lunes, 6 de julio de 2015

LA AVALANCHA, por Roberto Enríquez





                                                                 LA AVALANCHA, por Roberto Enríquez


 El reto de ganar la Asamblea Nacional nos exige poner mucho de todos nosotros.  A la sociedad y la dirigencia política; es innegable que el hecho de ver que varios partidos políticos decidan plegarse a la Tarjeta de la Unidad es un avance importante. Eso de ninguna manera nos puede poner en el territorio de descalificar a los compañeros que decidan llevar la tarjeta de sus partidos, sería escupir para arriba.  Tuve la oportunidad de conversar esta semana con Henry Ramos Allup, siempre deferente al reconocer que Copei representado en mi persona, fue el partido que formalizó la solicitud de la tarjeta de la Unidad en la MUD, y me lleno de entusiasmo con su convicción de que íbamos a ganar, pero también me alertó, y con mucha razón sobre la necesidad de que la unidad sepa administrar esa victoria con madurez y grandeza.


Ciertamente, no debemos cantar victoria antes de tiempo. Todos sabemos lo mal que la está pasando nuestro pueblo y debemos ofrecerle una ruta de cambio en paz. El deslave económico, la violencia social, la crisis de valores ciudadanos pueden ser atendidas desde una Asamblea Nacional que responda a los intereses populares, capaz de debatir las diferencias con firmeza pero con respeto, construir una sociedad basada en el diálogo e impulsar las rectificaciones que Venezuela tanto necesita. Los candidatos crónicos y empedernidos, las ambiciones ambulantes, los estafadores políticos son una amenaza, es verdad. Pero no tengo duda de que en esta circunstancia el pueblo sabrá detectarlos.


Yo entiendo que administrar la victoria con madurez y grandeza como me decía Ramos Allup implica, desde mi punto de vista, dejar claro que no vamos a una tropelía salvaje en persecución de nadie ni a quitar cabezas, lo que llevaría al país a más tensión y conflictos. Pero también quiere decir que de ninguna manera vamos a renunciar a impulsar los cambios en el marco de la Constitución. Allí está el referéndum revocatorio, también la activación del artículo 341 de la Constitución que mediante enmienda y consulta popular nos permita democratizar la arquitectura constitucional del país eliminando la reelección indefinida y recortando la duración del periodo presidencial; por ejemplo una duración de cuatro años con una sola reelección o una duración del periodo presidencial de seis años sin reelección.


La victoria en las elecciones de la Asamblea Nacional nos puede permitir promover leyes para reactivar la economía venezolana, generar confianza en el sector productivo para que haya inversiones, empleo, salario justo, derrotar la inflación y el desabastecimiento; en fin, mejorar la calidad de vida de los venezolanos, garantizar a nuestros compatriotas el derecho a una vida digna. Es obvio; que no es cualquier cosa el reto de las elecciones parlamentarias.

 Del lado de la sociedad queda expresarse con fuerza. Convertir el descontento en una avalancha de votos que prenda el motor de los cambios, de las impostergables transformaciones que Venezuela tanto necesita. Siempre en el marco de la constitución y con el más sincero propósito de paz y unidad nacional.

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