La imagen de hoy es un cuadro del siglo XV, concretamente de Stefan Lochner. Os confieso que no conocía a este pintor alemán gótico. Ha sido todo un descubrimiento para mí. Fijaos la delicadeza con que pinta a los niños. Fijaos que impresionante es el retablito que hay detrás de la Virgen. Una cosa deliciosa.
Y lo genial que es que no le haya colocado fondo al cuadro. Eso le da un aire casi atemporal, como si lo que le interesase fuese el concepto, el misterio representado, como si quisiera que nos centrásemos en el hecho de esa adoración por parte de Simón, la adoración y el reconocimiento profético.
Yo me acuerdo de Simeón en cada misa, no exagero. Pues pienso que puedo tomar en mis manos a Jesús, lo mismo que lo hizo él. Si celebro misa privada, suelo rezar mentalmente el Nunc Dimitis en el momento en que tengo el Cuerpo y la Sangre de Cristo levantadas simultáneamente sobre el altar. Me siento como Simeón en el Templo tomando en sus brazos al Niño.
Post Data: Leyendo el post de hoy, me convenzo de que si no me cobran el IBI puedo llegar a ser una persona de lo más bondadosa.
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