sábado, 24 de noviembre de 2012

Café y Fe - Tú eres el orgullo de nuestra raza

Tú eres el orgullo de nuestra raza:
RENOVACION DE LA CONSAGRACION DEL

PUEBLO DEL ZULIA



A NUESTRA SEÑORA DE CHIQUINQUIRA
18 DE NOVIEMBRE DE 2012
Pbro. Eduardo Ortigoza
Tú eres el orgullo de nuestra raza
Madre Santísima del Rosario de Chiquinquirá, al finalizar esta hermosa celebración eucarística en la que hemos conmemorado un nuevo aniversario de tu renovación milagrosa, queremos agradecer a nuestro Padre Celestial que te haya permitido escoger como morada esta tierra del lago del Coquivacoa, que hayas elegido a los hijos de esta tierra para hacernos hijos tuyos y miembros de la familia del Redentor. Y así, junto a nosotros has querido escribir una historia de amor profundo, de fe inquebrantable y de esperanza siempre firme y ardorosa en las promesas de tu Divino Hijo, pues tú Nos enseñaste a hacer todo lo que El nos diga.
Hoy recordamos la imperecedera fecha de hace 70 años, el 18 de noviembre de 1942 cuando después de tres jornadas vividas en pleno corazón de Maracaibo y a orillas del lago del Coquivacoa, delante de una multitud de fieles mucho más grande de la que hoy se ha congregado en esta plazoleta de tu Basílica, entre cantos y oraciones tu Sagrada Reliquia permaneció junto a tu pueblo para ser solemnemente coronada como Reina y Señora de de los zulianos.
El Zulia, “…la tierra <>, la tierra que conoce las fulguraciones mágicas del Catatumbo y las iras sorpresivas del Lago fascinador, la tierra que oculta en sus entrañas el misterioso océano de hidrocarburos, es también, por el carácter espontáneo y generoso de sus habitantes, la porción de la patria venezolana más propicia para las más inflamadas expansiones de entusiasmo popular. No es menester ser profeta para predecir una explosión de fervor y de piedad en las fiestas de la coronación de la Virgen de Chiquinquirá” (Revista SIC, año 5, Nº 48, tomo 5, octubre 1942). Así se anunciaba hace 70 años lo que sería el magno acontecimiento que hoy recordamos.Y es que “…la coronación solemne de la sagrada reliquia se constituyó en el reconocimiento oficial de la Iglesia universal a una devoción que durante más de doscientos años fue madurando y haciéndose cada vez más robusta, constituyéndose en la reafirmación de la extraordinaria veneración por parte de los fieles católicos del Zulia y de otras regiones de Venezuela y del exterior, y a la fama de milagrosa que había ido adquiriendo la sencilla tablita” Con palabras parecidas se expresaba el Papa Benedicto XV el 16 de julio de 1917 en el documento dirigido al Santo Obispo del Zulia, Arturo Celestino Álvarez, en el que comunicaba que la sagrada reliquia de Ntra. Sra. de Chiquinquirá debía ser coronada con corona de oro”.
El Zulia todo, con sus pastores, comprendió que la coronación más que un elemento decorativo o de elevado ornamento para una imagen muy querida se debía constituir en el reconocimiento oficial de toda la Iglesia Católica Universal y de su más alta autoridad, el Romano Pontífice, de la importancia de la misma imagen y de la gran devoción y estima que el pueblo fiel tiene hacia ella.
Han trascurrido 95 años de este anuncio Pontificio, y el alcance de las palabras del Romano Pontífice ha sido evidente, cada año crece más la devoción del pueblo fiel hacia nuestra querida virgencita de Chiquinquirá. No es solamente Maracaibo quien celebra su Fiesta en el aniversario de su milagrosa renovación, es todo el Zulia quien la reconoce como la Reina del Lago, la Reina Inmortal, la Reina de esta tierra y de esta tribu.
