de los  Cristianos pueden ser llamados “corredentores”, puesto que ninguna  criatura puede participar en la actividad teándrica.
               Para mejor responder a esta objeción, debemos regresar al significado  etimológico esencial del término “corredentora”. El prefijo en Latín, cum,  significa “con” (y no “igual a”). El verbo en Latín re(d)-emere  significa, “re-adquirir”, y el sufijo –trix, significando “uno  que hace algo”, es femenino. 
  ___________________ 
  24  J. Macuarrie, “María Corredentora y Disputas sobre la Justificación y  la Gracia” en María Corredentora, Mediadora y Abogada, Fundamentos  Teológicos II, p. 246
  En su forma completa, entonces, el  término “corredentora” se refiere a la “mujer con el redentor”, o de una  manera más literal, “la mujer que re-adquirió con (el Redentor)”.
               Como es usado en la Iglesia Católica, el término corredentora expresa  la participación activa y excepcional de María en la actividad divina y  humana de la redención alcanzada por Jesucristo. Nuevamente,  radicalmente dependiente y subordinada a la acción teándrica redentora  de Jesucristo, la perfección misma de esta redención divina y humana  provee, en lugar de prohibir, varios niveles de verdadera y activa  participación humana.
              Aunque es legítimo el  distinguir las acciones teándricas de las acciones humanas, va en contra  de la Escritura Cristiana y de la Tradición Cristiana –tanto la antigua  como la desarrollada- el rechazar la participación humana activa en  la actividad teándrica de Jesucristo.
              El  participar activamente en una acción teándrica no requiere  necesariamente, que el participante tenga también la naturaleza divina y  la humana. Tal cosa es malentender la distinción entre “ser” poseyendo  la esencia y el atributo específico como una parte de lo que se es, y  “participar” compartiendo en la esencia y el atributo específico  tal y como es poseído por el otro. Por tanto, María como una criatura  humana puede compartir activamente en la acción teándrica redentora de  Jesucristo, sin poseer ella misma la esencia de la divinidad como un  atributo específico de su persona. De una manera similar, todos los  Cristianos comparten de la naturaleza divina de Jesucristo (cf 2 P 1:4)  sin ser por ello dioses; participan en la filiación de Jesucristo (cf Ga  4:4) sin ser divinamente engendrados; comparten en la mediación de  Cristo (cf Ga 3:19, 1 Tm 2:1) sin ser el único Mediador divino y humano  (1 Tm 2:5).
              Una vez más, la Escritura Cristiana  testifica a María su participación singular activa en la Redención de  Jesucristo. Con el “fiat” libre y activo a la invitación del ángel  Gabriel de ser la madre de Jesús, “Hágase en mí según tu palabra” (Lc  1:38), cooperó excepcionalmente en la obra de la redención al darle al  divino Redentor su cuerpo, mismo que fue el instrumento mismo de la  redención humana. La profecía de Simeón revela la misión corredentora,  sin paralelo, de María en unión directa con su hijo Redentor en su (de  ellos) obra unificada de redención, “¡y a ti misma una espada te  atravesará el alma!” (Lc 2:34-35). Y la culminación del rol de María  como Corredentora con y supeditada a su divino Hijo, se da al pie de la  Cruz, donde el sufrimiento total del corazón de la madre, es  obedientemente unido a los sufrimientos del corazón del Hijo para el  cumplimiento del plan de redención del Padre: “¡Mujer, ahí tienes a tu  hijo! Luego dice al discípulo, ahí tienes a tu madre”. (Jn 19:27)
               Los primeros escritores y Padres de la Iglesia explicaron la  participación Mariana con y supeditada a Cristo en la “re-adquisición”  de la familia humana de la esclavitud de Satanás y del pecado, en el  primer modelo teológico de María como la “Nueva Eva”.
  Esos  escritores antiguos testifican la unidad de la Redención alcanzada por  Cristo y la corredención por María, enunciando que así como Eva, la  primera “madre de los vivientes” (Gn 3:20) fue una causa instrumental  con Adán el padre de la raza humana, en la pérdida de la gracia para  toda la humanidad, así también María, la “Nueva Eva”, fue una causa  instrumental con Jesucristo, el “Nuevo Adán” (cf 1 Co 15:45-48, 20-25)  en el restablecimiento de la gracia para toda la humanidad.
               En palabras de San Irineo: “Así como Eva, esposa de Adán, aún siendo  virgen, se convirtió por su desobediencia en la causa de muerte para  ella y para toda la raza humana, así también María, esposa pero siendo  virgen, ...se convirtió por su obediencia en la causa de salvación para  sí misma y para toda la raza humana”25
              A  lo largo de la Tradición Cristiana primitiva y posterior, se encuentran  enseñanzas explícitas de la participación activa de María con Jesucristo  en la redención o “re-adquisición” de la humanidad, de la esclavitud de  Satanás. Por ejemplo:
              A través de María “somos  redimidos de la tiranía del demonio”.
              (Modesto de  Jerusalén, Siglo VII)26;
              “Salve vos, a  través de quien somos redimidos de la maldición”.
               (San Juan Damaceno, Siglo VIII)27;
              “A  través de ella, el hombre fue redimido”.
              San  Bernardo de Clairvaux, Siglo XII)28;
  “Aquella mujer  (llámese Eva), nos sacó del Paraíso y nos vendió; pero ésta (María), nos  trajo de nuevo y nos adquirió”29;
  “Así como  ellos (Adán y Eva) fueron los destructores de la raza humana, así éstos  (Jesucristo y María) fueron sus reparadores”30;
  “Ella  (María), también mereció la reconciliación de toda la raza humana”31
   “Ella pagó el precio (de la redención) como una mujer brava y  amorosa 
  –específicamente cuando Cristo sufrió en la cruz para  pagar ese precio, y purgar, lavar y redimirnos- la Santísima Virgen  estuvo presente, aceptando y estando de acuerdo con la divina voluntad”.
   (San Buenaventura, Siglo XIII)32;
  “Solamente a  Ella le fue dado este privilegio, es decir una comunicación en la  Pasión...y con objeto de hacerla una participante en los beneficios de  la Redención, El quiso que fuera una participante en el castigo de la  Pasión, de tal manera que se convirtiera la madre de todos a través de  la re-creación...”
  San Alberto el Grande –o pseudo Alberto-  Siglo XIII)33;
  “Dios aceptó su oblación como un  sacrificio aceptable para la utilidad y salvación de toda la raza  humana...El os predijo (María) toda vuestra pasión al haceros a partir  de 
