domingo, 17 de marzo de 2013

.:Sursum Corda:. - Mi posición teológica

Del Blog .:Sursum Corda:.

Mi posición teológica:
Desde que hace unos años empecé a publicar el blog Sursum Corda, se ha venido pidiendo que expresara mi “posición teológica”. En varias oportunidades aclaré que soy agustiniano, es decir, adhiero al pensamiento del Doctor de la Gracia, especialmente en lo referido a la teología sacramental y la sotereología. No obstante, otros, insistieron y aclararon que se referían a mi posición sobre el actual crisis en la que se encuentra la Iglesia Católica y el problema del Papado. Dicho de otra manera, muchos lectores me preguntaron si yo adhería al sedevacantismo o era “lefebvrista”. De nada ha valido que una y otra vez expresara que, el enemigo no es ni el “lefebvrismo” ni los “lefebvristas” , como tampoco lo debe ser para éstos el sedevacantismo, sino la herejía modernista, la nueva teología, el marxismo, en otras palabras todo aquello que fue promulgado por medio del Latrocionio del Vaticano II.
En virtud de éstas ideas, cuando hice un llamado a la Unidad (publicado aquí en dos oportunidades), dejé en claro que la única manera de poder actuar ante la Iglesia Conciliar era una unión entre los Católicos de la Resistencia. Si existe un programa, si se identifica claramente al enemigo, es mucho más simple coordinar y establecer las posiciones.
Hace no tanto, en cambio, publiqué un texto titulado “El sedevacantismo no es dogma de fe”, en el mismo expliqué porqué nueve razones no se puede obligar a nadie a adherir a dicha tesis como si se tratara de algo impertativo para la fe.  Dicho de otra manera, la tesis de que actualmente no tenemos Papa (por lo menos desde Montini/Paulo VI y muy probablemente desde la muerte de Su Santidad Pío XII) no deja de ser una tesis y por lo tanto no puede ser requerida a los fieles para la comunión, ni autoriza a los sacerdotes a expulsar de sus capillas a quienes no adhieran a ella en ninguna de sus dos formas: totalista o material-formalista (Tesis del Cassiciacum o de Monseñor Des Lauriers). Como toda tesis, explica muchas cosas, pero no las explica todas, como trataré de exponer en el presente artículo. De la misma manera, la “posición prudencial” de Monseñor Marcel Lefebvre, propuesta en su momento como una hipótesis por el Cardenal Cayetano, tampoco puede considerarse más que una tesis, otra posición teológica, la cual tampoco puede ligar a nadie, ni ser requerida por un sacerdote para prohibir o no los sacramentos.

Rito Ordinario de la Iglesia Conciliar

En el presente artículo quisiera explicar cual es mi visión de la actual situación en la que se encuentra la Iglesia, y especialmente el actual estado de la Sede Apostólica. Expreso mis propias ideas, basándome en los escritos de teólogos y sacerdotes. Para quienes me conocen (bien personalmente, bien por correspondencia, bien por leer el Blog) saben cuales son mis ideas sobre la actual crisis que estamos viviendo, por lo que aquí no hay ninguna novedad. No obstante, dado que se me ha requerido, casi de forma imperativa, he decidido exponer mis ideas, no sin antes hacer un repaso general de la actual situación de la Iglesia y como se ha respondido a ello.


La diversidad en la Tradición.
Desde el Concilio Vaticano II, convocado por Roncalli/Juan XXIII, dirigido y promulgado por Montini/Paulo VI y esparcido por Wojtyla/Juan Pablo II, los fieles y sacerdotes que deseaban seguir  siendo católicos se vieron ante cuatro posibilidades:

  1. Reconocer al Papa como Papa, aceptar el Concilio y enrrolarse en los grupos “tradicionalistas” permitidos y autorizados por la Iglesia Conciliar, especialmente identificados por la Misa Indultada, de allí el nombre de “indultistas”.
  2. Reconocer al Papa como Papa, pero no aceptar su magisterio y organizar un apostolado paralelo de “resistencia”, con sus propios seminarios, capillas, oratorios, etc. Se trata de la llamada “postura prudencial” de Monseñor Marcel Lefebvre y la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y también de varios grupos más.
  3. No reconocer al ocupante de la Sede Apostólica como Papa por adherir al Modernismo, por lo tanto, considerar que la sede apostólica se encuentra vacante (aunque en realidad está usurpada), de allí el nombre “sedevacantista”.
  4. No reconocer al actual ocupante de la Sede Apostólica como Papa y adherir a algún sacerdote, obispo o laico que se proclama Papa, bien por medio de un cónclave (conclavismo), bien por una revelación privada (misticalismo).


