miércoles, 4 de enero de 2012

¿Por qué el conservadurismo tiene cara de bull-dog?

¿Por qué el conservadurismo tiene cara de bull-dog?:


He dedicado no pocos post a criticar el conservadurismo. Me refiero al conservadurismo en religión, y en concreto al de algunos católicos. Muy a menudo me he referido a él como ultraconservadurismo, para remarcar que no me estaba refiriendo al amor a las tradiciones.


¿Por qué he hablado de este tema en varias ocasiones? Porque amor a la Tradición no es lo mismo que conservadurismo.
El conservadurismo es una errada actitud ante la vida, un desprecio de lo nuevo, una aversión ante lo distinto. El conservadurismo tiende a amar lo uniforme y monolítico. Curiosamente, todo conservadurismo idolatra una determinada época, una sola que es considerada de un modo ideal como referencia. Apartando la mirada de épocas anteriores a la de referencia. Lo cual es necesario, puesto que la Historia de por sí es muy variada y contradictoria. Por eso el conservadurismo necesita fijar sus cánones en una sola etapa del devenir.

El conservadurismo religioso es muy poco católico. Porque el mismo mensaje de Jesús supone una ruptura frente a lo anterior. El mismo mensaje evangélico contiene el concepto de flexibilidad, y además es completamente ajeno a la ritualidad. No digo que sea anti-ritual, pero si es a-ritual. Estoy completamente convencido de que el rito se desarrolló por un designio de Dios en su Iglesia. Pero Jesús de Nazaret y los pobres doce que le seguían, desde luego, no eran portadores de ninguna ritualidad en esos tres años de seguimiento. Aunque estoy seguro de que ya en sus vidas, después de Jesús, se fue desarrollando la semilla del rito.


De forma que el anticonservadurismo en materia religiosa tiene sólidas bases en las páginas del Evangelio, que es pura espontaneidad y flexibilidad. Ahora bien, el rito, la estructura, la Iglesia tal como hoy la conocemos, formaban parte de ese plan primigenio de Jesús. Pero confundir eso con conservadurismo, con la inflexibilidad o con una estética determinada sería un error.

En nuestros herejes siempre hay algo de verdad. Son como un guiso en el que se han pasado enteramente con la sal, o en el que todo está crudo o carbonizado. Por eso, en mis escritos sobre Faus, Masiá y semejantes nunca ha habido nada personal. He bromeado con ellos como me hubiera gustado que lo hubieran hecho conmigo. Un cierto golpe bajo de Castillo en su artículo sobre los exorcismos. Pero no importa, se la tengo guardada. Ya le devolveré el golpe cuando lo vea oportuno. Lo único que siento, lo que me duele, es que Masiá no me invitara a tofu y sushi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mesa Unitaria Cabimas Zulia's Fan Box

Ecclesia Digital