  _________________________ 
  25 San Irineo  de Lyons, Adversus haeresus, III, 22, énfasis del autor.
  26  Modesto de Jerusalén, Migne PG 86; 3287.
  27 San Juan  Damaceno, PG 86; 658.
  28 San Bernardo de Clairvaux,  Ser. III, super Salve.
  29 San Buenaventura, de  don. Sp. 6:14., énfasis del autor.
  30 San  Buenaventura, Sermo III, de Assumptione, Opera Omnia, v.9.
  31  San Buenaventura, Sent. III.
  32 San Buenaventura, Collatio  de donis Spitirus Santi 6, n.16.
  33 San Alberto  el Grande (o Pseudo-Alberto) Mariale, Q. 150.
  ahí,  copartícipe de todos sus méritos y aflicciones, y vos cooperarías con él  en el restablecimiento de la salvación del hombre” (John Tauler, Siglo  XIV)34;
  “...por ser la sufriente con el Redentor, por  el pecador cautivo,
  serás Corredentora” (Siglo XIV)35;
               Las enseñanzas Cristianas sobre la Corredentora  continúan consistentemente desde la edad media hasta el período moderno36,  como lo evidencia esta selección representativa de ejemplos:
  “Se  han unido santos y doctores en nombrar a nuestra Santísima Señora  corredentora del mundo. No hay duda en la posibilidad de uso ilegal en  el uso de tal lenguaje, porque existe una avasalladora autoridad para  ello...”(Faber, Siglo XIX)37;
  “Pensamos en todos los  otros méritos extraordinarios, por los cuales Ella compartió con su Hijo  Jesús en la redención de la humanidad...No sólo estuvo presente en los  misterios de la Redención, sino que también estuvo envueltos en ellos”  (Papa León XIII, Siglo XIX)38;
  “A tal grado sufrió y  casi murió con su Hijo sufriente y agonizante; de tal manera entregó sus  derechos maternales a su Hijo por la salvación del hombre, y lo inmoló 
   -hasta donde le fue posible- para calmar la Justicia de Dios, que  podemos correctamente decir que Ella redimió a la raza humana junto con  Cristo” (Papa Benedicto XV, Siglo XX)39;
  “Por la  naturaleza misma de su obra, el Redentor debía tener asociada a su Madre  en su obra. Por esta razón, la invocamos bajo el título de  Corredentora” (Papa Pío XI, Siglo XX)40;
  “Así también  la Bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo  fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz, en donde, no sin designio  divino, se mantuvo de pie, se condolió vehementemente con su Unigénito y  se asoció con corazón maternal a su sacrificio, consintiendo con amor  en la inmolación de la víctima engendrada por Ella misma”41;
   __________________________
  34 John Tauler, Sermo  pro festo Purifidcartionis Beate Mariae Virginis.
  35  Oratione, St. Peter´s in Salzburg, in Analecta hymnica medii aevi,  v.46, p.126.
  36 Para un tratamiento más completo  sobre la Corredentora a través de la Tradición Cristiana, cf. J.B.  Carol, De Corredemptione Beate Virginis Mariae, Typis Polyglottis  Vaticanis, 1950, cf J.B. Roschini, O.S.M., Maria Santissima Nella  Storia Della Salvezza, 1969, v. II, p.171.
  37  Fr. Fredrick Faber, Al Pie de la Cruz (Dolores de María), Reilly  Co, 370.
  38 Papa León XIII, Parta humano generi.
   39 Papa Benedicto XV, Inter Sodalicia, 1918.
   40 Papa Pío XI, Alocución a los Peregrinos de Vicenza, 30  de Nov. De 1933.
  41 Concilio Vaticano Segundo, Lumen  Gentium, n.58.
  “Crucificada espiritualmente con su Hijo  crucificado (cf Ga 2:20), contempló con caridad heroica la muerte de su  Dios...su papel como Corredentora no cesó con la glorificación del Hijo”  (Papa Juan Pablo II, 1985)42;
  “La cooperación de los  Cristianos en la salvación se realiza después del acontecimiento  del Calvario, cuyos frutos se comprometen a difundir mediante la  oración y el sacrificio. Por el contrario, la participación de María se  realizó durante el acontecimiento mismo y en calidad de madre;  por tanto, se extiende a la totalidad de la obra salvífica de Cristo. Solamente  Ella fue asociada de ese modo al sacrificio redentor, que mereció  la salvación de todos los hombres” (Papa Juan Pablo II)43;
               Las enseñanzas de la Tradición Cristiana sobre el rol  corredentivo excepcional de María, continúan dentro del tercer milenio  con esta enseñanza papal reciente de Juan Pablo II, en donde la íntima  participación de María en la muerte de su Hijo en el Calvario, es  comparada con el ofrecimiento sacrificial del Antiguo Testamento hecho  por Abraham (al igual que de su hijo mismo, ofrecido en obediencia de fe  a Dios):
  “La cima de esta peregrinación terrena en la fe es el  Gólgota, donde María vive íntimamente el misterio pascual de su Hijo: en  cierto sentido, muere como madre al morir su Hijo, y se abre a sí misma  a la “resurrección” con una nueva maternidad respecto de la Iglesia (cf  Jn 19:25-27). Ahí, en el Calvario, María experimenta la noche de la fe,  similar a aquella de Moisés en el Monte Moria...”(21 de Marzo del 2001)44.
   Nuevamente, sin cuestionarse de la total y radical dependencia de  la participación de María en la redención, sobre la obra y méritos  divinos de Jesucristo, los padres y doctores de la Iglesia, junto con la  Tradición Cristiana antigua y contemporánea, no dudan en enseñar sobre  la activa participación de la mujer, María, con Jesucristo en la  redención o “re-adquisición” teándrica de la humanidad de la esclavitud  de Satanás y del pecado. Este compartir Mariano en la redención refleja  las enseñanzas ancestrales de que así como la humanidad se perdió o fue  “vendida” por un hombre y una mujer, así también fue la voluntad de Dios  que la humanidad fuera redimida o “re-adquirida” por un Hombre y una  mujer.
  ¿De qué manera, entonces, la participación de María como  Corredentora en lo humano, difiere del llamado general de los Cristianos  a participar en la redención de Jesucristo?
  De verdad, la  Escritura Cristiana llama a todos los Cristianos a “completar lo que  falta a las tribulaciones de Cristo, a favor de su Cuerpo, que es la  Iglesia” (Col 1:24). Esta enseñanza de San Pablo no está hablando de una  participación de todos los Cristianos en la redención histórica y  universal del Calvario, en donde Cristo adquirió las gracias de la  Redención por su pasión y muerte (en ocasiones referido
  __________________________  
  42 Juan Pablo II, Discurso Papal en Guayaquil, 31  de Enero de 1985 (ORE, 876).
  43 Juan Pablo II,  Audiencia General, 9 de Abril de 1997.
  44 Juan Pablo  II, Audiencia General, 21 de Marzo del 2001.
  como “redención  objetiva”). Si así fuera, esto sería inferir incorrectamente que algo  está “faltando” en los méritos de los sufrimientos históricos y los  concurrentes méritos salvíficos de Jesucristo, los que fueron por sí  mismos infinitos e inagotables.
              Más bien, la  enseñanza de San Pablo se refiere al imperativo Cristiano a través de la  libre cooperación, oración y sacrificio, de participar en la liberación  y distribución de las gracias infinitas adquiridas por Jesucristo  en el Calvario para la familia humana (teológicamente referida como la  “redención subjetiva”). Así como cada corazón humano debe responder  activamente en libertad a las gracias salvadores de Jesucristo por su  propia redención subjetiva, así también los Cristianos son llamados a  participar activamente en la liberación y distribución de las gracias de  la redención también para otros, y, de esta manera,  “completar” lo que  San Pablo llama “faltante” en los sufrimientos de Cristo, a favor del  cuerpo (místico) de Cristo. En este respecto, todos los Cristianos  verdaderamente participan en la redención subjetiva, en esta  distribución de gracias salvadoras como “colaboradores de Dios” (1 Co  3:9) o “corredentores”, para usar la expresión de los Papas del Siglo XX45.
               La participación redentora de María difiere de este  llamado general Cristiano a participar en la distribución de las gracias  salvadoras en la redención subjetiva personal e individual, puesto que solo  Ella también participó -una vez más- de manera subordinada y  dependiente totalmente del Redentor, en la redención histórica y  universal objetiva, como la Nueva Eva con y supeditada al Nuevo Adán.  Esto es el porqué el título de Corredentora, en primer lugar, se refiere  exclusivamente a María. 
