"Si alguno dijere que el sacramento del bautismo es libre, es decir, no necesario para la salvación (Juan 3, 5), sea anatema". (Papa Paulo III, Concilio de Trento, sesión 7, can. 5 sobre el sacramento del bautismo).
"Tal se nos propone ciertamente en los Evangelios que para entrar en este reino los hombres han de prepararse haciendo penitencia, y no pueden de hecho entrar si no es por la fe y el bautismo, sacramento este que, si bien es un rito externo, significa y produce, sin embargo, la regeneració interior". (Papa Pío XI, Quas primas, # 15, 11 de diciembre de 1925)
"También se ha decidido, que si alguno dijese que por esta razó el Señr dijo: ‗En la casa de mi Padre hay muchas moradas・ (Juan 14, 2), que ello puede entenderse que en el reino de los cielos habrá algún lugar intermedio o cualquier otro lugar donde viven los niños benditos que partieron de esta vida sin el bautismo, sin el cual no pueden entrar en el reino de los cielos, que es la vida eterna, sea anatema.(Papa San Zosimo, Concilio de Cartago, canon sobre el pecado y la gracia, 417)
"El primer lugar entre los sacramentos lo ocupa el santo bautismo, que es la puerta de la vida espiritual pues por é nos hacemos miembros de Cristo y del cuerpo de la Iglesia. Y habiendo por el primer hombre entrado la muerte en todos, "si no renacemos por el agua y el Espíritu" como dice la Verdad, "no podemos entrar en el reino de los cielos" (Juan 3, 5). La materia de este sacramento es el agua verdadera y natural. (Papa Eugenio IV, Concilio de Trento, ―Exultate Deo‖ 22 de noviembre de 1439)
"En cambio, el sacramento del bautismo (que se consagra en el agua por la invocación de Dios y de la indivisa Trinidad, es decir, del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo) aprovecha para la salvación, tanto a los niños como a los adultos fuere quienquiera el que lo confiera debidamente en la forma de la Iglesia. (Papa Inocencio III, Cuarto Concilio de Letrán, constitución 1, 1215).
"Igualmente [profeso], que el bautismo es necesario para la salvación y, por ende, si hay inminente peligro de muerte, debe conferirse inmediatamente sin dilación alguna y que es váido por quienquiera y cuando quiera que fuere conferido bajo la debida materia y forma e intención. (Papa Benedicto XIV, Nuper ad nos, 16 de marzo de 1743, Profesión de fe).
"Si alguno niega que hayan de ser bautizados los niñs recié salidos del seno de su madre, aun cuando procedan de padres bautizados, o dice que son bautizados para la remisión de los pecados, pero que de Adán no contraen nada del pecado original que haya necesidad de ser expiado en el lavatorio de la regeneración para conseguir la vida eterna, de donde se sigue que la forma del bautismo para la remisió de los pecados se entiende en ellos no como verdadera, sino como falsa: sea anatema. (Papa Paulo III, Concilio de Trento, del pecado original, sesión V)
"Asimismo definimos (…) las almas de aquellos que mueren en pecado mortal actual o con solo el original, bajan inmediatamente al infierno, para ser castigadas, si bien con penas diferentes. (Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, ―Laetentur coeli‖, sesión 6, 6 de julio de 1439).
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