NO PODEMOS ENTRAR AL CIELO SIN SER SANTOS
Toda persona que está en el Cielo es SANTA. Hay distintas moradas, de acuerdo a los distintos premios y recompensas. Pero aún el más pequeño en el Cielo, es un SANTO. No podemos entrar el cielo sin ser santos. Y esto es porque el Cielo es el lugar más excelso y el más sagrado.
Quien quiera entrar al Cielo deberá oir la Voz de Cristo: "El que es de Dios, escucha la Palabra de Dios" (Jn. 8, 47) porque el Redentor nos dice: "Todo el que es de la Verdad escucha mi Voz" (Jn. 18, 37). ¿Y qué nos dice esa Verdad? Lo único necesario para salvarnos, para llegar a nuestra meta; nos comunica lo que debemos hacer, la única oportunidad que existe en esta vida, para volver al Dios que nos hizo: “Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1, 16). Para ser santo se debe ser justo; para ser justo "Creer y Bautizarse": "Jesús respondió: "En verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. (Jn. 3, 5); y creyendo, obrar y manifestarse según la fe: "La Fe sin las Obras está muerta" (Sant. 2, 26).
Quien quiera entrar al Cielo deberá oir la Voz de Cristo: "El que es de Dios, escucha la Palabra de Dios" (Jn. 8, 47) porque el Redentor nos dice: "Todo el que es de la Verdad escucha mi Voz" (Jn. 18, 37). ¿Y qué nos dice esa Verdad? Lo único necesario para salvarnos, para llegar a nuestra meta; nos comunica lo que debemos hacer, la única oportunidad que existe en esta vida, para volver al Dios que nos hizo: “Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1, 16). Para ser santo se debe ser justo; para ser justo "Creer y Bautizarse": "Jesús respondió: "En verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. (Jn. 3, 5); y creyendo, obrar y manifestarse según la fe: "La Fe sin las Obras está muerta" (Sant. 2, 26).
Sólo esto necesitamos para salvarnos, ser santos; sólo esto para ser santos, salvarnos: "Porque mi yugo es suave y mi carga ligera" (Mt. 11, 30)
Por eso ningún pecado entrará en el Cielo: “No entrará en ella (La Nueva Jerusalén) ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero” (Apocalipsis 21, 27). Sin buscar la verdadera paz de Cristo y la santidad “nadie verá al Señor” (Hebreos 12, 14). El Cielo es puro. La morada de Dios es eternamente santa.
Es por eso que los verdaderos católicos (que guardaron las enseñanzas de las Íntegras Sagradas Escrituras, de la Unánime Tradición Apostólica y del Verdadero Magisterio Infalible), si salen de este mundo con un solo pecado mortal, no podrán salvarse. Se perderán para siempre en el Infierno. Y si tuvieran pecados veniales, si es que en su multitud y reicidencia no se volvieron mortales, deberán ser aniquilados con el fuego lento del Purgatorio.
¿Cuánto te falta a ti para alcanzar y mantener la santidad?
Cuantas lágrimas, persecuciones y pesares te faltan en esta vida para ser santo, así habrás de padecerlas con muchísmo mayor sufrimiento entre las llamas infernales del Purgatorio.
San José, Patrono de la Santa Iglesia, no conserve puros en la Fe y en el Obrar, y nos guarde ese día para gozar eternamente de su Divino Hijo adoptivo.
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