ALEMANIA | El ex canciller Helmut Kohl cumple 80 años
El político alemán que más hizo por Europa y por la reunificación alemana
Helmut Kohl en la Fundación Konrad-Adenauer, a los 20 años de la caída del Muro de Berlín. | Reuters
"El canciller de la unidad", Helmut Kohl, cumplirá 80 años el 3 de abril y el partido se plantea su rehabilitación, tras la caída del ídolo en 2.000 a causa del escándalo de las donaciones secretas. Un grupo de veteranos de la CDU ha solicitado que se le otorgue la Presidencia honoraria del partido y la nueva generación de demócrata cristianos reconoce abiertamente su admiración, pero bien por el coste político que supondría o a causa de las viejas cuestiones internas, nada garantiza todavía que la celebración oficial del cumpleaños, programada para el 5 de mayo en Ludwigshafen, y a la que Merkel ha confirmado su asistencia, acabe siendo poco más que un acto de compromiso.
El delicado estado de salud de Helmut Kohl lo mantiene apartado de la vida pública y apenas le permitió una breve aparición en el XX aniversario de la caída del Muro de Berlín, en noviembre pasado. Su actual esposa, Maike, con la que se casó en mayo de 2008 durante su convalecencia en una clínica de Heidelberg y que es 34 años más joven que él, publica hábil e incansablemente las memorias del ex canciller, en las que se autorretrata como el factótum de la reunificación.
Ahora, con motivo de su 80º aniversario, sale a la luz la biografía crítica de Joachim Noack, periodista que siguió a Kohl desde sus inicios en la política regional hasta las postrimerías de su Gobierno y que sienta las bases de lo que los libros de historia dirán sobre el único alemán que creyó posible la reunificación: Helmut Kohl.
Primeros años
Noack conoció a Kohl cuando tenía 20 años y comenzaba en una redacción de provincias. Recuerda a "un treintañero, con el aire fresco de la CDU, que venía a cambiar las cosas y olía a poder". "Exhalaba un no explícito -quédate a mi lado, yo seré canciller y no te haré daño-". "Entonces era otro, invitaba a periodistas de poca monta como yo, a su despacho. Ponía música de Vivaldi y hablábamos durante horas de política", dice Joachim Noack, quien reconoce que su personal orientación de izquierda no fue obstáculo para dejarse "embriagar por aquel tipo seductor, vital y grande, un elegante reformista al que no percibíamos como un conservador, sino como un rebelde en el ala izquierda de la CDU hasta mitad de los 70".
"Ya en el poder, descubrimos al 'egoman'. Adoptó el papel de 'pater familias' que usaba al partido como familia política y proporcionaba a cambio seguridad, al tiempo que logró amistades formidables con líderes mundiales como Gorbachov o con Bush (enviaba puntualmente regalos a la señora Bush)que resultaron después clave en el gran momento tanto de su carrera política como de la historia de Alemania. De alguna forma hizo creer al mundo que los alemanes no éramos tan malos, que de nuevo se podía volver a confiar en nosotros".
Noack, uno de los periodistas más críticos con los 16 años de Gobierno que le valieron el apodo de "eterno canciller", reconoce que en 1989 "nadie, excepto Kohl, se atrevió a imaginar que tras la caída del Muro de Berlín no sólo volverían a encontrarse las familias separadas, sino que además se reunificaría el país y, de propina, ambas Alemanias formarían parte de la OTAN". E insiste: "Nadie quería la reunificación, pero Kohl les dijo por teléfono: yo le garantizo que los alemanes permanecerán tranquilos, y a él sí le creyeron, donde no hubiesen confiado en ningún otro".
Canciller honorario
Ese gran papel histórico fue reconocido también por su sucesor, el socialdemócrata Gerhard Schröder, que tras ser elegido canciller, y al no tener Kohl una vivienda en propiedad, le ofreció la residencia que durante más de una década había ocupado como jefe de Gobierno en Bonn, junto con su esposa Hannelore, convirtiéndolo de hecho en una especie de canciller honorario. Fue una larga y dura negociación que a Schröder le gusta rememorar de vez en cuando, con una jarra de cerveza en la mano: "Yo quería cedérsela gratis, pero se negaba a no pagar alquiler. Y cada vez que accedía a fijar un precio, él se empeñaba en que el precio fuese aún más alto, a pesar de que todos sabíamos que esa casa, en el fondo, nunca le había gustado".
En los meses posteriores a su salida de la Cancillería, Kohl siguió ejerciendo como poder fáctico en Alemania y los líderes internacionales que visitaban el país se reunían con el nuevo Gobierno roji-verde, sí, pero también con él.
El escándalo de las donaciones
Hasta que a finales de 2000 se trunca ese reconocimiento generalizado, cuando estalla el escándalo de donaciones secretas que Kohl había estado administrando al margen de la contabilidad oficial del partido, sumas millonarias que habían sido destinadas a engrasar la reunificación y los obstáculos que iban surgiendo en este y oeste. Kohl fue apartado de la CDU tras negarse a delatar a los donantes. "Su identidad es el mayor secreto de la historia de la República. Han pasado ya 10 años y permanecen anónimos, ni uno ha salido a decir 'yo fui, liberen ya a Kohl de esa responsabilidad'", se sorprende Joachim Noack, convencido de que "recibió esos fondos con la conciencia tranquila, eran para el bien de Alemania. Ése era precisamente el problema, que como el Rey Sol, había identificado su persona con el Estado alemán".
El biógrafo se niega a aceptar como atenuante el hecho de que Kohl jamás se quedó con un solo marco, por lo que el castigo, quizá visto desde España, puede parecer un poco drástico. "Pues es bien sencillo", responde Noack, "era el hombre que hacía las leyes para todos los ciudadanos de la República y él mismo se las estaba saltando. No hay nada peor en una democracia".
Kohl, como el 'Rey Sol'.
Noack reconoce que Kohl tendrá su lugar en los libros de historia, pero no está de acuerdo con que haya sido el político que mayor servicio ha hecho a Alemania en el siglo XX. "No es exacto. Kohl es el político alemán que mayor servicio ha hecho a Europa en todos los tiempos".
Las relaciones entre Kohl y Merkel
Otro de los misterios de la defenestración de Helmut Kohl es el papel que jugó la entonces presidenta de la CDU, Angela Merkel, y Noack tiene también para esto una teoría: "Merkel quiso salvar a la CDU. También quería salvar al canciller Kohl, un gran activo político, e intentó la pirueta, pero cuando tuvo que decidir, porque mantener el caso abierto habría terminado con todos, salvó a la CDU".
Otto Wulff, presidente del club señor de la CDU, que reúne a los 57.000 militantes más veteranos, ha solicitado la Presidencia de honor del partido para Helmut Kohl. Sebastian Ehlers, que nació el mismo año en que Kohl entró en la Cancillería y que hoy dirige la CDU en Schwerin, es uno de los jóvenes del partido que reivindican al ex canciller como "un patriota cosmopolita" y como "el padre del euro" e invita a felicitar al ex canciller por su 80 cumpleaños en una web habilitada a tal efecto (http://www.helmut-kohl.cdu.de/).
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