  Enunciado una vez más por Juan Pablo  II en su Discurso de 1997, se diría que:
  “La cooperación de los  Cristianos en la salvación se realiza después del acontecimiento  del Calvario, cuyos frutos se comprometen a difundir mediante la oración  y el sacrificio. Por el contrario, la participación de María se realizó  durante el acontecimiento mismo y en calidad de madre; por  tanto, se extiende a la totalidad de la obra salvífica de Cristo. Solamente  Ella fue asociada de ese modo al sacrificio redentor, que mereció  la salvación de todos los hombres” (Papa Juan Pablo II)43;
   Por tanto, el título y la verdad de María Corredentora como es  visto tanto en la Escritura Cristiana como en la Tradición Cristiana,  subraya la legitimidad y riqueza espiritual de la participación humana  activa en la acción redentora teándrica de Jesucristo. Para María  Corredentora, esta participación en la redención constituye una  participación tanto en la adquisición como en la distribución de las  gracias redentoras; y para todos los otros Cristianos una participación y  distribución de gracias redentoras como corredentores en Cristo. Tal y  como fue sintetizado por el teólogo del Vaticano Jean Galot en la  publicación oficial del Vaticano, L´Osservatore Romano:
  El  título (Corredentora) es criticado porque sugeriría una igualdad entre  María y Cristo. Esta crítica no tiene fundamento...
  __________________________  
  45 Por ejemplo, Cf. Pío XI, Alocución Papal en  Vicenza, 30 de Nov. De 1933.
  46 Juan Pablo II,  Audiencia General, 9 de Abril de 1997.
  Corredención implica una  subordinación a la obra redentora de Cristo, porque es sólo una  cooperación y no una obra paralela o independiente. De aquí que una  igualdad con Cristo es excluida...La palabra “corredención”, que  significa “cooperación en la redención”, puede ser aplicada a cada  Cristiano y a toda la Iglesia. San Pablo escribe: “Somos colaboradores  de Dios” (1 Co 3:9)47.
    5ª  Objeción:
 5ª  Objeción:
   La  idea de María como Corredentora y las enseñanzas sobre la corredención  Mariana, son una creencia pía sostenida por algunos Católicos devotos,  pero no es una enseñanza doctrinal de la Iglesia Católica. Sólo se le  encuentra en algunos textos papales menores y ni ha sido enseñada  oficialmente por el Magisterio, ni tampoco está doctrinalmente presente  en las enseñanzas del Concilio Vaticano Segundo.
               Para un miembro de la fe Católica, el asunto de si una posición  teológica dada constituye una enseñanza auténtica de la Iglesia o no, se  manifiesta esencialmente por su presencia (o ausencia de esta) en las  enseñanzas de una autoridad reconocida de la Iglesia. La autoridad  oficial de enseñanza de la Iglesia Católica, o también conocido como  “Magisterio”, consiste de las enseñanzas oficiales del Papa y de los  obispos en unión con él, bajo la guía general del Espíritu Santo.48
               A pesar de que existe cierta jerarquía entre las  expresiones de la autoridad pedagógica oficial Católica, desde el dogma  definido en un concilio ecuménico o de una declaración infalible papal  hecha ex cathedra, hasta las enseñanzas doctrinales de concilios  ecuménicos generales, las cartas encíclicas y las enseñanzas papales más  generales en los discursos papales, hay, al mismo tiempo una directiva  general para los fieles Católicos que está asentada por el Concilio  Vaticano Segundo, sobre la necesidad de un asentimiento de mente y  corazón por lo manifestado en la mente del papa, aunque no esté hablando  infaliblemente49. Y, ciertamente, todas las enseñanzas  doctrinales constituyen una auténtica enseñanza doctrinal de la Iglesia  Católica.
              Apliquemos ahora este criterio de la  doctrina oficial de la Iglesia, al tema del estatus doctrinal de la  corredención Mariana.
              De las bases mismas de las  enseñanzas doctrinales del Concilio Vaticano Segundo, por sí solo,  la certeza del estatus de la doctrina de la corredención Mariana es  incuestionable. Vaticano II repetidamente enseña la participación única  de María en la redención de Jesucristo:
  ...(Ella) se consagró  totalmente a sí misma, cual esclava del Señor, a la persona y a la obra  de su Hijo, sirviendo al misterio de la Redención con El y bajo El, por  la gracia de Dios omnipotente. Con razón pues, los Santos Padres estiman  a María no como un instrumento pasivo, 
  ___________________________  
  47 Galot, S.J., Maria Corredentrice en L´Osservatore  Romano, 15 Sept. 1977 (Ed. Italiana)
  48 Cf.  Concilio Vaticano Segundo, Dei Verbum, II, nn. 9-10.
  49  Cf. Concilio Vaticano Segundo, Lumen Gentium, n.25.
  sino  como libremente cooperando en la obra de la salvación del hombre a  través de la fe y la obediencia;50
  Y más adelante:
   Así también la Bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de  la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz, en donde,  no sin designio divino, se mantuvo de pie, se condolió vehementemente  con su Unigénito y se asoció con corazón maternal a su sacrificio,  consintiendo con amor en la inmolación de la víctima engendrada por Ella  misma.51
  .
                          Y más  adelante, por el Concilio:
  (Ella)...concibiendo a Cristo,  engendrándolo, alimentándolo, presentándolo en el templo al Padre, y  padeciendo con su Hijo mientras El moría en la cruz, cooperó en forma de  todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida  caridad, en la restauración de la vida sobrenatural de las almas. Por  tal motivo, es nuestra madre en el orden de la gracia52.
   El teólogo del Vaticano, Fr. Jean Galot, S.J., confirma el estatus  oficial 
              Doctrinal de la corredención Mariana a la  luz de las enseñanzas del Vaticano II:
  Sin hacer uso del término  “corredentora”, el Concilio claramente enunció la doctrina: una  cooperación de tipo excepcional, una cooperación maternal en la vida y  obra del Salvador, lo que alcanza su máximo en la participación en el  sacrificio del Calvario, el cual está orientado hacia la vida  sobrenatural para las almas...53
  Y como fue  articulado por Galot en el periódico oficial del Vaticano, L´Osservatore  Romano: “El Concilio Vaticano Segundo, mismo que evitó el utilizar  este título debatido (Corredentora), sin embargo afirmó con vigor la  doctrina que este implica...54
  Más allá de cierta  presencia doctrinal en el Vaticano II, la corredención Mariana, junto  con el uso explícito del título “Corredentora”, en una enseñanza papal  repetida cubriendo los siglos XIX hasta el XXI, lo que nuevamente  asegura un estatus doctrinal auténtico dentro de la Iglesia. La  corredención Mariana ha sido
  ______________________ 
  50  Concilio Vaticano Segundo, Lumen Gentium, n. 56.
  51  Lumen Gentium, n. 58.
  52 Lumen Gentium,  n. 61.
  53 Jean Galot, S.J., “Maria Corredentrice.  Controversie e problemi dottrinali”, Civilta Cattolica, 1994,  III, 213-215.
  54 “Maria Corredentrice”, L´Osservatore  Romano, 15 de Septiembre de 1995, p. 4.
  repetidamente  enseñada en las encíclicas papales y en las enseñanzas generales, tal y  como se refleja en las siguientes citas representativas de las  enseñanzas papales oficiales:55
  León XIII: “Cuando  María se ofreció a si misma completamente a Dios junto con su Hijo en el  templo, ya estaba compartiendo con El, la dolorosa expiación a favor de  la raza humana. Es seguro, por tanto, que sufrió en lo más profundo de  su alma con los sufrimientos más amargos y los tormentos de El.  Finalmente, fue precisamente frente a los ojos de María que el  sacrificio Divino, por el cual Ella había nacido y alimentado a la  víctima, tuvo que ser consumado...vemos que estuvo Su Madre frente a la  Cruz de Jesús, quien en un milagro de caridad, nos entregó para que nos  recibiera como sus hijos, voluntariamente ofreciendo a su Hijo a la  divina justicia, muriendo con El en su corazón, atravesada con la espada  de dolor”56.