Sacerdote de la Iglesia Conciliar en una Misa Rap

De estas cuatro posiciones, la primera no podemos considerarla verdaderamente católica, ya que quienes adhieren a la Misa Indultada lo hacen porque se ligan a ella de una manera sentimental, es decir, tienen una idea subjetiva de la fe, lo cual fue condenado por San Pío X. En cuanto a la última, es cismática, porque implica erigir una jerarquía, usurpar un poder jurisdiccional, por lo tanto, es dudosamente católica y ciertamente peligrosa. Aquí, en Sursum Corda, en varias oportunidades expresé mis opiniones sobre éstos dos grupos.
Queda ahora, entonces las opciones 2 y 3. Para quienes siguen la posición teológica de Monseñor Marcel Lefebvre, no podemos juzgar si el Papa es o no Papa, por lo tanto, a priori debe ser aceptado como tal, no obstante, al ser evidente que él no adhiere a la Fe Católica de los XX Concilios Ecuménicos, tenemos derecho a resistir, a no obedecer y por lo tanto a ejercer un apostolado en contra del Papa al que reconocemos.  Por su parte, los sedevacantistas van mas allá. Para ellos, si el Concilio enseñó una fe no católica, quienes adhieren a la fe del Concilio no puede ser católicos, sino miembros de otra religión, la Iglesia Conciliar. Es cierto que Monseñor Lefebvre en uno de sus giros a posiciones duras declaró:

“Que la iglesia conciliar es una iglesia cismática, porque rompe con lo que la Iglesia Católica que siempre fuera. Tiene sus nuevos dogmas, su nuevo sacerdocio, sus nuevas instituciones, su nuevo culto, todo condenado ya por la Iglesia en muchos documentos oficiales y definitivos.“Esta Iglesia Conciliar es cismática, porque ha tomado como base para su actualización principios que se oponen a los de la Iglesia Católica, tales como un nuevo concepto de la Misa expresado en los números 5 del Prefacio (decreto) al Missale Romanum y 7 de su primer capítulo, los cuales confiere a la asamblea un rol sacerdotal que no puede ejercer; de igual manera el derecho natural — es decir, divino — de cada persona y de cada grupo de personas a la libertad religiosa.“Este derecho a la libertad religiosa es blasfemo, porque atribuye a Dios propósitos que destruyen Su Majestad, Su Gloria, Su Reinado. Este derecho implica libertad de conciencia, libertad de pensamiento, y todas las libertades Masónicas.“La Iglesia que afirma tales errores es por completo cismática y hereje. Esta Iglesia Conciliar no es, por lo tanto, Católica. En la medida en que el Papa, los obispos, sacerdotes o fieles se adhieran a esta nueva Iglesia, se separan ellos mismo de la Iglesia Católica.”


Quiero destacar la última frase: “En la medida en que el Papa, los obispos, sacerdotes o fieles se adhieran a esta nueva Iglesia, se separan ellos mismo de la Iglesia Católica”.
Desde Paulo VI con toda seguridad, los Papas de la Iglesia Conciliar han adherido:


  • A la nueva Misa, la cual no es católica, sino que es ecuménica, herética, blasfema y neoprotestante, porque niega la presencia real de Nuestro Señor Jesurcisto, el sacerdocio y otras doctrinas esenciales como la del purgatorio y el pecado original (ver artículo explicativo aquí).
  • Los nuevos ritos sacramentales, especialmente el del orden, que alteró de tal manera las palabras substanciales que hoy podemos afirmar que no se están ordenando sacerdotes ni consagrando obispos (ver artículo aquí).
  • Falsa doctrina sobre la Unidad de la Iglesia, el ecumenismo y la libertad religiosa: el Concilio niega que la Iglesia de Cristo sea la Iglesia Católica, por lo tanto existen otras expresiones de fe verdaderamente válidas y que sirven como forma de alcanzar la salvación. Se acepta por lo tanto que hay salvación fuera de la Iglesia Católica.
  • Falsa doctrina sobre la colegialidad: Contradice la organización monárquica de la Iglesia, la cual es remplazada por la de una aristocracia en la que el Colegio de los Obispos junto con el Papa son la cabeza de la Iglesia.

