viernes, 30 de noviembre de 2012

YoSoyCreyenteCatlico - PREDICAR O EVANGELIZAR

PREDICAR O EVANGELIZAR:
 La Palabra de Dios, la roca sobre la que construir la vida

A simple vista parecen lo mismo. Se llega a pensar que es la misma cosa y que equivale a estar haciendo lo mismo. Donjoan ponía el dedo en la llaga a proclamar que tienen diferencias y que no son lo mismo. Una cosa es cuando hablamos de predicar y otra evangelizar.

Donjoan reflexionaba y ponía como telón de fondo que dejen a los curas predicar y ustedes, los seglares, dedíquense a evangelizar. Evangelizar cada uno según los talentos recibidos y según situaciones, contexto, entorno y cultura. Yo estoy de acuerdo con eso y reflexiono mi respuesta.

Cuando alguien predica, en este caso, los curas, hablan y explican una Palabra desde el Evangelio y cuando lo hacen en la Eucaristía, desde la acción del Espíritu Santo. Predicar es, en mi opinión, dar a entender unos criterios y palabras que nos han sido dadas. Se trata de asimilar lo que el contenido de la Palabra quiere transmitirnos y aclararnos su lectura y comprensión. Supongo que tendrá más matices, pero este es, si no el principal, si muy importante.

Evangelizar es otra cosa. Se trata de lo recibido, en este caso la Palabra, hacerla vida en nuestras vidas, e injertados en Jesús, concretarlas en acciones que dinamizan nuestras vidas y la hacen vivencias en el cotidiano vivir de cada día. 

Evangelizar es ir con y por Jesús amando en la vida, y caminando con sus criterios y espíritu. No se trata de unas normas o unos preceptos. No se trata de practicar unos ritos o cumplir unas metas concretas. Se trata de dar tu vida en el camino de tu vida, apoyado en Xto. Jesús y amando cómo Él mismo nos ama y nos amó mientras estuvo en este mundo.

Creo que la diferencia es bastante notable. Mientras unos predican, otros evangelizan con el testimonio y la palabra, bajando a la vida, a la propia vida de cada día y convirtiendo las palabras en actos concretos de servicio, justicia, paz y amor.
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jueves, 29 de noviembre de 2012

Copei presentó propuestas para el Plan Socialista de la Nación: Roberto Henriquez aboga por el diálogo nacional | Noticias de Maracaibo y Sucesos del Zulia 24 horas al dia en Venezuela

La mejor propuesta en realidad seria que no fuese socialista, para mi todo intento de dialogo esta condenado al fracaso.

Copei presentó propuestas para el Plan Socialista de la Nación: Roberto Henriquez aboga por el diálogo nacional | Noticias de Maracaibo y Sucesos del Zulia 24 horas al dia en Venezuela


Copei presentó propuestas para el Plan Socialista de la Nación: Roberto Henriquez aboga por el diálogo nacional

copei 400x266 Copei presentó propuestas para el Plan Socialista de la Nación: Roberto Henriquez aboga por el diálogo nacionalEste jueves Roberto Henríquez, presidente de Copei,  estuvo en la Plaza Diego Ibarra, ubicada en el centro de Caracas para presentar las propuestas de la tolda verde para el II Plan Socialista de la Nación 2013-2019. En sus declaraciones sostuvo que desde la democracia cristiana representada por la militancia del partido que dirige aprovecharán “cualquier oportunidad, por más pequeña que sea, para promover el diálogo en el país”.
Enfatizó que este llamado al diálogo es la propuesta principal que hace Copei al presidente Hugo Chávez. “Señor presidente convierta el 2013 en el año del diálogo con todos lo sectores del país, no sólo políticos, sino gremiales, sindicales, productivos, académicos”.
Manifestó que con el diálogo no se pretende hacer que el gobierno pida permiso para ejecutar sus políticas. “El diálogo no significa que el gobierno deje de ser gobierno y la oposición, deje de ser oposición”, señaló.
Expresó que diálogo significa “crear un clima político responsable con Venezuela, donde nos ocupemos de los verdaderos problemas de los venezolanos”.
Aclaró que la participación de Copei en el aporte de propuestas se hace con base en la convocatoria hecha por el jefe de Estado a todos los sectores del país, para recibir propuestas y recomendaciones que luego serán incluidas en el Plan de la Nación que presentará el presidente el 10 de enero de 2013.
Sin complejos
El pasado 21 de noviembre, la otra organización representante del bipartidismo en el país, Acción Democrática (AD), manifestó a través de un comunicado su incorporación al debate constituyente “sin complejos de ninguna índole”.
“AD ratifica su compromiso con la descentralización del Poder Público, la defensa de la institucionalidad democrática, del voto universal, directo y secreto en todas las instancias del Poder Popular, preservando el pluralismo político en dichas instancias”, reza el comunicado suscrito por Isabel Carmona y los secretarios, Henry Ramos Allup y Bernabé Gutiérrez.
La inserción de AD en el debate se decidió luego de un foro convocado por la maquinaria electoral adeca, en el que fue designada una comisión los proyectos.
AD y Copei, se unen al debate mientras otras organizaciones continúan con sus ataques el proceso de consulta popular, con los que han puesto a correr rumores sobre una supuesta reforma de la constitución que resultará en la desaparición de las alcaldíasy la imposición del comunismo.
Entre los partidos de oposición que han manifestado su rechazo al debate figuran Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo.

martes, 27 de noviembre de 2012

itinerariummentis1 - La Virginidad PERPETUA de la Santísima Virgen María

La Virginidad PERPETUA de la Santísima Virgen María:
LA VIRGINIDAD PERPETUA DE MARÍA


María fue virgen antes del parto, en el parto y después del parto (de fe).



El sínodo de Letrán del año 649, presidido por el papa Martín 1, recalcó los tres momentos de la virginidad de María cuando enseñó que «la santa, siempre virgen e inmaculada María... concibió del Espíritu Santo sin semilla, dio a luz sin detrimento [de su virginidad] y permaneció indisoluble su virginidad después del parto» ; Dz 256. Paulo iv declaró (1555) : «Beatissimam Virginem Mariam... . perstitisse semper in virginitatis integritate, ante partum scilicet, in partu et perpetuo post partum» ; Dz 993.



La virginidad de María comprende : la virginitas mentis, es decir, la perpetua virginidad de su espíritu; la virginitas sensus, es decir, la inmunidad de todo movimiento desordenado del apetito sensual; y la virginitas corporis, es decir, la integridad corporal. El dogma católico se refiere ante todo a la integridad corporal.


1. Virginidad antes del parto



María concibió del Espíritu Santo sin concurso de varón (de fe).


