Agradecemos a Duncan Stroik, de la revista Sacred Architecture, por esta valiosa recopilación de textos.
Traducción: Pablo Álvarez Funes
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Sobre la Presencia Eucarística en el Sagrario.
Cardenal Joseph Ratzinger, 2000
Cardenal Joseph Ratzinger, 2000
“Debemos construir un lugar apropiado para esta Presencia”. Y así, poco a poco, toma el tabernáculo más y más forma, y, siempre de una manera espontánea, toma el lugar ocupado previamente por la ahora desaparecida “Arca de la Alianza”. De hecho, el tabernáculo es la completa realización de lo que representa el Arca de la Alianza. Es el lugar del “Santo de los Santos”. Es la tienda de Dios, su trono. Aquí, Él está entre nosotros. Ahora su presencia (Shekinah) habita realmente entre nosotros – tanto en un humilde iglesia parroquial como en una magnífica catedral.
La Presencia Eucarística en el Sagrario no supone otro punto de vista paralelo a la Eucaristía o contra la celebración eucarística, simplemente implica que Su presencia tiene, en efecto, la misión de mantener en todo momento la Eucaristía en la iglesia. La iglesia nunca se convierte en un espacio sin vida porque siempre está llena de la Presencia del Señor, que sale de la celebración, nos lleva a ella, y siempre nos hace partícipes de la Eucaristía cósmica.
Una iglesia sin Presencia Eucarística es algo muerto, incluso cuando invite a los fieles a orar. Pero una iglesia en la que la llama arde delante del Sagrario siempre está viva, es mucho más que un edificio hecho de piedra. En ese lugar, el Señor siempre me está esperando, llamándome, queriendo que me haga “eucarístico”. En este sentido, me prepara para la Eucaristía, me pone en marcha para su retorno.
Si la presencia del Señor es tocarnos de un modo concreto, el Sagrario también debe encontrar un lugar apropiado en la arquitectura de nuestras iglesias.
Extracto de la Parte Segunda, Capítulo Cuatro, de “El Espíritu de la Liturgia” del Cardenal Joseh Ratzinger. Ediciones Cristiandad, 2007.
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