Por Rafael Díaz Blanco
La Iglesia habla, era hace unos años, el título del artículo semanal de Pedro Pablo Aguilar cuando se refería a las posiciones de la Iglesia frente a la realidad nacional. Lejanos habían quedado los períodos de ruptura, persecución y subordinación. Vivíamos tiempos de fructífera y respetuosa relación entre el Estado y la Iglesia.
Hoy, la realidad ha cambiado. En el siglo XXI, la relación entre el Estado y la Iglesia se caracteriza por el conflicto permanente. El diálogo se ha vuelto intermitente y frecuentes son los insultos y descalificativos presidenciales para los prelados. Fuente de discordia es el proyecto político chavista rechazado por la Iglesia en cuanto se opone a su doctrina. Por otra parte, los medios de comunicación han ampliado el espacio concedido a las fuentes eclesiales y las posibilidades de acceso a la información de la comunidad han aumentado. No obstante, numerosos sacerdotes ignoran u omiten trasmitir a la feligresía el mensaje episcopal.
En esta oportunidad, queremos dar cuenta del comunicado Ante las próximas elecciones de la Conferencia Episcopal. Los obispos destacan la importancia del voto consciente y el deber moral de sufragar. Exigen "abandonar, como tácticas electorales, la violencia política y el ventajismo en el uso de los recursos del Estado, la descalificación personal y las falsas promesas...". Recuerdan al CNE y a las FAN sus deberes constitucionales y piden transparencia, observadores internacionales, conocimiento de los resultados electorales a la brevedad y acatamiento de la voluntad popular.
Una vez más, se pronuncian por la reconciliación, el reencuentro, la convivencia, la cooperación en un proyecto común de nación, la tolerancia, el respeto, el aprecio mutuo, y el pluralismo político-ideológico, cultural y religioso, para en la perspectiva del bien común superar la agobiante polarización que padecemos.
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