OPINION - CUBA | TRAS LA MUERTE DE PAYA Y CEPERO, EL REGIMEN BUSCA COBRARSE LA TERCERA VICTIMA: MICAELA HIERRO
Apenas  me enteré el pasado 22 de julio de la noticia del fallecimiento del  ingeniero y político cubano, Oswaldo Payá Sardiñas, en un dudoso  accidente automovilístico, sentí profundo dolor de ver partir a una  persona de su nobleza, modelo de lucha desinteresada por el pueblo  cubano, a quien tuve el honor de conocer cuando le entregué el Premio a  la Apertura Democrática, reconocimiento de CADAL en el octavo  aniversario del Proyecto Varela. Y seguidamente pensé en que podría ser  la gota que rebalse el vaso lleno de abusos del régimen castrista y que  sea una oportunidad de cambio.
Lamentablemente,  a pocos días del fallecimiento de uno de los referentes más importantes  de la oposición al régimen castrista, no son diferentes los hechos que  se observan a los que siguieron a otras muertes que ya ha cobrado los 53  años de dictadura.
Sí  se han visto numerosas y significativas reacciones internacionales,  como las declaraciones hechas por el ex Presidente de Polonia, Lech  Walesa y el Ex Presidente de Chile, Eduardo Frei, así como de actuales  Jefes de Estado que lo conocieron personalmente o sabían de su lucha por  los derechos políticos, económicos y sociales en Cuba. Por ejemplo, el  sentido minuto de silencio pedido por el Presidente de México Felipe  Calderón y sus palabras de reconocimiento y admiración al líder  humanista cristiano con quién compartió valores y solidaridad  interpartidaria a nivel regional en foros como los de la Organización  Demócrata Cristiana para las Américas (ODCA).
Aunque  políticos y activistas de todo el mundo lloraron su muerte, e hicieron  declaraciones lamentando la pérdida, los Castro no se han inhibido para  seguir reprimiendo cualquier movimiento de oposición en la isla. La  conducta que caracteriza a la dictadura se ha visto ejemplificada cuando  el Senador chileno Patricio Walker intentó viajar para asistir al  funeral de su amigo, pero el consulado cubano en Chile le negó la visa.  Seguido de actos tan inhumanos como la de no respetar el dolor ajeno ni  en el funeral, cuando el día martes 24 de julio detuvieron 25 activistas  que fueron a honrar la memoria, junto al cajón, de quién fue compañero  de lucha por la libertad de Cuba. Y ya no llama la atención que es parte  de la práctica diaria del régimen castrista negar la entrada al país de  amigos de los disidentes y encarcelar a opositores.
Por  su parte, el periódico oficial Granma acusa de calumniadores a los  gobiernos extranjeros que han solicitado transparencia en la  investigación y de esa manera rechaza el compartir las evidencias del  accidente con las familias de las víctimas y mucho menos con gobiernos  extranjeros o la prensa internacional. El régimen cubano que no  acostumbra dar cuentas ni al pueblo cubano tampoco lo hará a la  comunidad internacional.
La  viuda de Oswaldo, Ofelia Acevedo y su hija Rosa María, se encuentran en  su legítimo derecho de desconfiar sobre la versión oficial, sospecha  justificada al recordar el incidente sufrido días antes por el mismo  Oswaldo y el haber recibido sistemáticamente amenazas contra su vida por  parte de la policía política de Cuba durante décadas.
Así  es como las causas del accidente que se cobró la vida del líder del  Movimiento Cristiano de Liberación (MCL) y la del joven del mismo  movimiento, Harold Cepero, todavía siguen sin transparentarse. Durante  todos estos días esperábamos las declaraciones de los dos jóvenes  testigos para ver si confirmaban o no el reporte oficial que declara que  ha sido un accidente por la violación del límite de velocidad del  conductor, Ángel Carromero, vicesecretario de Nuevas Generaciones del  Partido Popular.
Asimismo,  el presidente de la Liga de la Juventud Demócrata Cristiana de Suecia  (KDU) Jens Aron Modig, quien también sobrevivió al accidente, hasta el  lunes 31 en que dio una conferencia de prensa, no había podido regresar a  su país. El joven sueco habló ante periodistas nacionales e  internacionales, y reconoció lamentar sus acciones (llevarle 4 mil euros  a Payá y el realizar un intercambio de experiencia con jóvenes del  MCL), aludiendo desconocimiento de que eran ilegales en Cuba. Ser cierto  o no su pesar, sus acciones son ilegales porque Cuba es una dictadura,  porque en una democracia no es ilegal hacer visitas a partidos del mismo  ideario y realizar actividades en forma conjunta. Dudo que esté muy  apenado por haber ayudado a quien trabajó con gran tenacidad y  honestidad por la libertad de sus compatriotas. Apenado debe estar por  no poder decir lo que realmente piensa y el estar él sufriendo en carne  propia un pedacito de la represión que sufren los cubanos diariamente.
Lo  que la comunidad debe alertar a estas alturas es que las personas que  visitan Cuba no son plenamente libres de ejercer los derechos de  movilidad como en el resto del mundo democrático. La comunidad  internacional debe estar atenta a la tercera víctima que se podría  cobrar este accidente.
Me  refiero a que en este momento el español se encuentra imputado por el  régimen Cubano con cargos de homicidio y teme ser condenado hasta 10  años de prisión.
El  español pidió que “en vez de preocuparse de ver la muerte de Payá con  fines políticos que lo ayuden a sacarlo de allí”. Se podría inferir de  sus declaraciones que teme que el régimen cubano se ensañe con él por la  repercusión internacional que tuvo el accidente. Alguien tiene que  pagar y parece que ese es Carromero. No llamaría la atención que los  Castro lo utilicen como moneda de cambio con Rajoy y que lo fuerce  quizás a que España adopte otra postura más indulgente ante las  violaciones de los derechos humanos de Cuba o facilite a que Europa  levante la condena a Cuba en la misma materia.
Sea  como sea, en esta semana se han ejemplificado las prácticas permanentes  de instauración del miedo por parte de la dictadura cubana que le  permiten mantener la voz de mando por cinco décadas mientras que la voz  de solidaridad con Cuba permanece en sordina.
Micaela  Hierro Dori es Coordinadora de Programas de CADAL. En su última visita  para llevar solidaridad a quienes en Cuba luchan pacíficamente por la  apertura democrática, fue detenida e interrogada por la Seguridad del  Estado luego de reunirse con el laico Dagoberto Valdés en Pinar del Río.
 

 
 






 
 
 

 
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