  San Pío X: “Debido a la unión de  sufrimientos y propósito existente entre Cristo y María, (Ella) mereció  convertirse en la más valiosa Reparadora del mundo perdido, y por esta  razón, la dispensadora de todos los favores que Jesucristo adquirió para  nosotros por Su muerte y Su sangre...y debido a que fue escogida par  Cristo para ser su compañera en la obra de la redención, nos merece  -como dicen- de congruo, aquello que Cristo nos merece de  condigno”...57.
  Benedicto XV: “El hecho de que  Ella estuvo con su Hijo, crucificado y agonizante, fue de acuerdo al  plan divino. Hasta tal punto entregó sus derechos maternales sobre su  Hijo para la salvación del hombre, y lo inmoló –hasta donde la fue  posible- para calmar la justicia de Dios, que podemos correctamente  decir que redimió a la raza humana junto con Cristo”58.
  Pío  XI: “O Madre del amor y de la misericordia quien, cuando vuestro  dulcísimo Hijo estaba consumiendo la Redención de la raza humana en el  altar de la cruz, permanecisteis de pie junto a El, sufriendo con El  como la Corredentora...conserva en nosotros, os lo suplicamos, e  incrementa día con día los frutos preciosos de Su Redención y la  compasión de su Madre”59.
  Pío XII: “Fue Ella quien,  siempre de lo más íntimamente unida con su Hijo, como la Nueva Eva, lo  ofreció en el Gólgota al Padre Eterno, junto con el sacrificio de su  amor y derechos maternales, a favor de todos los hijos de Adán,  avergonzados por la caída vergonzosa de este último”60.
  _________________________  
  55 Para un tratamiento más completo, cf. Schung y  Miravalle, “María Corredentora en los Documentos del Magisterio Papal”, en  María Corredentora, Mediadora y Abogada, Fundamentos Teológicos I,  Queenship Pub. 1995; Calkins, “Enseñanzas del Papa Juan Pablo II sobre  la Corredención”, en María Corredentora, Mediadora y Abogada,  Fundamentos Teológicos II, pp. 113-148.
  56  Papa León XIII, Encíclica Jacunda Semper, 1884.
  57  Papa San Pío X, Encíclica Ad diem illum, 1904.
  58  Papa Benedicto XV, Carta Apostólica, Inter Sodalicia, 1918.
   59 Papa Pío XI, Oración en la Clausura Solemne del  Jubileo de la Redención, 28 de Abril, 1933.
  60 Papa  Pío XII, Encíclica Mystici Corporis, 1943.
  Juan Pablo II:  “En ella, los numerosos e intensos sufrimientos se cumularon en una tal  conexión y relación, que si bien fueron prueba de su fe inquebrantable,  fueron también una contribución a la redención de todos... fue en el  Calvario donde el sufrimiento de María Santísima, junto al de Jesús,  alcanzó un vértice ya difícilmente inimaginable en su profundidad desde  el punto de vista humano, pero ciertamente misterioso y  sobrenaturalmente fecundo para los fines de la salvación universal. Su  subida al Calvario, su estar a los pies de la cruz junto con el  discípulo amado, fueron una participación del todo especial en la muerte  redentora del Hijo”61.
  Juan Pablo II: “Crucificada  espiritualmente con su Hijo crucificado (cf Ga 2:20), contemplaba con  caridad heroica la muerte de su Dios, “consintiendo amorosamente en la  inmolación de la Víctima quien Ella misma había engendrado” (Lumen  gentium, 58)”...Efectivamente, en el Calvario Ella se unió al  sacrificio de su Hijo que tendía a la formación de la Iglesia...De  hecho, el papel de María como Corredentora no cesó con la glorificación  de su Hijo”62.
              Vemos por tanto, que tanto  por el criterio de las enseñanzas de concilios ecuménicos, como por las  repetidas enseñanzas papales a través de encíclicas e instrucciones  generales, la enseñanza de la corredención Mariana, sin lugar a dudas,  constituye una auténtica doctrina dentro de las enseñanzas del  Magisterio.
              En algunas ocasiones es objetado que el  título específico de Corredentora sólo aparece en enseñanzas papales de  menor importancia, y que por lo tanto no representan las enseñanzas  doctrinales de la Iglesia. Esto sería el artificialmente separar el  título de Corredentora de la doctrina teológica de la corredención,  de la que el título está esencialmente ligado y del cual deriva. El  título se refiere a la función espiritual que María lleva a cabo en su  cooperación única en la Redención, y por tanto, el separar el título de  la doctrina es el desconectar inapropiada y peligrosamente el título de  su fundamento doctrinal revelado y enseñado con autoridad. Sintetizando,  la certeza doctrinal de la corredención Mariana, garantiza la  certeza doctrinal de María Corredentora.
              Mas  aún, el uso repetido del título de Corredentora por el papa actual, en  cinco diferentes ocasiones63, debería ser por sí mismo para  los fieles Católicos, lo que quitara inmediatamente cualquier duda sobre  la legitimidad doctrinal del título de Corredentora (ya sea  personalmente o preferido por prudencia por el individuo Católico o no).  No sea que, por otra parte, el que el Católico concluya contrariamente  que el Papa Juan Pablo II ha usado repetidamente un título Mariano que  es en sí mismo doctrinalmente erróneo, teológicamente defectuoso, o  intrínsecamente sin un fundamento doctrinal Católico. Esto parece  extraño al sentido completo de la aceptación religiosa en mente y  voluntad, que debe ser dada a la mente manifiesta del papa en sus  enseñanzas papales no infalibles64.
  ______________________  
  61 Juan Pablo II, Carta Apostólica, Salvifici  Doloris, n.25.
  62 Juan Pablo II, Discurso Papal  en Guayaquil, Ecuador, 31 de Enero de 1985.
  63 Cf  Para las cinco citas y comentarios, cf. Calkins, “Las Enseñanzas de Juan  Pablo II sobre la Corredención Mariana”, María Corredentora...Fundamentos  Teológicos II
  64 Nuevamente, cf Lumen Gentium,  n.25.
              Resumiendo, a la luz tanto de las enseñanzas  conciliares como de las papales, la corredención Mariana y su  correspondiente título, María Corredentora, constituye una enseñanza  doctrinal oficial de la Iglesia.
    6ª Objeción:
  6ª Objeción: 
   A un nivel teológico más especulativo, parece que María no puede  participar en la adquisición de las gracias de la redención (o  “redención objetiva”) como Corredentora, cuando ella misma necesitó ser  redimida. Si Ella cooperó en la redención objetiva, es porque sin Ella,  la redención objetiva no se hubiera alcanzado. Pero si la redención  objetiva definitivamente fue lograda, entonces ella misma no puede ser  beneficiada personalmente. Esto sería aceptar que al mismo tiempo que la  redención objetiva está en el acto de ser alcanzada, ha sido ya  alcanzada, lo cual sería una contradicción.
              Esta  aparente contradicción se quita con el entendimiento adecuado de cómo  María recibió, lo que es llamado la “redención preservativa”, a la luz  de los méritos avanzados de Jesucristo en la cruz.
