sábado, 11 de diciembre de 2010

Católicos piden paz y unidad para Venezuela durante culto a la Inmaculada Concepción

Católicos piden paz y unidad para Venezuela durante culto a la Inmaculada Concepción


“En Venezuela, como en el resto del mundo, muchos años antes de su proclamación, los católicos ya reconocíamos que la Virgen María fue preservada del pecado desde el momento de su concepción”, dijo Monseñor González de Zárate en la Catedral Metropolitana de Caracas.

Ramón Antonio Pérez

Caracas, 8 de diciembre de 2010.- “Hay que pedirle al Señor nos ayude a superar la tragedia que ha enlutado a muchos de nuestros hermanos, y que ha dejado en condición de damnificados a miles de familias. Debemos pedirle a Dios que la paz, el amor y la unidad reinen en esta época cuando recordaremos el nacimiento de Jesús de Nazaret. De esta manera se expresó el obispo auxiliar de Caracas, Monseñor Jesús González de Zárate, al durante los festejos religiosos en honor a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, en la Catedral Metropolitana de la capital venezolana.
El Prelado expresó en la misa que cada 8 de diciembre el catolicismo recuerda a la Inmaculada Concepción de la Virgen, proclamada por el Papa Pío IX, en 1854. “María, por un privilegio único, fue preservada de la mancha original desde el primer instante de su concepción”, dijo González de Zárate.
De igual manera recordó que el Papa León XIII, veinticinco años más tarde, elevó esta fiesta a la máxima categoría litúrgica, aunque había sido durante el Concilio de Basilea de 1493, cuando surgió la idea de proclamar este importante dogma de la fe católica.

Bendición del Nacimiento en Catedral

Monseñor Jesús González de Zárate bendijo el Nacimiento de la Catedral de Caracas.
Al culminar la misa, Monseñor González de Zarate, acompañado del párroco de la Catedral Metropolitana de Caracas, presbítero Juan Carlos Silva; y del vicario, padre Daniel Loureiro, bendijo el Nacimiento ubicado en una de las capillas laterales del templo, y que desde esta fecha marca el inicio de la navidad para los caraqueños.
El obispo aprovechó el momento para invitar a los católicos a orar por Venezuela, especialmente en esta época que ha sido marcada por la tragedia en muchas familias, a consecuencia de las lluvias caídas en gran parte de la geografía nacional.
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Benedicto XVI: “María nos mira con los ojos del Padre”
Hoy durante el acto de veneración a la Inmaculada en la Plaza de España

ROMA, miércoles 8 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- “La Madre nos mira como Dios la miró a ella, humilde muchacha de Nazaret, insignificante a los ojos del mundo pero elegida y preciosa para Dios”. Así lo afirmó hoy el Papa Benedicto XVI, en su discurso pronunciado en la Plaza de España en Roma, durante el tradicional acto de veneración de la Inmaculada.
En esta cita anual muy querida a los romanos, pues la estatua de la Inmaculada se encuentra en pleno corazón de la ciudad, el Papa quiso incidir en el “mensaje” de la Virgen a todos los hombres; un mensaje, subrayó, “de confianza”.
La colonna dell'Immacolata se inauguró en 1857, poco después de la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción, y se colocó cerca de la Embajada de España, por ser éste uno de los países que más contribuyó a su definición.
Aludiendo al “gran amor y devoción del pueblo romano” por la Virgen María, el Papa insistió sin embargo en que “especialmente en esta celebración del 8 de diciembre, es mucho más importante lo que recibimos de María, respecto a lo que le ofrecemos”.
Ella ofrece “un mensaje destinado a cada uno de nosotros, a la ciudad de Roma y al mundo entero. También yo, que soy el Obispo de esta Ciudad, vengo para ponerme a la escucha, no solo por mí, sino por todos”, afirmó el Pontífice.
“Ella nos habla con la Palabra de Dios, que se hizo carne en su seno. Su “mensaje” no es otro que Jesús, Él que es toda su vida”, añadió.
María “nos dice que todos somos llamados a abrirnos a la acción del Espíritu Santo para poder llegar, en nuestro destino final, a ser inmaculados, plena y definitivamente libres del mal”.
“Cuando vengo aquí, a esta Fiesta, me impresiona, porque lo siento dirigido a toda la Ciudad, a todos los hombres y mujeres que viven en Roma: también a quien no piensa en ello, a quien hoy no se acuerda siquiera que es la Fiesta de la Inmaculada; a quien se siente solo y abandonado”, confesó el Papa.
La mirada de María, afirmó Benedicto XVI, “es la mirada de Dios sobre cada uno. Ella nos mira con el amor mismo del Padre y nos bendice”.
“Aunque todos hablaran mal de nosotros, ella, la Madre, hablaría bien, porque su corazón inmaculado está sintonizado con la misericordia de Dios”.
María mira la ciudad “no como un aglomerado anónimo, sino como una constelación donde Dios conoce a todos personalmente por su nombre, uno a uno, y nos llama a resplandecer de su luz”.
“La Madre nos mira como Dios la miró a ella, humilde muchacha de Nazaret, insignificante a los ojos del mundo pero elegida y preciosa para Dios”.
“¿Quién más que ella conoce el poder de la Gracia divina? ¿Quién mejor que ella sabe que nada es imposible para Dios, capaz incluso de sacar el bien del mal?”.
El Papa puso ante los presentes estas palabras en boca de la Virgen: “No temas, hijo, Dios te quiere; te ama personalmente; pensó en ti antes de que vinieras al mundo y te llamó a la existencia para colmarte de amor y de vida; por esto ha salido a tu encuentro, se ha hecho como tú, se ha convertido en Jesús, Dios-Hombre, en todo igual que tú pero sin pecado; se dio a sí mismo por ti, hasta morir en la cruz, y así te dio una vida nueva, libre, santa e inmaculada".

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