COPEI Y LA JUSTICIA CHAVISTA
La sentencia dictada por la "justicia" chavista contra el dirigente opositor Leopoldo López, no hace otra cosa que ratificar lo que ya ha sido una constante a lo largo de estos 16 años de opresión dictatorial: en Venezuela no existe justicia, esta la ejerce el gobierno a su discreción, no hay separación de poderes, no hay garantías legales ni constitucionales de ningún tipo para nadie, el ciudadano que cae preso por razones políticas se convierte automáticamente en un secuestrado del gobierno. La legalidad chavista es única en su género, no responde sino a los caprichos, deseos y conveniencias, de quienes detentan el poder.
Esa "justicia" ya la sufrimos los luchadores democráticos con los sucesos del 11 de abril de 2002, cuando los asesinos que fueron filmados masacrando al pueblo quedaron en plena libertad y los policías metropolitanos que cumplieron con su deber de defender a los ciudadanos están presos y condenados a 30 años de presidio. También la sufrieron los jueces de la Corte Contencioso Administrativa destituidos, "sin ton ni son", por una rabieta presidencial. Luego la experimentó en carne propia con su destitución y prisión, violación incluida, la digna Juez Afiuni, por dictar una sentencia apegada a derecho. Otra dosis de esa "justicia revolucionaria" también la recibió la valiente parlamentaria María Corina Machado, desaforada de su condición "sin derecho a pataleo" con el solo juicio del sumo sacerdote de la arbitrariedad y el despotismo, el Teniente Cabello. "Justicia" que luego se les aplicó a los Alcaldes Scarano, Ceballos y Ledezma, para destituirlos y "encanarlos", y nuevamente a María Corina para inhabilitarla con un argumento ridículo, al igual que a nuestro querido compañero, el ex Gobernador del Táchira Cesar Pérez Vivas y al Diputado Abelardo Díaz, ambos impedidos de aspirar al desempeño de posiciones públicas, simplemente porque al gobierno "no le da la gana".
Esa "justicia", esa mismísima aberrante y proterva "justicia", arbitraria e ilegal, hecha a la medida de las conveniencias e intereses del gobierno, es la que ahora va a decidir el futuro de COPEI, gracias a que a ella fue que acudieron, tras bastidores, ciertos personajes preñados de ambiciones, para saciar sus apetencias de poder y figuración a cualquier precio.
Lo más cuestionable de toda esta perversa operación montada en inocultable alianza con el gobierno contra COPEI, es el elevado nivel de cinismo con el que se ha actuado, puesto que a tal canallada se le ha pretendido recubrir con un halo altruista de lucha por el rescate de los principios y valores de la Democracia Cristiana, cuando paralelamente se utiliza la mentira y la manipulación de imágenes para inocularle el germen del odio y la desunión a desprevenidos militantes de base y dirigentes medios del partido. Para ello no ha existido ningún género de freno moral en la tergiversación de los fines de sagradas instituciones de formación política, puestas de manera innoble al servicio de causas subalternas de índole estrictamente personal. Eso nunca había sucedido en el seno de la Democracia Cristiana venezolana.
A esa "justicia gobiernera" y a esa desviación personalista es a la que nos enfrentamos dentro de COPEI y es a la que vamos a derrotar. Estamos conscientes de que la decisión del TSJ nunca se tomará en función de la verdad y la justicia, aún cuando nos pudiera favorecer en un momento dado, ello será como consecuencia de si favorece o no a los intereses del gobierno. Lo más seguro es que quienes han asaltado a COPEI obtengan una sentencia favorable, como la que la Jueza Barreiro desvergonzadamente le entregó al Sr Cabello, pero jamás tendrán la verdad de su lado. Al final COPEI triunfará y la auténtica Democracia Cristiana perdurará como la expresión política de mayor solidez moral
Luis Hidalgo Parisca
Caracas, 13 de septiembre de 2015
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