domingo, 14 de febrero de 2016

Desengavetada la Ley de Repatriación de Capitales Forajidos, Por Roberto Enriquez

 

 

 

                       Desengavetada la Ley de Repatriación de Capitales Forajidos, Por Roberto Enriquez


Justamente fue El Nuevo País el medio que dio la primicia de los cerca de 350.000 millones de dólares de origen dudoso depositados en cuantas del extranjero. Escandalosa suma de dinero que expresa los vomitivos niveles de corrupción de que ha sido víctima Venezuela y la consecuencial  crisis socioeconómica que se ha derivado por las cañerías turbias de la vorágine depredadora del erario público y la ausencia de pudor en el manejo de la cosa pública.


Siempre me he resistido a ponerle colores partidistas a la corrupción, no creo que la corrupción sea patrimonio partidista o ideológico sino la patética expresión de la degradación moral de una sociedad. La verdad es que la corrupción no es ni nueva ni vieja, de la cuarta o de la quinta república: sencillamente es una y es mala. Lo que es incuestionable es que los niveles de corrupción alcanzados en los últimos años son de tal envergadura que constituyen el saqueo financiero más grande que ha sufrido Venezuela en su historia republicana. 


El 23 de marzo del año pasado la fracción de Copei consignó en la comisión de política exterior de la Asamblea Nacional el proyecto de "Ley de Repatriación de Capitales Forajidos y Lucha Contra el Saqueo Financiero a Venezuela", o Ley de Repatriación de Capitales Corruptos. 

Afortunadamente la MUD la asumió dentro de su oferta legislativa; sería deshonesto de mi parte si no reconozco que parlamentarios y jefes políticos del PSUV también fueron receptivos con esta propuesta, como consta en los medios de comunicación. Lamentablemente, la cosa no pasó de allí.


He recibido con agrado la llamada del diputado de la Unidad Armando Armas, joven promesa política, quien me pidió el proyecto de ley de Repatriación de Capitales Forajidos para desengavetarlo, sentí en Armando el compromiso de sacar adelante este proyecto de Ley que con tanto esmero los socialcristianos introdujimos el año pasado. La idea de instalar un equipo de trabajo mixto que incluya a la comisión de contraloría, política exterior, y venezolanos que nos hemos dedicado a estudiar el tema me habla positivamente de la actitud con la que el diputado Armas quiere asumir este desafío.


Repatriar capitales forajidos no debe ser visto como una vendetta o acto de exclusivo revanchismo; yo me inclino por asumirla como un reto para la justicia social que permita aliviarle los sufrimientos al pueblo venezolano. Veamos: con sólo rescatar el 10% del dinero saqueado podríamos cubrir el profundo hueco fiscal que tiene bajo acoso las arcas de la República, con el 1% podríamos satisfacer la desesperante demanda de medicamentos que claman los venezolanos. En fin; con ese dinero que nos fue saqueado podríamos hacerle justicia a los venezolanos más necesitados y en líneas macroeconómicas podríamos equilibrar las cuentas "rojas rojitas" del fisco nacional.


El proyecto de Ley de Repatriación de Capitales Forajidos prevé la conformación de un fondo para la administración de los capitales recuperados integrado por compatriotas de "incuestionable solvencia moral" como bien dijo Armando Armas, evitando así que ese dinero recuperado entre en una nueva centrifuga de corruptelas. Es bueno aclarar que este instrumento legal sólo actuará contra aquellos capitales inexplicables u obtenidos fraudulentamente; y de ninguna manera contra aquellos venezolanos que legítimamente tienen sus cuentas claras. Hoy día, el sistema financiero internacional tiene detectadas (warning) las cuentas sospechosas, enriquecimientos súbitos, transferencias agresivas o falta de certificación de origen. Esto no incluye a quienes tienen su dinero bien habido en cuentas de ahorro o inversión; es decir, los venezolanos honestos no tienen porque preocuparse.


Los venezolanos debemos sacarnos de encima esa "desesperanza aprendida". ¿Si otros países del mundo con este proyecto de Ley de Repatriación de Capitales Forajidos han logrado reparar en buena medida el enorme daño patrimonial que les hizo la corrupción porqué los venezolanos no podemos lograr lo mismo?  Es cuestión de voluntad política y coraje ético. La Ley de Repatriación de Capitales Forajidos ya no es una bandera de Copei, ni de  la Unidad, debe ser una bandera nacional, y para tener éxito debemos mancomunarnos y trabajar en equipo. No puedo terminar estas líneas sin agradecer al diputado Armas su generosidad y reconocimiento a nuestro esfuerzo. Ahora lo que toca es trabajar juntos y con seriedad por el bien de Venezuela. ¡Adelante!

 

 

 

 

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