               Es verdad que María necesitaba ser “redimida”, para poder participar  activamente en el proceso de la Redención como la compañera sin pecado,  la Nueva Eva, con y supeditada a Jesucristo, el Nuevo Adán. El tener el  pecado original o sus efectos, no le hubiera permitido a María estar  completamente unida con el Redentor y en “enemistad” o completa  oposición con Satanás y su semilla de pecado y sus efectos (Gn 3:15), en  el proceso redentor o “re-adquisición” de la familia humana de Satanás,  y el restablecer la gracia para la humanidad. Cualquier pecado de parte  de María le hubiera atribuido una “doble-posición”, al estar en parte  unida tanto al Redentor como a Satanás. Por eso María, como hija de Adán  y Eva a causa de su humanidad, necesitó ser redimida en la forma de ser  preservada del pecado y sus efectos, para poder llevar a cabo  correctamente la tarea de Corredentora con el Redentor, en el proceso de  la redención universal objetiva.
              En la definición  papal de la Inmaculada Concepción de María, hecha por el Beato Papa Pío  IX en 1854, declara que María, desde el primer instante de su concepción  fue liberada del pecado original y todos sus efectos, “en vista de los  méritos de Jesucristo”65. Esto se refiere a la más alta o  “manera más sublime” en que María fue redimida, más allá de todos los  hijos de Adán y Eva. En la redención de María, ella no tuvo que sufrir  la experiencia del pecado original y sus efectos, sino más bien a través  de los méritos avanzados de Jesucristo en el Calvario, fue preservada  de cualquier experiencia o efecto del pecado original, y es por esto  redimida de una manera más sublime (y consecuentemente, por esta rezón,  debe más por la redención a su Hijo que cualquier otra criatura  redimida).
              ¿Cómo, entonces, específicamente la  redención de María en la más alta forma de preservación de pecado  decretada hasta permitirle participar históricamente en la redención  objetiva? Esta manera más sublime de redención se da en el Calvario, en  el hecho de que la primera intención del sacrificio redentor de  Jesucristo, de acuerdo 
  _______________________ 
  65  Beato Papa Pío IX, Bula Dogmática, Ineffabilis Deus, 8 de  Diciembre de 1854.
  Con el plan providencial de Padre66,  fue la de redimir a su propia madre (alcanzada en vistas a la redención  y corredención, la que rescataría de Satanás y del pecado al resto de  la familia humana).
              Esta primera intención del  Redentor de redimir a María, es en sí misma otra manifestación de la más  grande y más sublime manera de la redención de María. Las gracias de  esta primera intención del Redentor, son entonces aplicadas a María en  el momento de su Inmaculada Concepción, permitiéndole ser entonces, la  Corredentora sin pecado, la Nueva Eva histórica, en la redención  objetiva histórica de Jesucristo en el Calvario. Jesucristo primero  redimió a su propia madre en el Calvario(aplicado a ella en el momento  de su concepción, preservándola de pecado), y luego con su activa  corredención al resto de la humanidad.
              Por tanto, no  hay contradicción en el rol histórico de la Corredentora en la  redención objetiva en el Calvario y en la necesidad personal de María de  recibir las gracias de la redención. En virtud de su Inmaculada  Concepción (gracias redentoras aplicadas a Ella en su concepción en  vistas de los méritos futuros de Jesucristo en el Calvario), y como  resultado de la primera intención del sacrificio redentor de Jesucristo,  María fue capaz de participar excepcionalmente en la redención  histórica del resto de la humanidad con su Hijo Redentor. Como el Padre  Galot sintetiza:
  La primera intención del sacrificio redentor  estuvo comprometida de acuerdo al plan divino, con el rescate de María,  alcanzado en vistas de nuestro rescate...Por tanto, mientras que estaba  asociada en el sacrificio del Calvario, María también se benefició, por  anticipado, de los frutos del sacrificio y actuó en la capacidad de  criatura redimida. Pero Ella verdaderamente cooperó en la redención  objetiva, en la adquisición de las gracias de salvación para toda la  humanidad. Su redención fue comprada antes que la de otras criaturas  humanas. María fue rescatada únicamente por Cristo, de tal manera que la  humanidad pudiese ser rescatada con la colaboración de su madre...
   Por tanto, no hay contradicción: la corredención Mariana implica la   redención prevista de María, pero no el cumplimiento de la prevista  redención de la humanidad; esto expresa la situación única de la madre,  quien, mientras que recibía una gracia singular para ella misma de su  Hijo, coopera con El en el logro de la salvación para todos67.
   Aún otras escuelas teológicas prefieren distinguir la noción  general de la redención separada en dos categorías, la de “preservación”  y la de “rescate”. Puesto que María nunca estuvo técnicamente bajo la  atadura de la esclavitud de Satanás puesto que nunca experimentó el  pecado, entonces el término “rescate” es menos apropiado para ella,  puesto que infiere el regresar a alguien de una esclavitud previa. Por  tanto, el término “preservación” o redención preservativa, quizá más 
   __________________________ 
  66 Para un  tratamiento extenso, cf. J.B. Carol, La Corredención de Nuestra Señora,  en Mariología, Vol. II, Bruce, 1958; Friethoff, Una Mariología Completa,  Blackfriars Pub., Londres, 1985, p.182; Galot, S.J., Maria: Mediatrice o  Madre Universale? Civilta Cattolica, 1996, I, 232-244.
  67  Galot, S.J., Maria Corredentrice: Controversie e problemi dottrinali,  Civilta Cattolica, 1994, III, p. 218.
  precisamente distinga la  excepcionalidad de la necesidad de María de ser redimida por Cristo  primero como una hija de Adán y Eva, pero no infiere que haya estado  bajo la esclavitud de Satanás del pecado, siendo ilustrativo de su más  alta forma de redención preservativa y de su subsiguiente participación  en el verdadero “rescate” del resto de la humanidad68.
               ¿Esta primordial intención de Jesucristo de redimir primero a su madre y  después, como intención subsiguiente al resto de la humanidad, viola la  “único sacrificio” de Jesucristo ofrecido por todos, como es discutido  en Hebreos (cf Hb 10:10)? De ninguna manera, puesto que la redención  permanece una, aunque sus intenciones y aplicaciones eficaces son  duplicadas. El único sacrificio redentor de Jesucristo en el Calvario no  constituye “dos redenciones”, sino una sublime redención con dos  aplicaciones salvadoras: la primera aplicación afectando la Inmaculada  Concepción de María y por tanto preparándola para ser la Corredentora en  su cooperación con la redención objetiva; y la segunda, afectando la  redención de la familia humana alcanzada junto con la Corredentora69.
               En su homilía en la Fiesta de la Inmaculada Concepción  dada en la Catedral de Krakow, el Cardenal Karol Wojtyla (el actual  pontífice), sintetizó bien esta verdad Mariana: “para ser la  Corredentora, primero fue la Inmaculada Concepción70.
  
    7ª  Objeción:
   Aún  dando por válida la legitimidad de María Corredentora y su  correspondiente doctrina de la corredención, no existen rezones  substanciales o frutos para su definición papal en estos tiempos, y de  hecho tal definición causaría serias divisiones dentro de la Iglesia.
   Debe ser asentado desde el principio que tal posición referente a  la potencial definición papal de María Corredentora, es ciertamente una  posición aceptable para un número de fieles de la Iglesia Católica. Sin  embargo, exploremos, en un formato de breve síntesis, algunas de las  numerosas razones contemporáneas que han sido ofrecidas en el presente,  para soportar la oportunidad y consecuentes frutos positivos de una  definición formal papal de María Corredentora.