Los adversarios de la concepción virginal de María fueron en la antigüedad los judíos y los paganos (Celso, Juliano el Apóstata), Cerinto y los ebionitas; en los tiempos modernos son adversarios de este dogma los racionalistas, que procuran buscar en Is 7, 14 en las mitologías paganas el origen de la creencia en la concepción virginal de la Virgen.



Todos los símbolos de la fe expresan la creencia de la Iglesia en la concepción (activa) virginal de María. El símbolo apostólico confiesa : «Qui conceptus est de Spiritu Sancto» ; cf. Dz86, 256, 993. En Lc 1, 26 s, vemos testimoniado que María llevó vida virginal hasta el instante de su concepción activa : «El ángel Gabriel fue enviado por Dios... a una virgen... y el nombre de la virgen era María».

La concepción virginal de María fue predicha en el Antiguo Testamento por el profeta Isaías en su célebre profecía de Emmanuel (Is 7, 14) : «Por tanto, el mismo Señor os dará señal : He aquí que la virgen [ha 'alma; é parthenos] concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel [ — Dios con nosotros]».

El judaísmo no llegó a entender en sentido mesiánico este pasaje. Pero el cristianismo lo refirió desde un principio al Mesías, pues vio cumplida la señal ; cf. Mt 1, 22 s. Como, por la descripción que sigue a la profecía (cf. Is 9, I ss), resulta claro que Emmanuel es el Mesías, no podemos entender por 'alma ni a la esposa del rey Acaz ni a la del profeta Isaías, sino a la madre del Mesías. Los judíos salieron en contra de esta interpretación cristiana arguyendo que la versión de los Setenta no traducía bien el término ha 'alma por é parthenos = la virgen, sino que debía hacerlo por é neanis = la joven (como traducen Aquilas, Teodoción y Sínmaco). Semejante argucia no tiene razón de ser, pues la palabra 'alma en el lenguaje bíblico denota siempre una doncella núbil e intacta; cf. Gen 24, 43, con Gen 24, 16; Ex 2, 8; Ps 67, 26; Cant 1, 2 (M 1, 3) ; 6, 7 (M 6, 8). El contexto exige la significación de «virgen», pues solamente hay un signo extraordinario cuando una virgen concibe y da a luz como virgen.



El cumplimiento de esta profecía de Isaías queda testimoniado en Mt 1, 18 ss y Lc 1, 26 ss. Mt 1, 18: «Estando desposada María, su madre, con José, antes de que conviviesen, se halló haber concebido María del Espíritu Santo» ; Lc 1, 34 s : «Dijo María al ángel : ¿ Cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón? El ángel le contestó y dijo: [El] Espíritu Santo vendrá sobre ti y [la] virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra». Como María vivía en legítimo matrimonio con José, éste era el padre, legal de Jesús; Lc 3, 23: «El hijo de José, según se creía»; cf. I,c 2, 23 y 48.

Las objeciones de los críticos racionalistas (A. Harnack) contra la autenticidad de Lc 1, 34 s, brotan únicamente de sus ideas preconcebidas. La variante, completamente aislada, delSyrus sinaiticus a propósito de Mt 1, 16: «Jacob engendró a José; y José, con quien estaba desposada María Virgen, engendró a Jesús, que es llamado Cristo», no puede ser considerada como primitiva a causa del poco valor de su testimonio. Caso de que no se tratara de un simple lapsus de algún copista, es necesario suponer que el traductor de esta antigua versión siríaca entendía en sentido legal la paternidad que atribuye a José, pues más adelante (1, 18 ss) refiere la concepción por obra del Espíritu Santo, lo mismo que hacen todos los demás documentos del texto sagrado. El origen de esta extraña variante se debe a haber querido guardar el paralelismo del v 16 con los anteriores vv, en los cuales una misma persona es primero objeto y después sujeto de la generación. Pudo servir de base a esta variante aquella otra secundaria que presentan varios códices, sobre todo occidentales : «Y Jacob engendró a José, con el cual [estaba] desposada la Virgen María, [la cual] engendró [= parió] a Jesús, que es llamado Cristo.»

Los padres dan testimonio de la concepción virginal de María, siendo su testimonio en este respecto totalmente unánime ; cf. SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, Smyrn. 1, 1: «Nacido verdaderamente de una virgen» ; Trall. 9, 1; Eph. 7, 2; 18, 19, 1. Los santos padres, comenzando por San Justino, propugnan la interpretación mesiánica de Is 7, 14, e insisten en que las palabras del texto hay que entenderlas en el sentido de que la madre de Etnmanuel concebirá dará luz como Virgen (in sensu composito, no in sensu diviso); cf. SAN JUSTINO, Dial.43; 66-68; 77; Apol. r 33; SAN IRENEO, Adv. haer. Iir 21; ORÍGENES, Contra Celsum 134 s ; S.th. In 28, 1.


2. Virginidad en el parto



Maria dio a luz sin detrimento de su integridad virginal (de fe por razón del magisterio universal de la Iglesia).



El dogma afirma que la integridad corporal de María se mantuvo intacta en el acto de dar a luz. Al igual que en la concepción, también en el parto se mantuvo su integridad virginal. Su parto tuvo carácter extraordinario. Puntualizar en qué consiste la integridad virginal en el parto en el aspecto fisiológico, no corresponde a la fe de la Iglesia. Según las declaraciones del magisterio eclesiástico y según los testimonios de la tradición, hay que afirmar que la virginidad en el parto es diferente de la virginidad en la concepción y se añade a ella como una nueva fase.

La explicación teológica relaciona la integridad corporal en el parto con la exención de desordenada concupiscencia. Esta exención tiene como consecuencia el absoluto dominio de las fuerzas espirituales sobre los órganos corporales y procesos fisiológicos. De ellos resulta que María tuvo en el nacimiento de Jesús un papel completamente activo, como también lo insinúa la Sagrada Escritura (Le 2, 7). De este modo se puede explicar la falta de dolores físicos y sobre todo la falta,de afectos sexuales. La integridad corporal es el elemento material de la virginidad en el parto, mientras que la falta de afectos sexuales es el elemento formal (cf. J. B. ALFARO, Adnotationes in tractatum de Beata Virgine Maria, Rom 1958, 53 ss).

En la antigüedad cristiana impugnaron la virginidad de María en el parto : TERTULIANO (De carne Christi 23) y, sobre todo, Joviniano, adversario decidido del ideal cristiano de perfección virginal. En los tiempos modernos lo ha impugnado el racionalismo (Harnack : «una invención gnóstica»).