A su vez, estas doctrinas fueron confirmadas e interpretadas en el sentido que les correspondían por las acciones de Paulo VI y todos sus sucesores que han adherido a la Iglesia Conciliar, especialmente con oraciones ecuménicas, aberraciones litúrgicas con la Nueva Misa (misas de payasos, bailarines, consagración de cualquier cosa, etc.), ordenaciones inválidas (sin obispos no puede haber sacerdotes). Todo esto está reglamentado en el Nuevo Código de Derecho Canónico y explicado en el Nuevo Catecismo, ambos promulgados durante el gobierno de Wojtyla/Paulo VI y en los cuales el entonces Cardenal Ratzinger (luego Papa de la Iglesia Conciliar Benedicto XVI) tuvo la delantera.
Un católico tiene derecho a preguntar cómo es posible que esto pase. Cristo prometió que nunca abandonaría a la Iglesia que él fundó. Sabemos que la Iglesia no puede errar, no puede conducir a sus fieles al Abismo, porque ella es el único camino a la Salvación. Entonces ¿Cómo ocurrió esto? Aquí es donde los seguidores de Monseñor Lefebvre y los sedevacantistas discrepan. Para los primeros, no existe una respuesta, por lo tanto, debemos adherir a lo seguro, la Tradición y construir un apostolado paralelo, aún en contra del Papa al que se reconoce. Esto, en situaciones normales sería cismático (y anormales también, pero no es lo que ellos creen), porque implica oponerse al Papa.
Por su parte, los sedevacantistas tienen una explicación: la Iglesia y el Papa no puede promulgar el error (Mt XVI, 18), por lo tanto, todos los sucesores de Montini/Paulo VI, y muy probablemente Roncalli/Juan XIII no fueron jamás verdaderos Papas, sino herejes y usurpadores. Al no ser Papas verdaderos, no tenían la asistencia permanente del Espíritu Santo, prometida por Cristo, de allí que pudieran errar y promulgar una nueva religión utilizando la Jerarquía Católica. A esto, Monseñor Lefebvre llamó “el golpe maestro de Satanás”. Ahora bien, esto nos conduce a un problema que analizaremos posteriormente, el hecho de que, como quienes promovieron la Nueva Iglesia Montiniana eran de facto la jerarquía católica, nadie, absolutamente nadie los depuso de sus posiciones de poder, nadie los declaró formalmente herejes y por lo tanto separó a la Iglesia Conciliar de la Iglesia Católica con un acto jurídico e indiscutible. Creo que aquí está el nudo de todos los problemas entre los miembros de la Resistencia Católica. Si algún cardenal en 1962 hubiera declarado que la Sede estaba vacante y hubiera convocado a un Cónclave, la cosa se habría terminado rápidamente. No obstante, es fácil decir lo que hay que hacer con el diario del lunes… quienes vivieron en aquella época pueden atestiguar que no fue nada sencillo, que había una gran confusión y dudas, algo que no sufrimos las generaciones posteriores.

El sedevacantismo en dos vertientes.
Los sedevacantistas tienen dos formas de explicar por qué razón el ocupante de la Sede Apostólica no es Papa, como ocurre eso y proyectar hacia el futuro.
Hay quienes sostienen que el actual ocupante de la Sede Apostólica, hoy Bergoglio/Francisco no es ni Papa, ni obispo ni nada, simplemente un señor que está sentado ahí y sin ningún derecho. No posee ningún poder de jurisdicción, su elección fue nula, inválida e ilícita, no fue electo por cardenales sino por otros señores disfrazados que están ocupando el Vaticano. Los obispos de la Iglesia Conciliar, no sólo no poseen poder de orden (al no haber sido nunca consagrados) sino que además no tienen ninguna jurisdicción, por lo que son también usurpadores. A ésta tendencia se le llama “totalismo”. Los sedevacantistas  totalistas basan su posición en la Bula Cum ex apostolatus officio del Papa Paulo IV.
Por otro lado hay otros sedevacantistas que adhieren a la tesis que propuso un gran teólogo de la Orden de los Predicadores, me refiero Monseñor Guerard des Lauriers O.P., y que fue publicada por primera vez en una revista llamada “Cahiers de Cassiciacum”, de donde toma el nombre común de Tesis de Cassiciacum. Existe una muy buena explicación de la tesis, escrita por Monseñor Sanborn, que incluye un pequeño catecismo. Ese artículo fue traducido al español y publicado en la revista Integrismo del Padre Romero.
La tesis se basa en los siguientes puntos:


  1. La Iglesia es infalible e indefectible. Ella no puede errar ni promulgar el error.
  2. El Papa es infalible en cuanto a su magisterio, si el magisterio es erróneo, entonces no es un Papa verdadero.
  3. Debe existir, sin embargo, una línea perpetua de sucesores de San Pedro, tal como afirma el Concilio Vaticano I.
  4. Es imposible que el Papa sea un hereje público y manifiesto.
  5. Sucesión material, Mons. Sanbor la define como “suceder a una posición de poder, sin recibir el poder”. Un ejemplo  es el caso de los cismáticos orientales, como los griegos, ellos no son católicos en el sentido de que rechazan dogmas de fe (es decir, son además, herejes) como la jurisdicción universal e infalibilidad del Romano Pontífice, el purgatorio, la procesión de las Personas en la Santísima Trinidad… A pesar de esto, ellos ocupan las sedes episcopales e incluso los patriarcados (Constantinopla, Alejandría, etc), eso es la jurisdicción material, pero la misma no es legal, bastaría que un Papa los desposeyera (en virtud de su Jurisdicción Universal) y erigiera una nueva jerarquía. Un ejemplo es el caso del Cisma de Utrech, mientras la Iglesia holandesa estaba incomunicada con Roma, el clero jansenista poseía sucesión material sobre la diócesis de Utrech, hasta que en  1853, el Papa Pío IX restableció la jerarquía católica.
  6. El Papa de la Iglesia Conciliar posee una sucesión material, es decir, el ocupa la Sede de Pedro en virtud de una elección legal ¿Por qué es legal dicha elección? Porque la Iglesia Conciliar jamás fue declarada legalmente como una Iglesia no Católica. Tenemos la certeza de que no es más que una religión falsa, no existe ningún acto jurídico de deposición. Por lo tanto, hasta ahora, el Papa de la Iglesia Conciliar no es un verdadero Papa, sino simplemente, el ocupante de la Santa Sede.


Monseñor Des Lauriers se basó en el principio escolástico de materia y forma. La materia es de lo que algo está hecho, la forma, lo que hace a una cosa ser lo que es. La madera es la materia de la mesa, cuando el carpintero trabaja sobre la madera, haciendo una tabla y cuatro patas, tenemos una mesa, sino, un montón de madera. El alma es la forma del cuerpo, sin el alma tenemos carne muerta.  Así ocurre también con la autoridad, Bergoglio fue electo como Papa por los Cardenales, es decir, quienes materialmente son el clero de Roma y por lo tanto los legítimos electores; él mismo es el Papa Material, es decir, su elección fue jurídicamente válida, no obstante, él no es el Papa formal ¿Por qué? Porque al adherir a la Iglesia Conciliar pone un obstáculo, una barrera al Espíritu Santo, símil a quien recibe la confirmación en pecado mortal. Monseñor Sanborn concluye “. Así alguien que es legalmente designado para ser el Papa, pero que intenta un mal esencial para la Iglesia, no puede recibir la autoridad de Cristo para dirigir, y permanece Papa electo hasta el tiempo en que esta designación sea removida legalmente de él”.
Bergoglio es materialmente Papa, pero no formalmente, y esto se debe, a como dijimos a que él es un hereje público y notorio, pero no ha existido ninguna deposición legal ni jurídica, por lo tanto, sus designaciones siguen siendo legales.  Si Bergoglio se convirtiera a la Fe Católica, si renegara de la Iglesia Conciliar, eliminaría la barrera que él impuso y por lo tanto se convertiría en un verdadero Papa, manteniéndose así la sucesión Petrina. Volviendo al ejemplo de la mesa y la madera, diríamos que Bergoglio es de madera, pero no una mesa, aunque potencialmente pueda llegar a serlo.




