Autor: Carlos Balladares Castillo
Publicado en Código Venezuela.
Su experiencia en Francia lo convenció del peligro de una democracia sin el respeto a la libertad individual
El actual régimen que desgobierna Venezuela ha heredado y llevado al paroxismo el culto a los héroes de la Independencia. Aunque esto no sea nada nuevo para los venezolanos, si lo es el “ver a los próceres defender” la bandera socialista. Este anacronismo tiene un buen ejemplo en el extraño cariño que le han tomado a Miranda, por lo que han llamado “Frente Francisco de Miranda” a una agrupación del cual no me queda claro si es un organismo de Estado o no, pero lo cierto es que tiene 8 años de existencia, recibe financiamiento gubernamental (hace un mes se le otorgaron 162 millones de Bs), y tiene como meta la formación de jóvenes en la ideología de la izquierda radical. En varias concentraciones ante Chávez se les ha visto gritando: “¡Ordene comandante! ¡Ordene!”.
¿Era Miranda de izquierdas o de la ideología que se le pareciera en su tiempo? La respuesta solo se puede conseguir en la historia y en el estudio de sus documentos, y esto es lo que ha hecho magistralmente el joven filólogo e historiador venezolano Xavier Reyes Matheus; cuyo trabajo: Más liberal que libertador. Francisco de Miranda y el nacimiento de la democracia moderna en Europa y América (2010), le hizo merecedor del Premio “Bicentenario 1808” otorgado por La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES).
El autor no pretendió hacer con su escrito una biografía más de Miranda, sino usar la vida del caraqueño para exponer dos ideas fundamentales: la primera es que el proyecto democrático moderno está unido a un claro sistema de valores centrados en la libertad; y la segunda: que en nuestro proceso de Independencia la lucha fundamental es por la implementación de dichos valores, mucho más incluso que la propia ruptura con la Metrópolis española. La vida de Miranda es una experiencia que permite el descubrimiento, asimilación, lucha y muerte por hacer realidad la sociedad liberal en Iberoamérica; es una aventura intelectual, más que un esfuerzo militar.
Miranda en sus viajes por la recién nacida república de los Estados Unidos y muchos países de Europa, evaluará los sistemas de gobierno como la República federal, el despotismo ilustrado, la monarquía constitucional (parlamentarismo liberal de Gran Bretaña). Conocerá las tesis de lo que podría llamarse “el liberalismo hispano”: Suárez, Mariana, y los jesuitas de América desterrados en Italia. Y en la Francia revolucionara padecerá la experiencia “totalitaria” de la democracia radical. Todas estas experiencias han hecho de Miranda un liberal, más cercano a los modelos estadounidense y británico que a lo que llama la tiranía francesa (o incluso usa la palabra “atrocidad” de 1792). Los valores que defiende son los que hoy cualquier chavista llamaría de derechas: orden, constitucionalidad, respeto a los derechos INDIVIDUALES (EN ESPECIAL LA PROPIEDAD PRIVADA), división de poderes, y especialmente la lucha por evitar el poder arbitrario de la masa (de las mayorías).
Al enterarse de la Rebelión de Gual y España, les critica su radicalidad; y le escribe a Gual en 1799: “Dos grandes ejemplos tenemos delante de los ojos: la revolución americana y la francesa. Imitemos discretamente la primera; ¡evitemos con sumo cuidado los efectos de la segunda!”. Una y otra vez hace el contraste entre los caminos a seguir, por la lucha de Iberoamérica para construir la modernidad política.
Yo me pregunto: ¿De dónde se sacaron a este Miranda, que como un Che Guevara, desea la expansión de la revolución comunista del mundo creando “uno, dos, tres Vietnam” (en su caso, diríamos: “uno, dos, tres Francia”); y que supuestamente inspira un eslogan de total sumisión al poder?. De los escritos de Miranda no fue. Y Reyes Matheus no los ha aclarado con un análisis histórico y de filosofía política, por el cual estamos agradecidos y que no dudamos en recomendar.
¿Era Miranda de izquierdas o de la ideología que se le pareciera en su tiempo? La respuesta solo se puede conseguir en la historia y en el estudio de sus documentos, y esto es lo que ha hecho magistralmente el joven filólogo e historiador venezolano Xavier Reyes Matheus; cuyo trabajo: Más liberal que libertador. Francisco de Miranda y el nacimiento de la democracia moderna en Europa y América (2010), le hizo merecedor del Premio “Bicentenario 1808” otorgado por La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES).
El autor no pretendió hacer con su escrito una biografía más de Miranda, sino usar la vida del caraqueño para exponer dos ideas fundamentales: la primera es que el proyecto democrático moderno está unido a un claro sistema de valores centrados en la libertad; y la segunda: que en nuestro proceso de Independencia la lucha fundamental es por la implementación de dichos valores, mucho más incluso que la propia ruptura con la Metrópolis española. La vida de Miranda es una experiencia que permite el descubrimiento, asimilación, lucha y muerte por hacer realidad la sociedad liberal en Iberoamérica; es una aventura intelectual, más que un esfuerzo militar.
Miranda en sus viajes por la recién nacida república de los Estados Unidos y muchos países de Europa, evaluará los sistemas de gobierno como la República federal, el despotismo ilustrado, la monarquía constitucional (parlamentarismo liberal de Gran Bretaña). Conocerá las tesis de lo que podría llamarse “el liberalismo hispano”: Suárez, Mariana, y los jesuitas de América desterrados en Italia. Y en la Francia revolucionara padecerá la experiencia “totalitaria” de la democracia radical. Todas estas experiencias han hecho de Miranda un liberal, más cercano a los modelos estadounidense y británico que a lo que llama la tiranía francesa (o incluso usa la palabra “atrocidad” de 1792). Los valores que defiende son los que hoy cualquier chavista llamaría de derechas: orden, constitucionalidad, respeto a los derechos INDIVIDUALES (EN ESPECIAL LA PROPIEDAD PRIVADA), división de poderes, y especialmente la lucha por evitar el poder arbitrario de la masa (de las mayorías).
Al enterarse de la Rebelión de Gual y España, les critica su radicalidad; y le escribe a Gual en 1799: “Dos grandes ejemplos tenemos delante de los ojos: la revolución americana y la francesa. Imitemos discretamente la primera; ¡evitemos con sumo cuidado los efectos de la segunda!”. Una y otra vez hace el contraste entre los caminos a seguir, por la lucha de Iberoamérica para construir la modernidad política.
Yo me pregunto: ¿De dónde se sacaron a este Miranda, que como un Che Guevara, desea la expansión de la revolución comunista del mundo creando “uno, dos, tres Vietnam” (en su caso, diríamos: “uno, dos, tres Francia”); y que supuestamente inspira un eslogan de total sumisión al poder?. De los escritos de Miranda no fue. Y Reyes Matheus no los ha aclarado con un análisis histórico y de filosofía política, por el cual estamos agradecidos y que no dudamos en recomendar.
Imagen: Nombre de Miranda en el Arco del Triunfo de París.
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