Todo zuliano en este día se conmueve al recordar el acontecimiento milagroso que hoy celebramos. En todas partes de Venezuela y del mundo han acudido los zulianos a los templos a participar de la Eucaristía y a dar gracias a Dios, porque el 18 de noviembre hubo un milagro en esta tierra zuliana y a consagrarse como los hijos muy queridos de Ntra. Sra. del Rosario de Chiquinquirá.
Consagración en el Año de la Fe a María Santísima, mujer de fe
Desde hace más de 300 años María de Chiquinquirá es, como en Nazaret, la humilde sierva que a través de las aguas del lago quiso venir para ser discípula de Cristo y evangelizadora de nuestro pueblo. Ella, “… mujer de fe, ha sido plenamente evangelizada, es la más perfecta discípula y evangelizadora. Es el modelo de todos los discípulos y evangelizadores, por su testimonio de oración, de escucha de la palabra de Dios y de pronta y fiel disponibilidad al servicio del reino hasta la cruz. Su figura maternal fue decisiva para que los hombres y mujeres.. (de esta tierra nos reconozcamos en nuestra) …dignidad de hijos de Dios”. (Doc  Santo Domingo 15).
Como humilde hijo de esta tierra zuliana, nacido a poca distancia de esta Plaza, bautizado y ordenado sacerdote en este mismo Santuario, como fiel devoto de María de Chiquinquirá, hoy elevo esta súplica esperanzada hacia Ella que desde su trono sigue siendo la hermosa jovencita de Nazaret, la mujer valiente  y llena de fe que enfrentó en el nombre de Dios múltiples adversidades a lo largo de su vida, ella es la Madre y Maestra que nos enseña a creer y a esperar en su hijo Jesús, nuestro redentor.
En palabras de nuestro Arzobispo de Maracaibo, pido que la Santísima Virgen “…nos enseñe a vivir de fe, en el abandono total en las manos del Padre y en el deseo ardiente de cumplir con sus designios de salvación.” (Carta Pastoral de Mons. Ubaldo Santana para la Convocación del Año de la Fe en la Arquidiócesis de Maracaibo, 28 octubre 2012).
Virgen de Chiquinquirá, te proclamamos MUJER DE FE porque fuiste la primera en creer en la Palabra de Dios. Tú creíste en Dios, y tu fe es acompañada inmediatamente por las obras. Dios te pidió ser la madre del Redentor y tú respondiste “… aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra”  (Lc. 1,28, Sant. 2,14-26).
Te proclamamos MUJER DE FE porque acogiste la predicación de Jesucristo tu Hijo, y aceptaste que el Reino de Dios establece una relación superior a la de los lazos de la sangre y de la carne. (Mc. 3,35; Lc. 11, 27-28).
Te proclamamos BIENAVENTURADA: Porque supiste escuchar y poner en práctica la Palabra de Dios. Porque Isabel te felicita al haber creído en lo que Dios te había prometido. Por haber superado la prueba del Calvario y haber aceptado ser la Madre de todos los que creen en Cristo. Porque fuiste perfecta en el amor.
A TI, VIRGEN MADRE DE CHIQUINQUIRÁ TE CONSAGRAMOS A TODO EL PUEBLO DEL ZULIA CON SUS FAMILIAS, CON SUS DIRIGENTES, CON SUS TRABAJADORES, CON SUS ALEGRÍAS Y ESPERANZAS. ACOGE EN ESTA CONSAGRACION A TODA ESTA PATRIA VENEZOLANA DE LA QUE TAMBIEN ERES REINA Y SEÑORA.
A Ti, Virgen Madre de Chiquinquirá:
·         Te proclamamos Bendita. Porque asistes con tu caridad a todas las madres del Zulia, a los enfermos y a los necesitados, como lo hiciste con tu prima Isabel.
·         Te proclamamos Bendita. Porque acoges, recibes y defiendes con tu bondad maternal a toda vida humana que viene a este mundo como lo hiciste con tu Hijo Jesús en Belén.
·         Te proclamamos Bendita. Porque sostienes con tu perseverancia a quienes buscan justicia, a quienes buscan trabajo, a quienes buscan salud en la enfermedad, a quienes luchan por un mundo más justo, como lo hiciste durante la búsqueda de Jesús en el templo.