La doctrina de Joviniano («Virgo concepit, sed non virgo generavit») fue reprobada en un sínodo de Milán (390) presidido por SAN AMBROSIO (cf. Ep. 42), en el cual se hizo referencia al símbolo apostólico : «Natus ex Maria Virgine». La virginidad de María en el parto se halla contenida implícitamente en el título «Siempre Virgen» (áemap9évog), que le otorgó e'l v concilio universal de Constantinopla el año 553; Dz 214, 218, 227. Esta verdad es enseñada expresamente por el papa SAN LEÓN i en la Epístola dogmatica ad Flavianum (Ep 28, 2), que fue aprobada por el concilio de Calcedonia. La enseñaron también expresamente el sínodo de Letrán (649) y el papa Paulo iv (1555) ; Dz 256, 993. Pío xii nos dice, en su encíclica Mystici Corporis: «Ella dio la vida a Cristo nuestro Señor con un parto admirable» («mirando partu edidit»). La fe universal de la Iglesia en este misterio halla también expresión en la liturgia. Cf. el prefacio de las festividades de Maria (virginitatis gloria permanente) y los responsorios de la v lección de la Natividad del Señor (cuius viscera intacta permanent) y de la vrir lección de la fiesta de la Circuncisión del Señor (peperit sine dolore).


Is 7, 14 anuncia que la virgen dará a luz (en cuanto virgen). Los santos padres refieren también en sentido típico al parto virginal del Señor aquella palabra del profeta Ezequiel que nos habla de la puerta cerrada (Ez 44, 2; cf. SAN AMBROSIO, Ep. 42, 6; SAN JERÓNIMO, Ep. 49, 21), la del profeta Isaías sobre el parto sin dolor (Is 66, 7; cf. SAN IRENEO, Epid. 54; SAN JUAN DAMASCENO, De fide orth. iv 14) y la del Cantar de los Cantares sobre el huerto cerrado y la fuente sellada (Cant 4, 12; cf. SAN JERÓNIMO, Adv. Iov. i 31; Ep. 49, 21).

SAN IGNACIO m ANTIOQUÍA designa no sólo la virginidad de María, sino también su parto, como un «misterio que debe ser predicado en alta voz» (Eph. 19, 1). Claro testimonio del parto virginal de Cristo lo dan los escritos apócrifos del siglo II (Odas de Salomón 19, 7ss; Protoevangelio de Santiago 19s; Subida al cielo de Isaías 11, 7 ss), y también escritores eclesiásticos como SAN IRENEO (Epid. 54; Adv. haer. III 21, 4-6), CLEMENTE AI.EIANDRINO (Strom. VII 16, 93), ORÍGENES (In Lev. hom. 8, 2; de otra manera en In Luc. hora. 14). Contra Joviniano escribieron SAN AMBROSIO (Ep. 42, 4-7), SAN JERÓNIMO (Adv. Jov. i 31; Ep. 49, 21) y SAN AGUSTÍN (Enchir. 34), quienes defendieron la doctrina tradicional de la Iglesia. Para explicar de forma intuitiva este misterio, los padres y teólogos se sirven de diversas analogías : la salida de Cristo del sepulcro sellado, el modo con que Al pasaba a través de las puertas cerradas, como pasa un rayo de sol por un cristal sin romperlo ni mancharlo, la generación del Logos del seno del Padre, el brotar del pensamiento en la mente del hombre.


3. Virginidad después del parto



María vivió también virgen después del parto (de fe).






La virginidad de María después del parto fue negada en la antigüedad por TERTULIANO (De monog. 8), Eunomio, Joviniano, Helvidio, Bonoso de Cerdeña y los antidicomarianitas. En los tiempos modernos es combatida por la mayoría de los protestantes, tanto de tendencia liberal como conservadora, mientras que Lutero, Zwinglio y la teología luterana antigua mantuvieron decididamente la virginidad perpetua de María; cf. Articuli Smalcaldici P. 1, art. 4: «ex Maria, pura, sancta semper virgine».

El papa Siricio (392) reprobó la doctrina de Bonoso; Dz 91. El v concilio universal (553) aplica a María el título glorioso de «Siempre Virgen»; Dz 214, 218, 227. Cf. las declaraciones del sínodo de Letrán (649) y de Paulo iv (1555) ; Dz 256, 993. También la liturgia celebra a María como «Siempre Virgen» ; cf. la oración Communicantes en el canon de la misa. La Iglesia reza : «Post partum, Virgo, inviolata permansisti».

La Sagrada Escritura sólo testimonia indirectamente la perpetua virginidad de María después del parto. La interpretación tradicional de Lc 1, 34: <<Cómo sucederá esto, pues no conozco varón ?», infiere de la respuesta de María que ella, por una especial iluminación divina, había concebido el propósito de permanecer siempre virgen. San Agustín supone incluso un voto formal de virginidad. Según la interpretación más reciente, María, apoyándose en la concepción veterotestamentaria del matrimonio y la maternidad, entró en el matrimonio con una voluntad matrimonial normal. Cuando el ángel le anunció la concepción como un suceso inmediatamente inminente, ella objetó que no era posible, ya que antes de la conducción a casa no sostenía relaciones conyugales con su marido. Nos consta también indirectamente la virginidad perpetua de María por el hecho de que el Salvador, al morir, encomendase a su Madre a la protección de San Juan (Ioh 19, 26: «Mujer, ahí tienes a tu hija»), lo cual nos indica claramente que María no tuvo otros hijos fuera de Jesús; cf. ORÍGENES, In Loan. i 4 (6), 23.



Los «hermanos de Jesús», de los que varias veces se hace mención en la Sagrada Escritura, y a quienes nunca se les llama «hijos de María», no son sino parientes cercanos de Jesús; cf. Mt 13, 55, con Mt 27, 56; Ioh 19, 25; Gal 1, 19. El lugar de Lc 2, 7: «Y [María] dio a luz a su hijo primogénito» (cf. Mt 1, 25, según Vg) no da pie para suponer que María tuviera otros hijos después de Jesús, pues entre los judíos se llamaba también «primogénito» al hijo único. La razón es que el título «primogénito» contenía ciertas prerrogativas y derechos especiales; cf. Hebr 1, 6, donde al Hijo unigénito de Dios se le llama «Primogénito de Dios». Los lugares de Mt 1, 18: «Antes de que hubiesen vivido juntos», y Mt 1, 25: «No la conoció hasta que dio a luz a su hijo», significan únicamente que hasta un determinado momento no se había consumado el matrimonio, pero sin que afirmen por ello que después se consumara; cf. Gen 8, 7; 2 Reg 6, 23; Mt 28, 20.


Entre los padres, fueron defensores de la virginidad de María después del parto : ORÍGENES (In Luc. hon. 7), SAN AMBROSIO (De inst. virg. et S. 1lvlariae virginitate perpetua), SAN JERóNIMo (De perpetua virginitate B. Mariae adv. Helvidium), SAN AGUSTÍN (De haeresibus 56, 84), SAN EPIFANIO (Haer. 78; contra los antidicomarianitas). SAN BASILIO observa: «LOS que son amigos de Cristo no soportan oir que la Madre de Dios cesó alguna vez de ser virgen» (Hora. in s. Christi generationem, n. 5) ; cf. SAN JUAN DAMASCENO, De fide orth.Iv 14; S.th. III 28, 3.