               1.         Una mayor claridad teológica para un área de malentendido en  el presente.
  Cuando el Venerable Pío XI elevó la doctrina de  la Iglesia de la Inmaculada Concepción a nivel de dogma en 1854,  declaró que los frutos de tal definición serían el “llevar a la  perfección” la doctrina, agregando una mayor claridad y luz para  beneficio de todos:
  La Iglesia trabaja duro para pulir las  enseñanzas previas, para llevar a la perfección sus formulaciones, de  tal manera que
  ___________________________ 
  68  Cf. Friethoof, op. cit.
  69 Cf. J.B. Carol, op.  cit.
  70 Karol Cardenal Wojtyla, Homilía en la  Fiesta de la Inmaculada Concepción, 8 de Dic. de 1973.
  esos  dogmas viejos de la doctrina celestial reciban prueba, luz y distinción,  al mismo tiempo que mantengan su totalidad, integridad y su propio  carácter...71
  A la luz de la gran confusión  contemporánea concerniente precisamente con lo que la Iglesia Católica  quiere comunicar en la doctrina de la corredención Mariana (como ha sido  evidenciado por el artículo de The New York Times y sus  reacciones), parecería de lo más beneficioso el contar con una  declaración precisa, formulada en base a las escrituras a la luz de la  Tradición Cristiana, desde la más alta autoridad de la Iglesia Católica,  asegurando su precisión doctrinal y su autenticidad.
               2. Beneficios Ecuménicos en una expresión auténtica Católica del  diálogo doctrinal
  Más que la percepción de estar siendo  contra el imperativo de trabajar por la unidad Cristiana, una  formulación precisa de que creen los Católicos referente a María  Corredentora, y al mismo tiempo que es lo que no creen (Vg.: igualdad  con Jesucristo, divinidad de María, etc.), solamente serviría para un  diálogo ecuménico auténtico basado en la integridad y verdad sobre lo  que realmente es una enseñanza doctrinal Católica.
  El extinto  Cardenal John O´Connor de New York, se refirió a este fruto ecuménico  potencial en su carta de apoyo para la definición papal de María  Corredentora:
  “Claramente, una definición papal formal sería  enunciada en una tan precisa terminología, que otros Cristianos  perderían su intranquilidad de que no sabemos distinguir adecuadamente  entre la asociación excepcional de María con Cristo y el poder redentor  ejercitado por Cristo solo”72.
  Tal definición  ayudaría a evitar la tendencia peligrosa de presentar en un diálogo  ecuménico sólo aquellos elementos doctrinales que los Cristianos  comparten conjuntamente, antes que la difícil pero necesaria acción de  compartir aquellos elementos doctrinales que los Cristianos no tienen en  común. Tal integridad en el intercambio doctrinal ecuménico, es  críticamente necesaria para llegar eventualmente a una verdadera unidad  Cristiana.
              3. Desarrollo adecuado de una doctrina  Mariana
  Los cuatro Dogmas Marianos existentes, la  Maternidad Divina (431), la Virginidad Perpetua (649), la Inmaculada  Concepción (1854) y la Asunción (1950), se refieren a los atributos o  cualidades de la vida terrenal de María, pero ninguno se refiere  directamente a la Madre de Jesús en relación con la familia humana.
   Es interesante anotar que históricamente sólo un mes después de la  definición papal de la Asunción de María en Noviembre de 1950, el  Congreso Mariológico Internacional formalmente pidió al Papa Pío XII la  definición papal de la mediación
  __________________________ 
   71 Beato Pío IX, Ineffabilis Deus, 8 de Diciembre  de 1854, DS 2802.
  72 John Cardinal O´Connor, Carta  de Apoyo dirigida al Papa para pedir el Quinto Dogma, 14 de Febrero de  1994.
  universal de María, como una progresión lógica siguiendo a  la definición de la Asunción73.
              Después  de que la vida y atributos de María han recibido sus respectivas  “perfecciones de doctrina” en definiciones dogmáticas solemnes, así  también, se vería apropiado que la prerrogativa celestial de María como  madre espiritual de todos los pueblos en el orden de la gracia,  inclusive en y fundada sobre su única corredención, que también  recibiese su perfeccionamiento doctrinal en la forma de una definición  dogmática.
              4. Afirmación de la dignidad de la  persona humana y la libertad humana
  Uno de los líderes  mundiales filósofos personalistas contemporáneos (de la escuela  filosófica que se enfoca en la dignidad de la persona humana), Profesor  Dr. Josef Seifert,74 argumenta que un dogma de María  Corredentora constituiría una confirmación suprema de la dignidad y  libertad de la persona humana:
  Un dogma que declare a María  Corredentora daría un testimonio único a la libertad total de la persona  humana y del respeto de Dios por la libertad humana. Este dogma  reconocería de manera última que una decisión libre de la persona  humana de María, quien no iba a ser la Madre de Dios sin su libre fiat  –una decisión que no fue exclusivamente causada por la gracia divina,  sino también el fruto de su elección propia y personal- fue necesaria  para nuestra salvación, o jugó una parte indispensable en la forma  concreta de nuestra redención escogida por Dios.
  En nuestra era,  en la que la filosofía personalista fue desarrollada más profundamente  que nunca antes en la historia de la humanidad, y en la que al mismo  tiempo reinan terribles ideologías anti-personalistas, tal dogma sería  correctamente percibido como una confirmación suprema  de la dignidad de  la persona humana.
  En todo esto vería un valor y significado  crucial y de este dogma al ser proclamado en nuestro tiempo, en el cual,  una nueva conciencia de la dignidad personal ha emergido, al mismo  tiempo que la persona humana ha sido humillada en acción y negada en  teoría más que nunca antes.75
              5.  Reafirmación de la dignidad de la mujer
  En la discusión  contemporánea del feminismo y la naturaleza de la mujer, la proclamación  papal de María Corredentora, subrayaría lo que podría ser propiamente  identificado como el amor radical y respeto por la mujer por parte de  Dios. 
  ____________________________ 
  73 Alma Socia  Christi, Memorias del Congreso Internacional Mariológico en Roma,  1950, p.234.
  74 El Dr. Josef Seifert es Rector de la  Academia Internacional de Filosofía en Liechtenstein y miembro del  Consejo Pontificio por la Vida.
  75 Seifert, María  como Corredentora y Mediadora de todas las Gracias –Bases Filosóficas y  Personalistas de una Doctrina Mariana, en Maria Corredentora...Bases  Teológicas II, p. 166.
  De acuerdo a la Escritura Cristiana,  el plan completo providencial de Dios Padre de enviar a su Hijo para la  redención del hombre estaba dependiente de la libre fiat de una mujer  (cf Lc 1:38; Ga 4:4). Qué gran “confianza” tuvo Dios Padre en la mujer  -en la persona de María- que hizo posible la venida del Redentor de toda  la familia humana condicionada sobre el libre consentimiento de esta  mujer.
              Como el Dr. Seifert nuevamente lo anota:
   Esta nueva declaración de la doctrina Tradicional, demostraría de  nuevo por tanto, una verdad perpetua sobre María y sobre la mujer,  una verdad que siempre ha sido sostenida por la Iglesia, aunque nunca  clara e indudablemente declarada: La más grande acción del amor  gratuito de Dios, la Redención de la humanidad y de nuestra salvación-  es en cierto sentido real también la consecuencia de un acto libre de  una mujer, y por tanto, también un don de una mujer para la humanidad76.
               Y más adelante:
  Este dogma expresaría la dignidad  de la acción humana que excede en su actividad, la sublimidad y  efectividad de las acciones de todos las criaturas angélicas y humanas:  de todos los reyes y políticos, pensadores, científicos, filósofos,  artistas y artesanos desde el principio hasta el fin del mundo...77
   La completa revelación del rol revelado de María Corredentora  podría ser ofrecida, a partir de aquí, como un fundamento ejemplar para  un mejor entendimiento de la contribución excepcional del feminismo a la  humanidad, y como tal, constituir una base antropológica fundamental  para un auténtico feminismo Cristiano.