Mi posición.
Va de suyo que son mis opiniones, mi posición y que los colaboradores del Blog, y aquellos sacerdotes a los que recomendamos no adhieren necesariamente a ésta tesis. Conocidas son las diferencias entre las posiciones del Padre Cekada (a quien siempre nos hemos referido muy bien en el Blog, e incluso dimos las direcciones donde celebra Misa) y de la Sociedad Religiosa San Luis Rey de Francia. El primero es un ejemplo de alguien que adhiere a la Tesis de Monseñor Des Lauriers, los segundos, sacerdotes amigos, son sedevacantistas totalistas.

Yo soy Católico, Apostólico y Romano. Rechazo por lo tanto el modernismo y a la Iglesia Conciliar. Desconozco todas las autoridades de la Iglesia Conciliar del Vaticano II como autoridades heréticas y anti-católicas. Considero que, actualmente, la Sede Apostólica está usurpada por alguien que no es católico.
En virtud de ello, considero que estamos en un “estado de necesidad”, que nos permite recibir los sacramentos de parte de aquellos sacerdotes, válidamente ordenados, que poseen poder de orden y un poder de jurisdicción entregado, no por el Papa (que no tenemos) sino por la Iglesia dado el extremo peligro que corren las almas. A ese poder de jurisdicción extraordinario se le denomina “jurisdicción supletoria”, lo cual es una gran responsabilidad, no un cheque en blanco que permite a los sacerdotes y obispos de la resistencia hacer lo que se les cante en gana, sino, trabajar por la salvación de las almas.
A pesar de esta situación, nadie, absolutamente nadie puede declarar legalmente que la sede está vacante. Eso sería un acto jurídico al que estamos impedidos. Tenemos la certeza de que las autoridades heréticas no tienen autoridad. La bula de Paulo IV Cum ex apostolatus officio nos da una excelente explicación teológica de porqué un hereje no puede ser Papa, lamentablemente, no puede ser aplicada jurídicamente, bien porque fue derogada por el Código de Derecho Canónico de 1917, bien porque Pío XII en su constitución sobre la Sede Vacante la derogó al permitir a cualesquier Cardenal participar del Cónclave, ser elector y ser elegido aún a pesar de las excomuniones y censuras, y bien porque, canónicamente, Bergoglio no tiene el estatus de hereje ya que ningún superior legítimo lo declaró culpable de herejía.
Considero que los nombres “sedevacantista” o “tradicionalista” no expresan el sentido de nuestra fe, sino de nuestra posición frente a un problema jurídico y canónico. La Fe Católica es católica. Soy simplemente un católico. Ser católico implica necesariamente, no ser modernista. Decir que uno es católico tradicionalista es como decir que el agua está mojada, es una redundancia innecesaria, que lleva a la confusión y que no aporta nada. Los verdaderos católicos tenemos que identificarnos como tales, no ponernos nuevos nombres, como tampoco tenemos que aceptar que los obispos “tradicionalistas” excedan su jurisdicción supletoria. Una cosa es la posición teológica sobre la actual crisis y otra un dogma de fe.
Por mi parte, yo adhiero a la tesis formulada por Monseñor Guerard des Lauriers O.P., también conocida como Tesis de Cassiciacum. Lo hago porque creo que es la tesis que mejor explica la actual situación. No considero que la misma sea un dogma de fe, ni que sea la única explicación, sino que es aquella que mejor explica la actual crisis que vive la Iglesia Católica.
No obstante, es de mi parecer que dado que el sedevacantismo no es un dogma de fe, nadie puede obligar a un católico de la Resistencia a adherir a él. Nadie tiene derecho a negarle los sacramentos a una persona por no ser sedevacantista, en ninguna de sus dos variantes: totalista o material-formalista. Quienes así lo hacen actúan de manera temeraria y se acercan peligrosamente al neo-donatismo.

 Esto es todo lo que puedo y quiero decir de mi posición referente a la cuestión del Papa.



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