Desde el siglo Iv los santos padres, como, v.g., ZENÓN DE VERONA (Tract. 15, 3; II 8, 2), SAN AGUSTÍN (Sereno 196, 1, 1; De cat. rud. 22, 40), PEDRO CRISÓLOGO (Sermo 117), exponen ya Ios tres momentos de la virginidad de María en la siguiente fórmula : «Virgo concepit, virgo peperit, virgo permansit» (SAN AGUSTÍN, Sermo 51, 11, 18).


tomado de http://mercaba.org/TEOLOGIA/OTT/309-338_tratado_de_la_madre_del_redentor.htm#Capitulo segundo

sábado, 24 de noviembre de 2012

Café y Fe - Tú eres el orgullo de nuestra raza

Tú eres el orgullo de nuestra raza:
RENOVACION DE LA CONSAGRACION DEL

PUEBLO DEL ZULIA



A NUESTRA SEÑORA DE CHIQUINQUIRA
18 DE NOVIEMBRE DE 2012
Pbro. Eduardo Ortigoza
Tú eres el orgullo de nuestra raza
Madre Santísima del Rosario de Chiquinquirá, al finalizar esta hermosa celebración eucarística en la que hemos conmemorado un nuevo aniversario de tu renovación milagrosa, queremos agradecer a nuestro Padre Celestial que te haya permitido escoger como morada esta tierra del lago del Coquivacoa, que hayas elegido a los hijos de esta tierra para hacernos hijos tuyos y miembros de la familia del Redentor. Y así, junto a nosotros has querido escribir una historia de amor profundo, de fe inquebrantable y de esperanza siempre firme y ardorosa en las promesas de tu Divino Hijo, pues tú Nos enseñaste a hacer todo lo que El nos diga.
Hoy recordamos la imperecedera fecha de hace 70 años, el 18 de noviembre de 1942 cuando después de tres jornadas vividas en pleno corazón de Maracaibo y a orillas del lago del Coquivacoa, delante de una multitud de fieles mucho más grande de la que hoy se ha congregado en esta plazoleta de tu Basílica, entre cantos y oraciones tu Sagrada Reliquia permaneció junto a tu pueblo para ser solemnemente coronada como Reina y Señora de de los zulianos.
El Zulia, “…la tierra <>, la tierra que conoce las fulguraciones mágicas del Catatumbo y las iras sorpresivas del Lago fascinador, la tierra que oculta en sus entrañas el misterioso océano de hidrocarburos, es también, por el carácter espontáneo y generoso de sus habitantes, la porción de la patria venezolana más propicia para las más inflamadas expansiones de entusiasmo popular. No es menester ser profeta para predecir una explosión de fervor y de piedad en las fiestas de la coronación de la Virgen de Chiquinquirá” (Revista SIC, año 5, Nº 48, tomo 5, octubre 1942). Así se anunciaba hace 70 años lo que sería el magno acontecimiento que hoy recordamos.Y es que “…la coronación solemne de la sagrada reliquia se constituyó en el reconocimiento oficial de la Iglesia universal a una devoción que durante más de doscientos años fue madurando y haciéndose cada vez más robusta, constituyéndose en la reafirmación de la extraordinaria veneración por parte de los fieles católicos del Zulia y de otras regiones de Venezuela y del exterior, y a la fama de milagrosa que había ido adquiriendo la sencilla tablita” Con palabras parecidas se expresaba el Papa Benedicto XV el 16 de julio de 1917 en el documento dirigido al Santo Obispo del Zulia, Arturo Celestino Álvarez, en el que comunicaba que la sagrada reliquia de Ntra. Sra. de Chiquinquirá debía ser coronada con corona de oro”.
El Zulia todo, con sus pastores, comprendió que la coronación más que un elemento decorativo o de elevado ornamento para una imagen muy querida se debía constituir en el reconocimiento oficial de toda la Iglesia Católica Universal y de su más alta autoridad, el Romano Pontífice, de la importancia de la misma imagen y de la gran devoción y estima que el pueblo fiel tiene hacia ella.
Han trascurrido 95 años de este anuncio Pontificio, y el alcance de las palabras del Romano Pontífice ha sido evidente, cada año crece más la devoción del pueblo fiel hacia nuestra querida virgencita de Chiquinquirá. No es solamente Maracaibo quien celebra su Fiesta en el aniversario de su milagrosa renovación, es todo el Zulia quien la reconoce como la Reina del Lago, la Reina Inmortal, la Reina de esta tierra y de esta tribu.
Todo zuliano en este día se conmueve al recordar el acontecimiento milagroso que hoy celebramos. En todas partes de Venezuela y del mundo han acudido los zulianos a los templos a participar de la Eucaristía y a dar gracias a Dios, porque el 18 de noviembre hubo un milagro en esta tierra zuliana y a consagrarse como los hijos muy queridos de Ntra. Sra. del Rosario de Chiquinquirá.
Consagración en el Año de la Fe a María Santísima, mujer de fe
Desde hace más de 300 años María de Chiquinquirá es, como en Nazaret, la humilde sierva que a través de las aguas del lago quiso venir para ser discípula de Cristo y evangelizadora de nuestro pueblo. Ella, “… mujer de fe, ha sido plenamente evangelizada, es la más perfecta discípula y evangelizadora. Es el modelo de todos los discípulos y evangelizadores, por su testimonio de oración, de escucha de la palabra de Dios y de pronta y fiel disponibilidad al servicio del reino hasta la cruz. Su figura maternal fue decisiva para que los hombres y mujeres.. (de esta tierra nos reconozcamos en nuestra) …dignidad de hijos de Dios”. (Doc  Santo Domingo 15).
Como humilde hijo de esta tierra zuliana, nacido a poca distancia de esta Plaza, bautizado y ordenado sacerdote en este mismo Santuario, como fiel devoto de María de Chiquinquirá, hoy elevo esta súplica esperanzada hacia Ella que desde su trono sigue siendo la hermosa jovencita de Nazaret, la mujer valiente  y llena de fe que enfrentó en el nombre de Dios múltiples adversidades a lo largo de su vida, ella es la Madre y Maestra que nos enseña a creer y a esperar en su hijo Jesús, nuestro redentor.
En palabras de nuestro Arzobispo de Maracaibo, pido que la Santísima Virgen “…nos enseñe a vivir de fe, en el abandono total en las manos del Padre y en el deseo ardiente de cumplir con sus designios de salvación.” (Carta Pastoral de Mons. Ubaldo Santana para la Convocación del Año de la Fe en la Arquidiócesis de Maracaibo, 28 octubre 2012).