              6.  Re-énfasis en la necesidad Cristiana de cooperar con la gracia de Dios  para la salvación 
  El erudito Anglicano de Oxford, Dr. J.  Macquarrie, declara que el rol de María Corredentora provee una  expresión concreta de la necesidad humana de cooperar libre y  activamente con la gracia de salvación de Dios. Más aún, él ve la verdad  Cristiana de María Corredentora como un correctivo para los teólogos  que quitan tal dignidad de la persona, y en consecuencia, proponer una  imagen indeseable de la misma Cristiandad. Como lo sintetiza el Dr.  Macquarrie en la siguiente cita:
  En algunas formas de enseñanza,  es aún creído que los seres humanos pueden salvarse sin siquiera saber  que se está dando la salvación. Todo esto se ha dado a través de la  visión de la obra redentora de Cristo de una vez por todas. Es un hecho,  aunque sea o no reconocido por todos. Para Barth, la Redención  (subjetiva) es un acto puramente subjetivo, en que ha terminado, fuera  de nosotros, sin nosotros, aún en contra de nosotros...
  ____________________________  
  76 Seifert, op. cit., p.168.
  77  Ibid.
  La Redención no es para él, algo que debe ser considerado  como un proceso en marcha en el cual tenemos alguna parte, sino como un  acto de Dios de una vez por todas, mucho antes de que naciéramos...
              Ahora, si uno coincide con este punto de Barth, entonces  pienso, que uno tendría que decir en verdad, está tratando a los seres  humanos como borregos o ganado, o aún como marionetas, no como seres  únicos que son, seres espirituales hechos a imagen de Dios y entregado  con una medida de libertad y responsabilidad...Es entendible que  Feuerbach, Marx, Nietzche y toda la galaxia de pensadores modernos,  llegaron a creer que el Cristianismo los alienaba de su humanidad  genuina...
             Regresemos ahora a la consideración de  María como Corredentora. Quizá debamos de reconocer que Bath y otros  hayan estado en correcto en creer que el lugar dado a María en la  teología Católica es un peligro a la doctrina de sola gratia  (sólo la gracia), pero pienso, que este es el caso sólo cuando la  doctrina de sola gratia es interpretada en su forma extrema,  cuando esta doctrina se convierte a sí misma en un peligro a una visión  genuinamente personal y bíblica del ser humano...un ser todavía capaz de  responderle a Dios en la obra de seguir construyendo la creación. Esta  visión esperanzadora de la raza humana es personificada y guardado como  reliquia en María.
             En los vistazos que tenemos en los  evangelios de María, el permanecer al pie de la cruz junto con su Hijo,  y sus oraciones e intercesiones con los apóstoles, son formas  particularmente impactantes en las que María compartió y apoyó la obra  de Cristo...Es María la que se ha convertido en un símbolo de la  perfecta armonía entre la voluntad divina y la respuesta humana, por  tanto que es Ella quien le da sentido a la expresión Corredentora78.
   María Corredentora y su nueva proclamación serviría para proteger  la libertad humana, dignidad  y el imperativo humano de cooperar  libremente con la gracia de la salvación.
  7. El “Sufrimiento  es Redentor” y la “Cultura de la Muerte”
             Una  definición solemne de María Corredentora sería una proclamación  Cristiana al mundo de que el “sufrimiento es redentor”. El  ejemplo Cristiano de la Corredentora manifiesta al mundo que el aceptar  las cruces providencialmente permitidas en nuestra existencia humana, no  es una pérdida sin valor que debe ser evitada a toda costa, incluyendo  los males intrínsecos tales como la eutanasia y el aborto. Sino más bien  que el soportar pacientemente todos las penalidades humanas, es de un  valor sobrenatural cuando son unidos con los sufrimientos de Jesucristo,  una participación en la distribución de las gracias redentoras del  Calvario, tanto para nosotros como
  _______________________ 
   78 J. Macquarrie, “María Corredentora y Disputas sobre la  Justificación...”op. cit. p.248, 255.
  Aún el ejemplo del  “si” de María a la vida prenatal en circunstancias que pudieron  favorecer un juicio injusto y el ridículo entre la gente, en una muestra  de un “si” corredentor que todos deberían decir en respuesta al caso de  una vida nonata, independientemente de las circunstancias.
  Juan  Pablo II describe la actual “Cultura de la Muerte”, como un “clima  cultural que falla en percibir cualquier sentido o valor al sufrimiento,  que considera que el sufrimiento es un epítome de mal que debe ser  eliminado a toda costa. Este es especialmente el caso en la ausencia de  una visión que pudiera ayudar un entendimiento positivo del misterio del  sufrimiento”79.
  El ejemplo concreto de María  Corredentora ofrece a la Iglesia y al mundo, el mensaje positivo  Cristiano de que el “sufrir es redentor” en todas las circunstancias  posibles, desde la persecución Cristiana, hasta el cáncer terminal, el  embarazo “no deseado”, y las cruces de la vida diaria ordinaria.
  8  Unidad a través del carisma papal dentro de la Iglesia Católica
   Desde la perspectiva Católica, el carisma (o don del Espíritu  Santo) que es dado a San Pedro y a sus sucesores, los papas subsecuentes  (cf Mt 16:15-20), es una fuente de unidad en doctrina y en vida para  los miembros de la Iglesia. Cuando el carisma específico de la  infalibilidad papal es usado en el resguardo contra de un error por el  Espíritu Santo en materia de fe y moral, tal ejercicio salvaguarda y  adecuadamente refuerza la unidad Católica basada en la unidad de la fe,  verdad y doctrina. El mismo beneficio de unidad que proviene con el  ejercicio del carisma papal también se daría en el caso de la definición  solemne de María Corredentora.
  En algunas ocasiones es objetado  que tal definición sobre la corredención Mariana, causaría división  dentro de la Iglesia. Es imperativo ser claro en este punto: La  verdad Cristiana une por su naturaleza, es sólo el rechazo de la verdad  Cristiana el que divide. Lo mismo es válido para una potencial  definición de María Corredentora.
       El primer lugar, ya es  una enseñanza doctrinal de la Iglesia y por esto mismo, debería ser  aceptada por los fieles Católicos con una asentimiento religioso de  mente y voluntad80. En segundo lugar, como ya fue declarado,  un ejercicio del carisma papal de infalibilidad al servicio de la verdad  Cristiana, guiada por el Espíritu Santo, traería consigo la gracia de  la unidad de corazones, basados en la unidad de verdad y vida. Pero así  como fue verdad para Jesucristo el “signo de contradicción" (cf Lc  2:35), así también sería verdad el rechazo de la verdad concerniente a  la Madre del “Signo de Contradicción”.
  Por tanto, cualquier  división dentro de la Iglesia en respuesta a una definición papal  infalible de la doctrina de la Corredentora, no constituiría, ni sería  correctamente percibido, como un componente verdadero y válido de la  definición papal en sí misma, sino desafortunadamente sólo un rechazo.
   _____________________________ 
  79 Juan Pablo II,  Encíclica 1995, Evangelium Vitae, n.15.
  80 Again,  cf Lumen Gentium, n.25.
  9 Santos Modernos y la  Corredentora
  Un posible indicio de la madurez de la Doctrina  sobre la Corredentora y su definibilidad, es el testimonio moderno y  las enseñanzas sobre esta verdad Mariana dadas por un gran número de  santos canonizados y beatos contemporáneos. La generosa apreciación de  santos recientes sobre la corredención Mariana indica su madurez  espiritual en los corazones de santidad heroica dentro del Cuerpo  Místico.
