domingo, 2 de agosto de 2009

BARRABAS EN VENEZUELA

Por Heberto Díaz Oquendo

Recién termino de leer el primer capítulo del libro Jesús de Nazaret, escrito por el Papa Benedicto XVI y me sorprende saber que Barrabás no fue un simple ladrón; Barrabás fue un líder popular de la resistencia armada y un preso político. No me sorprende que en la consulta popular, en aquel tiempo, para decidir la suerte de Jesús y Barrabás, los judíos decidieron a favor de Barrabás y condenaron a Jesús, un líder que hablaba en nombre de Dios, sobre derechos humanos y se proclamaba hijo de Dios. No me sorprende el resultado de la consulta porque el hombre apuesta siempre a lo tangible, aunque el precio sea perder su libertad.

Venezuela no ha sido la excepción. Matar a Dios trae como consecuencia la espantosa necesidad de sustituirlo por otro hombre, tan humano e imperfecto, como todos los hombres y, tan mortal y frágil, como todos los hombres. Sin embargo, es más fácil condenar a Jesús y eliminar a Dios, que defender la dignidad y los derechos humanos; porque luchar ante un estado poderoso para garantizar el respeto a los derechos fundamentales de todos, es muy peligroso. Es más fácil votar por Barrarás y condenar a Dios, que exigir respeto a los derechos humanos.

Es alarmante la similitud entre todas las llamadas ideologías del mal por Juan Pablo II y que ahora confirma Benedicto XVI. Todas pretenden sustituir a Dios por un hombre que se hace dueño del destino y de los derechos del hombre. Las más grandes tragedias y desmanes provocados por el hombre en contra del hombre, se han producido en dictaduras ejecutadas por hombres que han pretendido estar por encima del hombre común y, han actuado, como Dioses, entrometiéndose en la vida y el destino de la gente, causándoles dolor, muertes y violaciones a sus derechos humanos.

Cuando se mata a Dios desaparece la democracia y los derechos humanos.

El socialismo y el comunismo que nos quieren imponer en Venezuela, empieza por la desaparición de Dios, para sustituirlo por un líder mesiánico que promete un mundo y un hombre nuevo, partiendo del sacrificio del hombre de ahora y la eliminación de sus derechos. Chávez es un dictador que destruye a los venezolanos que no están dispuestos a entregar su vida por una causa absurda e inviable que consiste en construir un mundo y un hombre que solo Dios puede crear. Chávez es un dictador terrible que entrega la cabeza de Jesús y salva a Barrabas.

Venezuela no merece el comunismo. Venezuela es un país de libertad y de valores democráticos.

Barrabas no debe gobernar a Venezuela.

Heberto Díaz Oquendo
Secretario de Organización
y Control Electoral
Copei Partido Popular/Zulia

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