¡Y el Señor se lo concedió! |
¿Eres de aquellos que tienen miedo de ser diferentes de los demás? ¿De los que no quieren llamar la atención para que no se metan contigo?.
Entonces tendrías que “abandonar” porque todo el que se proponga ser un buen cristiano...por fuerza ha de ser diferente de los demás.
Mira:
En un mundo de mentira... la sinceridad choca.
En un mundo plagado de inmoralidad...la castidad desentona.
En un ambiente de egoísmo...contrasta la virtud.
No te extrañes. Ha de ser así. No te duela. Si adoptas una actitud de valentía, de responsabilidad, de limpieza, de honradez, en una palabra si eres diferente....tu actitud molestará...aunque no digas nada, habrá quienes se sentirán incómodos ante ti. Se sentirán acusados de cobardía, de poca generosidad.....Y puede ser que manifiesten esta incomodidad despreciándote, riéndose de ti. Será un momento delicado, en que has de demostrar toda tu hombría. No te eches para atrás.
Te echarán en cara, que divides, que eras “exagerado”, que te gusta llamar la atención. Sin darse cuenta, incluso tus “mejores amigos”, quizás a veces tus propios padres y familiares...te harán un cerco para que cambies de actitud, para que seas un poco “como todos”.
Necesitarás energía y corazón para no mirar ni a derecha ni a izquierda...y seguir delante.
Y te sentirás incomprendido. Verás que para algunas cosas no cuentan contigo. Que te dejan solo, solo en tus ideas. Y solo en tu forma de obrar. Y sentirás la tentación de abandonar tu postura valiente de esfuerzo, de honradez... y volver a ser como todos.
Pero, ¡mira bien!. Volver hacia atrás sería una traición. Una traición a ti mismo. Te harías despreciable a tus propios ojos. Una traición a tus amigos. A esos que te critican, pero que en el fondo admiran tu actitud y tienen en ti un ejemplo que imitar. Sería una traición a Dios, que cuenta contigo para trasformar tu ambiente y el mundo entero. Sigue adelante, no seas traidor.
A Nuestro Señor ya para nacer...no lo admitieron en la posada; a los pocos días Herodes intentó “eliminarlo”; los jefes de Israel le tenían envidia y juraron matarlo; uno de sus amigos le traicionó; sus discípulos le abandonaron. Se quedó solo...y ya sabemos..como sufrió y murió. Todo porque...era diferente. Era sincero, leal, honrado, limpio, valiente...¿Qué habría sido de nosotros si Jesús por temor se hubiera echado atrás? Y antes de morir Jesús había dicho a sus amigos..”Si a Mí me han perseguido a ustedes los perseguirán”.
Y así ha sucedido siempre. Los Apóstoles fueron martirizados. Y con ellos muchos millones de mártires en los tres primeros siglos de la Iglesia. Unos a pedradas, otros a fuego, otros echados a los leones, otros... atormentados de mil maneras. ¿Qué delito habían cometido? Uno solo: eran honrados, eran valientes, eran limpios, eran “diferentes”, como Jesús. Y eso... a muchos molesta. ¡Entonces y ahora!. Y los Santos de todos los tiempos, edades y latitudes fueron despreciados, incomprendidos. Han tenido que sufrir. Siempre ha sucedido así y seguirá sucediendo.
Ser diferente cuesta y compromete. Es más: Es imposible que te mantengas en pie, si no buscas ayuda. Y, gracias a la Providencia, esta ayuda está a tu disposición...no olvides: “Yo estoy con vosotros”:
Él está en su Evangelio; leyéndolo con frecuencia te sentirás animado a seguir su ejemplo.
Él está en los Sacramentos, dispuesto siempre a perdonarte, a otorgarte su fuerza, su vida, su Espíritu.
Él está en el Sagrario, como un amigo esperando tus confidencias.
Él está en los demás, para amarlo y servirlo en ellos.
¡¡¡¡Él está dentro de ti, y es compañero de luchas y de victorias!!!!!
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