·         Te proclamamos Bendita. Porque nos alientas a confiar plenamente en Dios, a no poner nuestra confianza en los poderes humanos o en los tesoros de este mundo, y nos invitas a imitar tu vida sencilla en Nazaret.
·         Te proclamamos Bendita. Porque aseguras tu maternal protección a las parejas de novios y recién casados, a todas las familias,  como lo manifestaste con  tu intercesión en las bodas de Caná.
·         Te proclamamos Bendita. Porque nunca abandonas a tus hijos que han pedido tu protección y amparo, y nos acompañas en los momentos más difíciles con tu presencia maternal como lo hiciste junto a la cruz de Jesús.
·         Te proclamamos Bendita. Porque nos enseñas a ser fieles en nuestros compromisos de fe, y a nunca desfallecer en nuestra esperanza por un mundo mejor, tal como lo demuestras con tu fidelidad en la espera de la resurrección.
·         Te proclamamos Bendita. Porque nos exiges que oremos a tiempo y destiempo, que aprendamos a encontrar en la oración nuestro principal instrumento de lucha en contra del mal que está presente entre nosotros. Así lo hiciste con tu oración asidua en Pentecostés.
·         Te proclamamos Bendita. Porque al haber alcanzado la gloria de tu Asunción, permanentemente nos recuerdas el camino que nos conduce hacia el cielo, nuestra patria definitiva.
·         Te proclamamos Bendita. Porque ofreces tu maternal protección sobre la Iglesia y cuidas de todos tus hijos, del Papa, de nuestros Obispos, de los Presbíteros y Diáconos, de nuestros Seminaristas, de nuestros Religiosos y Religiosas, de nuestros laicos comprometidos, y de todos los bautizados.
·         Te proclamamos Bendita. Porque no desamparas a ninguno de tus hijos y constantemente intercedes por toda la humanidad. Te pedimos que acompañes a todos los que trabajan por el bien común, en especial a nuestros gobernantes, y servidores públicos, a los que militan en las distintas organizaciones políticas, gremiales, sociales y comunitarias, a los que luchan por construir un país de hermanos y no de enemigos, de diálogo y no de enfrentamientos, de concordia y no de violencia, de justicia y no de impunidad, de paz y no de guerra, de amor y no de odio.
Virgen de Chiquinquirá, intercede por todos tus hijos y ayúdanos a alcanzar la fidelidad a nuestra fe cristiana, la valentía en la adversidad, la convivencia ciudadana como expresión de la idéntica dignidad de hijos y hermanos, a comprometernos a mejorar la patria común. Ayúdanos a responsabilizarnos los unos por los otros, a vivir en la honestidad y la justicia, ayúdanos a construir con esperanza un mundo nuevo en el que reinen de verdad el amor y la paz. (Adaptación de la Oración de su Santidad Juan Pablo  II a la Virgen del Rosario, pronunciada en la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá en Colombia el 3 de julio de 1986; y de la Consagración del mismo Juan Pablo II a la Virgen Santísima de Copacabana,  La Paz, Bolivia el 10 de mayo de 1988).
Madre Santísima de Chiquinquirá, desde tu santuario en la Basílica construida en tu homenaje, en tu constante peregrinar por los pueblos del Lago y por las parroquias de nuestra Arquidiócesis, desde tu presencia en el corazón de cada uno de tus hijos, te pedimos que sigas acompañando con tu mirada bondadosa y con tu bendición maternal el caminar de este pueblo, bravo y fuerte, que en la vida  y en la muerte, ama y lucha, canta y ora. Amén.
GLORIA ATI, CASTA SEÑOR



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