¿Cuánto te falta para crecer en Cristo?:
Hebreos 5,12: "Pues aunque ya debierais ser maestros, otra vez tenéis necesidad de que alguien os enseñe los principios elementales de las palabras de Dios, y habéis llegado a tener necesidad de leche y no de alimento sólido"
Efesios 4,15: "Sino que hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo"
1 Corintios 3, 2: "Os di a beber leche, no alimento sólido, porque todavía no podíais recibirlo. En verdad, ni aun ahora podéis"
1 Pedro 2, 2: "Desead como niños recién nacidos, la leche espiritual, sin engaño, para que por ella crezcáis para salvación"
Mateo 18, 3: "Y Jesús dijo: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos"
¿Cuánto te falta para crecer en Cristo?
La costumbre de salir del confesionario sintiéndose santo y sumamente liviano; nos va creando un falso concepto en lo que a ideal de vida e Imitación de Cristo concierne. Un automóvil abollado y sin motor puede salir brillante del lavadero; y sin embargo, por su rotura constitutiva, continúa siendo una chatarra. Es el caso del hereje, del cismático, o aún del cristiano tibio que no ha sabido quemar la raíz de muchos de sus pecados capitales a través de una vida de oración y de ejercicios de piedad e imitación de Cristo.
Muchos creen que para alcanzar la santidad, para alcanzar el cielo, basta con estar confesado y "protegido" por alguna de las tantas promesas celestiales aplicables al escapulario, a una práctica religiosa, etc; cuya primera condición en todos los casos es la "catolicidad" y "el estado de Gracia".
Pero he aquí la principal cuestión: ¿Cuán católicos somos? ¿Qué tan verdaderos cristianos? ¿Qué tan devotos de la Santísima Virgen? ¿Qué tan fieles a la Verdadera Doctrina?
Por eso; para saber ubicarnos en el escalón que estamos; para reconocer aquella categoría de cristianos (en la que por lo general, tristemente allí) en la cual imitamos y seguimos a Jesucristo; proponemos aquí el esquema conceptual que presenta el Abad cisterciense Juan Bautista Chautard, en el sublime libro EL ALMA DE TODO APOSTOLADO; libro que recomendamos a todo cristiano con sed de salvar su alma y la de su prójimo.
Aquí entonces la clasificación de cristianos, para verse en ella; o mejor dicho, para no verse aún.
Clasificación de Cristianos para la Guía Espirital
Cada alma viene a ser como un mundo separado. Verdad es que tiene sus matices propios; sin embargo, se puede clasificar la diversidad de los cristianos en varios grupos. Creemos conveniente hacer esta clasificación, tomando para ello como piedra de toque, por una parte el pecado o la imperfección, y por otra la oración.
I. — ENDURECIMIENTO
Pecado mortal. — Estancado en este pecado, por ignorancia afectada, o conciencia maliciosamente falseada. — Agobio o ausencia de remordimientos.
Oración. — Ha suprimido voluntariamente toda comunicación con Dios.
II. — BARNIZ CRISTIANO
Pecado mortal. — Considerando como un mal ligero y del que incluso se jacta ante los demás, el alma se deja arrastrar hacia él con suma facilidad, en cualquier ocasión y tentación que se presente. — Al confesarse apenas manifiesta dolor alguno.
Oración. — Maquinal, sin poner atención o motivada siempre por algún interés temporal. — Tan sólo raramente y de forma superficial entra dentro de sí mismo.
III. — PIEDAD MEDIANA
Pecado mortal. — Débilmente combatido. — Fuga poco frecuente de las ocasiones; pero manifiesta arrepentimiento sincero y verdaderas confesiones.
Pecado venial. — Ha pactado con este pecado, considerándolo como un mal insignificante; por tanto, tibieza voluntaria. — Ningún esfuerzo para prevenirlo, arrancarlo o descubrirlo.
Oración. — Bien hecha de vez en cuando. — Fervor pasajero e inconstante.
IV. — PIEDAD INTERMITENTE
Pecado mortal. — Generosamente combatido. Fuga habitual de las ocasiones. — Vivísimo arrepentimiento. — Hace penitencia como reparación.
Pecado venial. — Algunas veces deliberado. — Débilmente combatido. — Arrepentimiento superficial. — Examen particular sin resultado serio.
V. — PIEDAD FIRME
Pecado mortal. — Jamás. — A lo más algunas sorpresas raras, violentas y repentinas. — Con frecuencia el pecado mortal es dudoso, seguido de dolorosa compunción y de penitencia.
Pecado venial. — Vigilancia por evitarlo y combatirlo. — Examen particular con resultado, pero sin otro objeto que la fuga de pecados veniales.
Imperfecciones. — El alma evita descubrirlas para no verse en la precisión de combatirlas, o las excusa fácilmente. — Desea vivir una vida de desprendimiento, pero la practica bien poco.
Oración. — Fidelidad constante a la oración, muchas veces afectiva a pesar de los obstáculos que se presentan. — Alternativa de consuelos espirituales y de arideces soportadas con mucho trabajo.
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VI. — FERVOR
Pecado venial. — Jamás deliberado. — Algunas veces por sorpresa o con semi-advertencia. — Vivísimamente detestado y seriamente reparado...
Imperfecciones. — Las desaprueba, las vigila y las combate con empeño con el fin de agradar al Señor. Algunas veces, sin embargo, las consiente, pero inmediatamente las detesta. — Actos frecuentes de renuncia. — Examen particular con el fin de perfeccionarse en alguna virtud determinada.
Oración. — Oración mental voluntariamente prolongada. Oración más bien afectiva y de simplicidad y de contemplación. — Alternativa de grandes consuelos y de dolorosísimas pruebas.
VII. — PERFECCION RELATIVA
Imperfecciones. — Enérgicamente prevenidas con sumo amor. — No admitidas sino con semi-advertencia.
Oración. — Vida habitual de oración, aun en ocupaciones exteriores. — Sed de desprendimiento, de aniquilación, de renunciación y de amor divino. — Hambre de Eucaristía y de cielo. — Gracias de oración infusa de diferentes grados. Con frecuencia, purificaciones pasivas.
VIII. — HEROICIDAD
Imperfecciones. — Siempre de primer movimiento.
Oración. — Dones sobrenaturales de contemplación acompañados algunas veces de fenómenos extraordinarios. — Purificaciones pasivas acentuadas. — Desprecio de sí mismo que llega hasta el olvido. —Preferir los padecimientos a los goces y alegrías.
IX. — SANTIDAD CONSUMADA
Imperfecciones. — Apenas aparentes.
Oración. — La mayor parte de las veces: Unión transformante. —Matrimonio espiritual. — Purificaciones de amor. — Sed ardiente de sufrimiento y humillaciones.
Son bastante raras las almas que llegan hasta las dos últimas y aun a la tercera categoría.
(Extracto de "El Alma de todo Apostolado", de J.B.Chautard; Parte IV, Cap. 7)
sábado, 19 de mayo de 2012
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