Virgen de Chiquinquirá, te proclamamos MUJER DE FE porque fuiste la primera en creer en la Palabra de Dios. Tú creíste en Dios, y tu fe es acompañada inmediatamente por las obras. Dios te pidió ser la madre del Redentor y tú respondiste “… aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra”  (Lc. 1,28, Sant. 2,14-26).
Te proclamamos MUJER DE FE porque acogiste la predicación de Jesucristo tu Hijo, y aceptaste que el Reino de Dios establece una relación superior a la de los lazos de la sangre y de la carne. (Mc. 3,35; Lc. 11, 27-28).
Te proclamamos BIENAVENTURADA: Porque supiste escuchar y poner en práctica la Palabra de Dios. Porque Isabel te felicita al haber creído en lo que Dios te había prometido. Por haber superado la prueba del Calvario y haber aceptado ser la Madre de todos los que creen en Cristo. Porque fuiste perfecta en el amor.
A TI, VIRGEN MADRE DE CHIQUINQUIRÁ TE CONSAGRAMOS A TODO EL PUEBLO DEL ZULIA CON SUS FAMILIAS, CON SUS DIRIGENTES, CON SUS TRABAJADORES, CON SUS ALEGRÍAS Y ESPERANZAS. ACOGE EN ESTA CONSAGRACION A TODA ESTA PATRIA VENEZOLANA DE LA QUE TAMBIEN ERES REINA Y SEÑORA.
A Ti, Virgen Madre de Chiquinquirá:
·         Te proclamamos Bendita. Porque asistes con tu caridad a todas las madres del Zulia, a los enfermos y a los necesitados, como lo hiciste con tu prima Isabel.
·         Te proclamamos Bendita. Porque acoges, recibes y defiendes con tu bondad maternal a toda vida humana que viene a este mundo como lo hiciste con tu Hijo Jesús en Belén.
·         Te proclamamos Bendita. Porque sostienes con tu perseverancia a quienes buscan justicia, a quienes buscan trabajo, a quienes buscan salud en la enfermedad, a quienes luchan por un mundo más justo, como lo hiciste durante la búsqueda de Jesús en el templo.
·         Te proclamamos Bendita. Porque nos alientas a confiar plenamente en Dios, a no poner nuestra confianza en los poderes humanos o en los tesoros de este mundo, y nos invitas a imitar tu vida sencilla en Nazaret.
·         Te proclamamos Bendita. Porque aseguras tu maternal protección a las parejas de novios y recién casados, a todas las familias,  como lo manifestaste con  tu intercesión en las bodas de Caná.
·         Te proclamamos Bendita. Porque nunca abandonas a tus hijos que han pedido tu protección y amparo, y nos acompañas en los momentos más difíciles con tu presencia maternal como lo hiciste junto a la cruz de Jesús.
·         Te proclamamos Bendita. Porque nos enseñas a ser fieles en nuestros compromisos de fe, y a nunca desfallecer en nuestra esperanza por un mundo mejor, tal como lo demuestras con tu fidelidad en la espera de la resurrección.
·         Te proclamamos Bendita. Porque nos exiges que oremos a tiempo y destiempo, que aprendamos a encontrar en la oración nuestro principal instrumento de lucha en contra del mal que está presente entre nosotros. Así lo hiciste con tu oración asidua en Pentecostés.
·         Te proclamamos Bendita. Porque al haber alcanzado la gloria de tu Asunción, permanentemente nos recuerdas el camino que nos conduce hacia el cielo, nuestra patria definitiva.
·         Te proclamamos Bendita. Porque ofreces tu maternal protección sobre la Iglesia y cuidas de todos tus hijos, del Papa, de nuestros Obispos, de los Presbíteros y Diáconos, de nuestros Seminaristas, de nuestros Religiosos y Religiosas, de nuestros laicos comprometidos, y de todos los bautizados.
·         Te proclamamos Bendita. Porque no desamparas a ninguno de tus hijos y constantemente intercedes por toda la humanidad. Te pedimos que acompañes a todos los que trabajan por el bien común, en especial a nuestros gobernantes, y servidores públicos, a los que militan en las distintas organizaciones políticas, gremiales, sociales y comunitarias, a los que luchan por construir un país de hermanos y no de enemigos, de diálogo y no de enfrentamientos, de concordia y no de violencia, de justicia y no de impunidad, de paz y no de guerra, de amor y no de odio.
Virgen de Chiquinquirá, intercede por todos tus hijos y ayúdanos a alcanzar la fidelidad a nuestra fe cristiana, la valentía en la adversidad, la convivencia ciudadana como expresión de la idéntica dignidad de hijos y hermanos, a comprometernos a mejorar la patria común. Ayúdanos a responsabilizarnos los unos por los otros, a vivir en la honestidad y la justicia, ayúdanos a construir con esperanza un mundo nuevo en el que reinen de verdad el amor y la paz. (Adaptación de la Oración de su Santidad Juan Pablo  II a la Virgen del Rosario, pronunciada en la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá en Colombia el 3 de julio de 1986; y de la Consagración del mismo Juan Pablo II a la Virgen Santísima de Copacabana,  La Paz, Bolivia el 10 de mayo de 1988).
Madre Santísima de Chiquinquirá, desde tu santuario en la Basílica construida en tu homenaje, en tu constante peregrinar por los pueblos del Lago y por las parroquias de nuestra Arquidiócesis, desde tu presencia en el corazón de cada uno de tus hijos, te pedimos que sigas acompañando con tu mirada bondadosa y con tu bendición maternal el caminar de este pueblo, bravo y fuerte, que en la vida  y en la muerte, ama y lucha, canta y ora. Amén.
GLORIA ATI, CASTA SEÑOR



Café y Fé - La Persona fascinante de Jesucristo

La Persona fascinante de Jesucristo:
Sor Mariangel Párraga Hernández
mariang1980@hotmail.com

¿Quién es Cristo, por quien muchos han dejado todo por seguirlo, por quien otros han preferido la muerte antes de traicionarle? ¿Quién ese hombre fascinante por el cual muchos han dado su vida, por amor a El?

Para hablar de Cristo hemos de remontarnos a la historia pues fue y es  un hombre con historia, del cual los antiguos sabios, profetas, profecías  y pensadores, escribieron y anunciaron. La Biblia preanuncia la venida de Cristo, que nacería de una virgen, que sería un varón de dolores entregado como expiación por las ofensas de su pueblo, cuyo reino glorioso sería perdurable, de la casa de David. Todas estas predicciones nos hablan de Cristo. Pero no solo la Biblia escribió de El, también  Tácito, Suetonio, Esquilo, entre otros. Su mismo pueblo los judíos tenían las profecías del Cristo, también los esperaron Platón, Sócrates.

