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Icono de Resistencia

Ícono de Resistencia
¿Quiénes  son “los petroleros”?  Son hombres y mujeres a quienes jamás he  conocido, pero me hacen sentir digno al compartir esta tierra grande  conmigo, con mi familia… con mis hijos.   Saber que ellos forman parte  de este pueblo me hace sentir también orgulloso, pues pertenezco al  mismo bando, compartiendo las mismas esperanzas, penurias, dolor y amor  de patria.
Los  petroleros eran, hasta hace unos días… semanas o meses, unos hombres y  mujeres iguales a mi.  Se levantaban todos los días y acudían a sus  respectivos puestos de trabajo, igual que he hecho yo durante décadas.   Regresaban a sus casas para unirse a sus familias y compartir lo bueno y  lo malo del día… igual que he hecho yo toda mi vida.  Pero hasta hace  unos días… semanas o meses, dejaron de ser simples ciudadanos probos,  para convertirse en el más puro símbolo de la dignidad, abnegación,  valentía e irreducible patriotismo.  Un ejemplo vivo, contemporáneo y al  alcance de nuestras manos – si hiciéramos el mínimo esfuerzo de  estirarlas un poquito – de lo que yo quiero que sean mis hijos y los  hijos que tendrán mis hijos.  Engloban, pues, todo lo imaginablemente  bueno de un pueblo.
Yo  he tenido en mi vida la suerte de conocer hombres y mujeres que ponen a  la patria por encima de todo.  He conocido hombres y mujeres valientes  que me han honrado con su amistad.  Cuando veo desde lejos a este grupo  de miles de individuos que hoy llamamos “los petroleros”, doy gracias a  Dios por haberme colocado en el mismo tiempo y espacio de ellos… por  darme la dicha de compartir con ellos el mismo drama y por permitir  solidarizarme con ellos aún si tuviera que – junto a ellos – correr la  misma suerte, lo que sería todavía un impensable e inmerecido honor.
El  Demonio sabe que el enemigo a derrotar se encuentra globalizado en  estos señores, “los petroleros”.  Encerrándolos, intenta encerrar  nuestra bandera de carne y hueso, esa que siente y sufre los  peinillazos, las bombas y las balas traidoras que salen del arma de un  enemigo que no da la cara y se esconde en la cobarde impunidad que le  ofrece este desalmado régimen que no entiende de honor.  Neutralizando a  este inquebrantable enemigo, el Demonio pretende destruir las fibras  más puras de esta sociedad que pide a gritos la orden de cargar contra  el mal.
Lo  que el Demonio no sabe, porque no entiende de amor y de nobleza, es que  si encierra a un grupito del enemigo, tendrá que seguir encerrando a  grupos más grandes y cuando ya no haya un solo “petrolero” libre o vivo,  tendrá que seguir con el resto de este heroico pueblo, pues para  entonces ya todos seremos “petroleros” y habremos, finalmente, aprendido  que solamente levantando la bandera del piso del hermano que a nuestro  lado ha caído, podremos dejarle una patria a aquellos que llevan  nuestros genes y que nos harán vivir en la eternidad.
Los “petroleros”, en una injusta síntesis, son el ICONO DE LA RESISTENCIA.
El Hatillo, 28 de febrero de 2003
 
 
 






 
 
 

 
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