Rescate y repatriación de capitales
Israel Fernández Amaya / Abogado / fernandezamayabufete@hotmail.com
Es público y notorio las riquezas súbitas de personeros, familiares y empresarios, ligados al régimen; son muchos los capitales ubicables y hay que hacerlo y repatriarlo
La situación catastrófica del país, reconocida como tal por Maduro, necesita soluciones rápidas y certeras. Como un polo opuesto en el Estado venezolano, la Asamblea Nacional, es la voz y mano ejecutora del desmantelamiento de la organización delictiva del gobierno de Maduro y las estructuras chavistas.
La praxis comunista se nutre fundamentalmente de la mentira y el ocultamiento deliberado de la verdad. Se apoyan en la violencia en todas sus formas, pero con una carencia total de moralidad y respeto hacia quien no sea comunista, que los lleva a extremos como los que vive Venezuela, Cuba, China, Corea del Norte, Brasil y otros países del mismo rango. Rusia, no tiene gobierno comunista, pero sí un mandatario formado por comunistas y es la máxima expresión de la mafia rusa. En todo caso, la facilidad de hacer daño y destruir obviando cualquier norma de respeto, es conducta masiva.
Resulta evidente que en Venezuela se ha enseñoreado la corrupción y la impunidad. No será el sistema de justicia, quien emprenda el rescate de los dineros obtenidos producto del saqueo al patrimonio nacional. Se requiere de un instrumento y acciones legislativas que activen la persecución nacional e internacional del rescate de los miles de millones de dólares obtenidos por funcionarios y empresarios corruptos. El concepto de paraíso fiscal internacional ya no es tan impenetrable. La lucha contra el narcotráfico y lavado de capitales, ha creado una red de investigación, que con los medios tecnológicos e informáticos, permiten seguir rastros con certeza.
En ese orden, es público y notorio las riquezas súbitas de personeros, familiares y empresarios, ligados al régimen; son muchos los capitales ubicables y hay que hacerlo y repatriarlo, pero además, perseguir lo escamoteado y aún colocados en el país. Una simple operación matemática, califica de dinero sucio toda suma que no sea posible demostrar su origen lícito o que se deduzca de un simple cálculo de la diferencia en sus declaraciones, es decir, que sus bienes sobrepasen su capacidad económica.
Si en Brasil, se termina de condenar a una larga pena de prisión a un sujeto emblemático del partido de Lula y Rousseff, originándose un proceso en el cuerpo legislativo, en Venezuela algo se puede y debe hacer. Hay que empezar.
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