Lo que separa a Cristo de todos los hombres es que ante todo fue esperado; incluso los gentiles sentían anhelo de un libertador o redentor. Esto lo distingue de los demás, al igual que el hecho al aparecer en nuestro mundo, fue tal el impacto que sobre la historia tuvo, que la partió, y desde entonces esta dividida en dos periodos: uno antes de Cristo y el otro después de su pasión, muerte y resurrección, es el único que ha realizado esto. Se puede decir que algo que lo separa también de los demás hombres es que cualquier hombre viene a este mundo para vivir, pero El no, vino para morir.

La historia de cualquier hombre comienza con el nacimiento y termina con la muerte, en Cristo fue diferente, primero fue su muerte y luego fue su vida, después de su muerte comenzó prácticamente todo. Comenzó a germinar su obra y su doctrina. Quien conoce verdaderamente a Jesús, no se queda allí sino que esto trasciende en su vida, se hace conocimiento pero ha de llegar a ser experiencia profunda de este Cristo en la  vida del cristiano.

Estudiar a Jesús compromete, en la evangelización, a llevar la experiencia de Cristo a otros. ¡Cuántos hay que no conocen o conocen mal a Jesucristo! Y pensar que Jesús es el más bello de los hijos de los hombres, por ser precisamente y misteriosamente el Hijo de Dios.

Pero ¿Jesucristo realmente existió?

Hablar de Jesucristo es hablar de la esencia misma del cristianismo. El cristianismo implica principios filosóficos, pero no es filosofía; contiene principios éticos, pero no es una ética; posee principios sociales, pero no es un movimiento social. El cristianismo es Cristo conocido, creído, amado, seguido y transmitido.

La historia, no sólo cristiana, sino también pagana, da testimonio de que Jesucristo realmente existió. Es de coherencia humana aceptar los hechos históricos. El seguir la doctrina y el mensaje de Jesús ya requiere, de fe y de voluntad de aceptación. Tanto escritores paganos Plinio el Joven, Tácito, entre otros como judíos Flavio Josefo,  hablan de Cristo y los cristianos, es decir, con esto se pone de manifiesto que no es un mito sino un hombre real que vivió en nuestra historia, la transformo en un antes y un después de su venida al mundo y que sigue con su vida iluminándola. También hablan de él, el Antiguo en los profetas y profecías y Nuevo Testamento que no es un libro de historia, es un conjunto de libros que contienen el anuncio del mensaje de la fe. Hay en él muchos datos históricos, más que en el resto de los libros no cristianos, pero lo más importantes es la fe y la conversión. Y algo muy importante es que no podemos mirar estos libros con ojos de historiador, sino con un corazón de creyente.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos muestra estos dos términos fe y conversión en sus numerales:

166 La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo. El creyente ha recibido la fe de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe.

1423 Se le denomina sacramento de conversión porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión (cf Mc 1,15), la vuelta al Padre (cf Lc 15,18) del que el hombre se había alejado por el pecado.

Los Evangelios nos hablan del Jesús histórico

Los Evangelios son la fuente principal donde podemos encontrar, conocer y amar la historia de Jesús.  “la Santa Madre Iglesia ha sostenido y sostiene con firmeza que los cuatro evangelios referidos- cuya historicidad afirma sin duda alguna- transmiten fielmente lo que Jesús, Hijo de  Dios, hizo y enseño efectivamente durante su vida entre los hombres, para su salvación eterna hasta el día en que fue levantado al cielo”.

Los evangelios transmiten al verdadero Jesús. Los hechos que narran eran conocidos de todos; bien por haberlos visto personalmente, bien por haberlos oído a quienes los vieron. No pudieron por tanto desfigurar nada de la realidad, sino hubieran sido desmentidos y no hay huellas de rectificaciones.

¿Hay algunos criterios de historicidad de los Evangelios?. Si Criterios de múltiples fuentes, criterios de discontinuidad, de conformidad, todos los exegetas están de acuerdo en que es un dato histórico la predicación de Jesús de la llegada del Reino. Es el núcleo de su mensaje. Criterios de explicación necesaria y criterios del estilo propio de Jesús. Jesús es un hombre original, único, en su manera de ser, su valor y la voluntad de hacer todo por darle la Mayor Gloria a su Padre Dios. Para conocer a Jesús, Dios y hombre, necesitamos la luz del Espíritu, pues es un misterio. Dios no sólo se nos propone desde la historia, sino que desde dentro de nosotros está obrando para abrirnos al testimonio histórico en toda su riqueza y amplitud. La adhesión de la fe no termina ni en Jesús ni en el Espíritu, sino en el Padre. La cristología debe ser fundamentalmente trinitaria. Jesucristo nos lleva al Padre. Dios, del que nos habló Jesús, es su Padre.

Jesucristo fascinante

Su vida es una oración continua, relación filial con su Padre Dios, hombre espiritual y realista, centrado, equilibrado, transparente, amigable, viril, no duda en airarse cuando la ocasión lo amerita, defensor de las cosas de su Padre, hombre moralmente sin tacha, de temperamento fuerte y apasionado, honesto, honrado, lúcido, decidido,  los evangelios dicen que paso su vida haciendo el bien, y así fue, paciente con el que yerra, con el pecador, pero fuerte con el pecado, que sabe responder y su sabiduría es divina, hasta el punto que a sus doce años de edad, la gente se pregunta de donde le viene esta sabiduría, en todo trataba de mostrar al Padre , que es el ideal de Santidad.

La mirada de Jesús debía ser majestuosa y dominadora, nadie que ha sido mirado por Jesús queda igual, como Zaqueo y Bartimeo, como Magdalena y Pedro, por nombrar algunos, la mirada de Jesús transmite algo que deja inquieto y cambia, transforma, libera al hombre y mujer que se siente seducido por este Dios- Hombre- Amor.

De contextura robusta y buena salud,  para soportar muchas caminatas y jornadas fuerte de evangelización, de acompañamiento a su pueblo, austero pero esto no lo limita, vive en medio de la gente y se retira a orar a su Padre. Tenia una inteligencia brillante, intuitiva, clara, concreta, basada en la realidad, de donde extraía los datos para su predicación, no gusta de sentirse , ni parecer erudito , sino que saca su enseñanza de lo cotidiano de la vida, para hacer más accesible al pueblo, el mensaje del Reino.

Nadie jamás habló como él, la gente sentía esta diferencia nos muestran los evangelios, cuando dice la misma multitud, este habla con autoridad, era admirable que a todos consideraba hermanos, nadie para el era extranjero, es decir no es excluyente, todos para él, son hijos de Dios, porque para ellos vino por su salvación.

