Así lo creo…
INGOBERNABILIDAD
Jesús Alberto Barrios R.
Venezuela no puede esperar hasta 2019 para que un presidente que no acata la Constitución, que no escucha el mensaje de las urnas que hablaron el 6 de diciembre de 2015 y que ha mostrado su ineptitud para tomar decisiones de peso que se requieren para resolver las privaciones cotidianas de escasez de alimentos y medicamentos que padecemos los venezolanos, pretenda ahora jugar con la grave crisis integral, porque los problemas políticos, sociales y económicos que nos afectan conforman una misma crisis que nos conduce al colapso total y la ingobernabilidad, por eso tenemos que revocar al presidente. La retórica chapucera de Maduro va en dirección que nada tiene que ver con resolver la situación crítica del país. La extensión del decreto de emergencia económica solo sirvió para agudizar la crisis y potenciar los vicios, ahora solo procura desviar la atención de la catástrofe que generó las distorsiones del modelo fracasado. Y el descaro, al decretar un estado de excepción "con miras a proteger la patria" es bufonería, cuando hoy Venezuela está sometida a los mandatos de Cuba. Según el presidente, el propósito es la "garantía de la paz", de estabilidad y recuperar la capacidad productiva del país, mayor descaro imposible. Utiliza el poder para mantenerse en el mando, despótico y autoritario, sentado en la silla del desgobierno. Mangoneador socaba las instituciones democráticas, borrando los linderos entre los poderes, censurando la prensa, inhabilitando a quien se le opone y vulnerando la Constitución. Maduro se gana el Kino de la lotería cuando expresa que va a recuperar la capacidad productiva del país, cuando los que saben producir no confían en él; también es merecedor del premio mayor: que se le revoque el mandato. En nombre de la "revolución bonita" se consolidó la confiscación del aparato productivo nacional y la devastación del campo fue su mayor éxito. La desacertada política económica ha generado un profundo daño estructural a la economía del país, en poco tiempo nos convertimos en importadores de rubros básicos que hasta producíamos y hasta exportábamos. La tal revolución nos quitó la soberanía alimentaria, eliminó Agroisleña y montó un parapeto ineficiente e ineficaz que no sirve para nada. Ahora la estruendosa caída de la producción no la para esos decretos paupérrimos y llenos de mentiras, entre otras cosas, porque ya pisamos terreno de la ingobernabilidad.
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