  Aquellos particularmente expresivos en su apreciación  de la corredención Mariana, como doctrina Mariana  y como un modelo de  vida espiritual Cristiana, incluyen a Sta. Teresa de Liseux, Sn.  Maximiliano Kolbe, Sn. Pío X, Sn. Francisco Javier Cabrini, Sta. Gemma  Galgani, Sn. Leopoldo Mandic, B. Elizabeth de la Trinidad, Sta. Edith  Stein, B. J. María Escrivá, B. Padre Pío, y otros más81.
   Auque todavía no ha sido oficialmente beatificada la Madre Teresa,  sin embargo, parece apropiado citar su carta de apoyo pidiendo la  definición papal de María Corredentora: “La definición papal de María  Corredentora, Mediadora de todas las gracias y Abogada, traerá grandes  gracias a la Iglesia. Todo por Jesús a través de María”82.
               10. Iniciación del Triunfo del Inmaculado Corazón  profetizado en Fátima
  Un gran número de autores y pensadores  Marianos de todo el mundo83, también ven en la proclamación  papal de María Corredentora, junto con los roles espirituales como  Mediadora de todas las gracias y Abogada, lo que ha sido referido como  la “iniciación” definitiva o la iniciación del Triunfo del Inmaculado  Corazón de María, tal y como fue profetizado en la aparición de Nuestra  Señora en Fátima, Portugal en 1917.
  La noción particular del  “Triunfo del Corazón Inmaculado”, viene de las palabras dadas por María  en Fátima a los niños videntes, en las apariciones aprobadas por la  Iglesia, las que después de profetizar tales eventos como el surgimiento  del comunismo ateo, persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre, una  potencial segunda guerra mundial y la aniquilación de varias naciones,  entonces declaró: “Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará”...84
   El Triunfo del Corazón Inmaculado de María es desde entonces  previsto como un dramático influjo de gracias sobrenaturales para el  mundo, mediadas por medio
  __________________________ 
  81  Para un tratamiento más completo de la hagiografía sobre la  Corredención Mariana, cf Stefano Minelli, FFI, “Hagiografía del Siglo  Veinte sobre la Corredención Mariana”, en María al Pie de la Cruz,  Actas del Simposio sobre la Corredención Mariana en Inglaterra,  1999.
  82 Madre Teresa de Calcuta, Carta de Apoyo  por el Quinto Dogma Mariano, 14 de Agosto, 1993.
  83  Como ejemplo de tal pensamiento, cf en Miravalle, ed., Discernimientos  Contemporáneos sobre un Quinto Dogma Mariano, Bases Teológicas III,  Queenship Pub., 2000, los siguientes ensayos: Embajador Howard Dee,  “Embajador de Nuestra Señora, Juan Pablo II, Fátima y el Quinto Dogma  Mariano”; Dr. Bartholomew, “Un Científico Explora a María,  Corredentora”; Calkins, “El Mensaje de Nuestra Señora de Todas las  Naciones”.
  84 Memorias de la Hna.. Lucia de Fátima,  13 de Julio de 1917.
  La Corredentora, Mediadora y Abogada, y  conduciendo a un período de paz espiritual para la humanidad.
               El rol de la proclamación papal de María Corredentora en el Triunfo del  Corazón Inmaculado de María, como fue profetizado, sería visto por  algunos Marianos contemporáneos como el reconocimiento oficial del papa,  como la más alta autoridad de la Iglesia, ejerciendo la libertad  requerida por parte de la humanidad, para permitir que sea liberada la  total potencia mediadora e intercesora de María Corredentora, Mediadora y  Abogada, en la distribución de las gracias redentoras del Calvario para  el mundo contemporáneo.
              Dios no fuerza sus gracias  sobre nosotros, sino espera el consentimiento libre de la humanidad. Con  la definición papal oficial de María Corredentora dada por la máxima  autoridad humana en libre voluntad a favor de la humanidad, este libre  acto “liberará” a la Corredentora para distribuir completamente las  gracias del Calvario en un nuevo derramamiento de gracias del Espíritu  Santo para el mundo. Como fue explicado por el Ex-Embajador de las  Filipinas en el Vaticano:
  Hace dos mil años durante el Primer  Adviento, el Espíritu Santo descendió sobre María, y cuando el poder del  Altísimo la cubrió, concibió a Jesús, Hijo de Dios. Ahora, durante este  Nuevo Adviento, es la Madre de Todos los Pueblos, Corredentora,  Mediadora de todas las gracias y Abogada, la que acompañará a su Esposo  para descender a nuestros corazones y a nuestras almas, y recrear en  cada uno de nosotros –si damos nuestro fiat- la semejanza de  Jesús...La proclamación del Quinto Dogma ya no es nuestra prerrogativa;  es nuestro deber85.
  Como tal, la proclamación papal  de María Corredentora efectuará una liberación histórica de gracias  sobre el mundo, por el ejercicio pleno de la madre espiritual de todos  los pueblos en su más generoso ejercicio de sus roles como Corredentora,  Mediadora de todas las gracias y Abogada86.
  Conclusión
               Se espera que se hayan dado algunas luces sobre las  principales preguntas concernientes a la discusión presente en el tema  de María Corredentora en sí misma, y, al menos como forma de  introducción, en discutir el aspecto específico de una potencial  definición papal sobre la doctrina de la Corredentora.
               Referente a cualquier definición potencial futura de la Corredentora  desde una perspectiva Católica, debería reinar finalmente la paz y la  verdad en los corazones y mentes de los fieles, en la conducción por el  pontífice de la Iglesia, en temas de fe y 
  ____________________________  
  85 Embajador Howard Dee: “Embajador de Nuestra  Señora, Juan Pablo II y el Quinto Dogma Mariano”, en Discernimientos  Contemporáneos, op. cit. p. 12-13.
  86 Para un  tratado extenso, cf. Miravalle, El Dogma y el Triunfo, Queenship  Pub., 1998
  moral, independientemente de la diversidad presente  de opiniones personales en este tema.
              Desde la  perspectiva general Cristiana, referente a la doctrina de María  Corredentora y a otras doctrinas que actualmente nos dividen,  mantengamos la fe en eventual cumplimiento de la oración de Jesucristo  por la unidad Cristiana en la Ultima Cena: ”...para que todos sean uno.  Como tú, Padre, en mí y yo en ti, para que ellos también sean uno en  nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17:21).  Aparte de los avances y retrocesos temporales históricos, los Cristianos  deben tener fe en la unidad final Cristiana de corazón, la que  florecerá en unidad de mente, verdad y fe basada en el único Jesucristo,  quien es “el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14:6).
                                                              Dr. Mark Miravalle
                                                              Profesor de Teología y Mariología
                                                              Universidad Franciscana de Steubenville
                                                              25 de Marzo del 2001 
                                NO QUISE INSULTAR AL DR  MIRAVALLE SIPRIMIENDO LAS CITAS DE “LOLEC”, ALIAS  “EL SUBITO”, Y  APESAAR DE TENER EL UNA EXELENTE OPINION SOBRE NUESTRA SANTISIMA MADRE,  ESO NO LE VALE COMO ATENUANTE ANTE EL HECHO DE HABER “BESADO EL CORAN “ Y  DEMAS BARBARIDADES YA POR TODOS CONOCIDAS…EN FIN…MAL QUE NOS PESE EL  HEREJE DE LUTERO ESCTIBIO BELLISIMAS LINESA SOBRE LA VIRGEN MARIA…
   gladius.