No ha habido temperamento más comprensivo y condescendiente con el prójimo que Jesús. Su espíritu de mansedumbre culmina en su silencio, en su porte digno al ser abofeteado. No es un silencio lleno de miedo e impotencia; sino un silencio lleno de dominio y contención de las pasiones irascibles. Jesús es mezcla de majestad y dulzura.
De veras un hombre que fascina a quien busca conocerlo, y experimenta la ternura y el amor de todo un Dios- Hombre, que por su gran bondad y hacer la voluntad del Dios Padre celeste, por medio del Espíritu Santo se encarna en María y cumple el designio de Dios, salvando la humanidad entera, malos y bueno, justo y pecadores, todos como hijos de un mismo Padre que es Amor por medio de su Hijos Unigénito, insertos en la Iglesia fundada por Jesucristo- Salvador.

cruxetgladiu - DIA DECIMOTERCERO DEL SANTO EJERCICIO DEL MES DE MARIA

DIA DECIMOTERCERO DEL SANTO EJERCICIO DEL MES DE MARIA:

DIA 20 DE NOVIEMBRE DIA DUODECIMO DEL


SANTO EJERCICIO DEL MES DE MARIA
DIA DECIMOTERCER

DEDICADO
A HONRAR EL DOLOR DE MARIA POR LA PERDIDA DE JESUS


ORACIÓN INICIAL 
PARA TODOS LOS DÍAS DEL MES.

¡Oh
María! Durante el bello mes que os está consagrado, todo resuena con vuestro
nombre y alabanza. Vuestro Santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras
manos os han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presidís
nuestras fiestas y escucháis nuestras oraciones y votos.


Para honraros, hemos esparcido frescas flores a vuestros pies y adornado
vuestras frentes con guirnaldas y coronas. Mas, ¡oh María!, no os dais por
satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan
y coronas que no se marchitan. Estas son las que Vos esperáis de vuestros
hijos; porque el más hermoso adorno de una madre, es la piedad de sus hijos y
la más bella corona que pueden deponer a sus pies es la de sus virtudes.




Sí, los lirios que Vos nos pedís son la inocencia de nuestros corazones. Nos
esforzaremos pues, durante el curso de este mes consagrado a vuestra gloria,
¡oh Virgen santa!, en conservar nuestras almas puras y sin mancha y en separar
de nuestros pensamientos, deseos y miradas, aun la sombra misma del mal.




La rosa cuyo brillo agrada a vuestros ojos, es la caridad, el amor a Dios y a
nuestros hermanos. Nos amaremos pues, los unos a los otros, como hijos de una
misma familia cuya madre sois, viviendo todos en la dulzura de una concordia
fraternal. En este mes bendito, procuraremos cultivar en nuestros corazones, la
humildad, modesta flor que os es tan querida y con vuestro auxilio llegaremos a
ser puros, humildes, caritativos, pacientes y resignados.




¡Oh María, haced producir en el fondo de nuestros corazones, todas estas
amables virtudes; que ellas broten, florezcan y den al fin frutos de gracia,
para poder ser algún día, dignos hijos de la más santa y de la mejor de las
madres. Amén.
 
CONSIDERACION
Un incidente doloroso
acibaró el corazón de María después de la feliz cesación de su destierro y de
la vuelta a su patria y a su hogar. Fieles observadores de la ley, los dos
santos esposos se dirigieron un día a Jerusalén en la época del tiempo pascual.
Confundidos entre la multitud de piadosos peregrinos que iban a visitar el
templo, partieron de Nazaret llevando a Jesús en su compañía cuando frisaba en
los doce años de edad. Después de cumplir los deberes religiosos, dejaron la
Ciudad Santa, formando parte de grupos diferentes, según era costumbre: José en
el grupo de los hombres y María en el grupo de las mujeres: pero los niños
podían indiferentemente agregarse a cualquiera de los grupos.
Las sombras de la
noche habían caído ya sobre la tierra cuando José y María se reunieron en el
lugar de la primera jornada. Al reunirse, la primera pregunta de uno y de otro
fue la misma: “¿Dónde está Jesús? – Ni uno ni otro pudieron contestarla. Jesús
había desaparecido, y la más amarga desolación se apoderó del corazón de los
afligidos esposos. Si la tierra hubiera temblado anunciando su completo
desquiciamiento, y si las trompetas del juicio hubieran señalado el momento de
la última hora, el corazón de María no habría sufrido la conmoción que
experimentó al notar la pérdida de su Hijo. Interrogaron a sus parientes y
amigos, penetraron desolados entre la multitud con la esperanza de que el niño
los hubiera perdido de vista. ¡Vanos esfuerzos! De todos los labios se
desprendían respuestas negativas; nadie daba razón de Jesús. La noche era
tenebrosa como la pena que embargaba a los dos despedazados corazones. Muchos
dolores se ocultarían bajo las sombras de esa noche; pero no habría ninguno
como el de María.
Tomaron entonces
solos y silenciosos el camino de Jerusalén sin que los arredrase ni el
cansancio ni los peligros. Las lágrimas de la afligida madre iban señalando la
solitaria ruta, y de trecho en trecho se dejaba oír su voz dolorida que llamaba
a Jesús con la esperanza de que respondiese a sus clamores. Así llegaron a la
Ciudad, y desde las primeras luces de la aurora recorrieron diligentemente sus
calles; preguntando a los transeúntes si por acaso habían visto al amado de su
corazón; pero, ilusorias esperanzas, vagas probabilidades era todo el resultado
de sus investigaciones.
Cada momento que
pasaba hacía más agudo el dolor de María; había perdido su tesoro, la luz de su
vida, el solo embeleso de su corazón; en una palabra, era una madre que había
perdido al hijo único de sus entrañas. Todo era soportable con Jesús, todo le
era amargo sin Él. ¿Dónde estaría? ¿Habría caído en manos de sus enemigos? ¿Se
habría hecho indigna de su amor y de su compañía? Mil dolorosos pensamientos
cruzaban por su mente, despedazando su alma. Por tres veces vio venir la noche
y nacer el día; y el día y la noche transcurrían dejándola sumergida en su
dolor; hasta que dirigiéndose otra vez al templo para derramar allí sus
dolorosas lágrimas, vio a Jesús que, rodeado por los doctores de la Ley, los
maravillaba con la sabiduría que a raudales brotaba de sus labios. ¿Quién es
ese prodigioso niño? Exclamaban algunos a pocos pasos de la Madre. – Es Jesús,
mi hijo, dijo María, en los transportes de inmenso gozo; y acercándose al
Mesías, le dijo con una dulzura que revelaba aún los últimos dejos de su pesar;
“Hijo mío, ¿por qué has obrado así con nosotros? Tu padre y yo te buscábamos
llenos de aflicción.”
¡Ah! ¡Y con cuánta
facilidad perdemos nosotros a Jesús por medio del pecado! Por un placer
momentáneo, por la satisfacción de alguna pasión mezquina, por seguir las
máximas del mundo por el respeto humano, por un interés sórdido, perdemos su
gracia y su amistad bienhechora, sin pensar por un momento que perdiendo a
Jesús, todo lo perdemos. ¿Qué importan entonces todos los bienes de la tierra,
todos los honores del mundo, todos los goces de la vida? ¿Qué importa al hombre
ganar el mundo entero si pierde su alma?
Pero lo que es más
triste, es ver la indiferencia con que se mira la pérdida de Dios. Si se pierde
la fortuna, cuántas lágrimas y sacrificios por recuperarla; si se pierde la
salud, cuántos afanes por recobrarla; si se pierde la estimación de los
hombres, cuánta solicitud por encontrarla de nuevo. Pero si se pierde a Dios,
que es el sumo bien, se ríe y duerme sin cuidado, sin que se derrame una
lágrima y sin que se haga diligencia alguna por volver a su amistad. Veamos
pues, en este dolor de María cuánto debe ser nuestro empeño por encontrar a
Jesús cuando tengamos la desgracia de perderlo por el pecado.

EJEMPLO
Desgraciado
del que olvida a María.
Hubo en una ciudad de
Francia un joven, como tantos otros, que olvidando los principios de la
religión, se entregó con avidez febril a la lectura de libros impíos y
licenciosos.
Como siempre
acontece, la fe y la inocencia naufragaron en ese mar de errores y máximas
funestas que llenan las páginas de esas infames producciones del infierno.
Perdida la fe,
comenzó a resbalar por la pendiente del vicio y acabó por precipitarse en el
abismo del crimen, cometiendo uno que comprometió gravemente su honor.
Devorado por los
remordimientos y asustado de su propia obra, se echó en los brazos de la
desesperación, en vez de buscar los del arrepentimiento, y llegó a concebir la
realización de un crimen mucho mayor que el que causaba su desesperación: el
suicidio. En el paroxismo de su desesperación, no comprendía que el suicidio en
vez de salvar su honor, lo enlodaba más y más añadiendo un crimen a otro
crimen.
Agitado por este
sombrío pensamiento, y sin dar lugar a la reflexión, se precipitó un día desde
lo mas alto de la ribera al fondo de un caudaloso río, creyendo que su mala
acción permanecería secreta. Pero, por un prodigio inexplicable, su cuerpo
flotaba sano y salvo sobre las corrientes del río, a pesar de los esfuerzos que
hacía para sumergirse. Un pescador que arreglaba sus redes en la ribera, al vez
que un hombre era conducido por la corriente se apresuró a prestarle socorro,
creyendo que habría sido víctima de un accidente involuntario. Mas, cuando el
generoso pescador estaba a punto de salvarlo, el demonio, sin duda, sugirió al
infeliz la idea de que la causa que le impedía sumergirse, era un Escapulario
que llevaba al cuello, último y único resto de las santas creencias de su infancia.
Acto continuo, el desgraciado joven se lo arranca del cuello y lo arroja a la
corriente, y en el mismo instante se sumerge en el fondo de las aguas sin que
el pescador pudiera impedirlo.
Este hecho nos
manifiesta que la Santísima Virgen no olvida ni a sus hijos más ingratos, si se
visten con la sagrada insignia de su Escapulario y que está dispuesta a
procurarles hasta el último momento medios de salvación.

JACULATORIA



Sálvanos,
Madre piadosa,
De
una vida disipada
Y
una muerte desastrosa.
ORACION


¡Oh María! por la
dolorosa angustia que experimentó tu corazón de madre al verte separada por
tres días de tu idolatrado Hijo, dígnate alcanzarnos la gracia de llorar
siempre con amargas lágrimas nuestros pecados, que han sido la causa de haber
tantas veces perdido la amistad divina. ¡Oh mil veces desventurados los que
pierden a Jesús sin deplorar su ausencia y sin echar de menos su dulce y amable
compañía! No permitas jamás ¡oh Madre nuestra!, que insensibles a tan dolorosa
pérdida, disfrutemos tranquilos de los pérfidos goces del mundo, sin pensar que
lejos de Dios existe abierto a nuestros pies un profundísimo abismo. ¡Ah!
perdiendo a Jesús, te perdemos también a ti que eres nuestra más dulce
esperanza, nuestro consuelo más puro y nuestra más segura tabla de salvación.
Qué haríamos sin ti ¡oh Estrella de los mares!, en medio de las tormentas que
agitan la vida llenándola de peligros. Qué haríamos sin ti ¡oh Consoladora de
los afligidos!, en medio de las desgracias y contratiempos que siembran de
pesares el camino de la vida. Qué haríamos sin ti ¡oh inexpugnable Fortaleza!,
en medio de las tentaciones que suscitan para perdernos los enemigos de nuestra
salvación. ¡Oh María! somos tus hijos, no nos desampares; somos tus siervos, no
nos olvides; somos tus vasallos, no nos desconozcas. Llena de piedad y de
misericordia alárganos tu mano protectora en la hora del peligro; y si por
desgracia sucumbiéramos, no tardes en venir a nuestro auxilio y en ponernos a
salvo hasta dejarnos en posesión de la tierra feliz donde disfrutaremos
eternamente de tu amabilísima compañía. Amén.


PRACTICAS ESPIRITUALES




1.  Repetir
varias veces en el día la tercera petición del Padrenuestro. Hágase tu voluntad
así en la tierra como en el Cielo; prometiendo a María imitarla en su perfecta
conformidad con la voluntad de Dios.
2.  Rogar
a Dios por la persona o personas que nos hacen mal, perdonándolas de todo
corazón.
3.  Rezar
las Letanías de la Santísima Virgen, pidiéndole por las necesidades actuales de
la Iglesia Católica.




ORACION FINAL
PARA TODOS LOS DIAS
¡Oh
María, Madre de Jesús nuestro Salvador y nuestra buena Madre!, nosotros venimos
a ofreceros con estos obsequios que colocamos a vuestros pies, nuestros
corazones deseosos de seros agradables y a solicitar de vuestra bondad, un
nuevo ardor en vuestro santo servicio.


Dignaos presentarnos a vuestro Divino Hijo, que en vista de sus méritos y a
nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud.
Que haga lucir con nuevo esplendor, la luz de la fe sobre los infortunados
pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error; que vuelvan
hacia Él y cambie tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará su
corazón y el vuestro.

Que
confunda a los enemigos de su Iglesia y que en fin, encienda por todas partes
el fuego de su ardiente caridad; que nos colme de alegría en medio de las
tribulaciones de esta vida y de esperanza para el porvenir. Amén.
Que la Virgen los acompañe siempre

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