San Juan, 20: 19-31
En su homilía de hoy, el Padre Numa Molina (SJ) refirió al triple motivo para celebrar: Día de los Trabajadores, Beatificación de Juan Pablo II y Fiesta de la Misericordia.
Por una parte, el día nos interroga sobre el trabajo, la justicia, el salario, el desempleo, el subempleo, los extranjeros explotados, las exclusiones. Coloca como ejemplos, al ama de casa y al estudiante abnegado que trabajan, siendo éste un trabajador intelectual, y entran en la categoría de los excluidos ¿De qué modos nos dignifica el trabajo?, frente al consumismo y la publicidad que nos hace marionetas. Hemos convertido el trabajo en oportunidad para explotar al más débil, para que no crezcan. Hay que valorar lo que hacemos con pasión.
Por otra, recuerda al Papa que creció huérfano, solo, obrero, deportista, actor, en medio de la guerra. Juan Pablo II les dijo a los jóvenes que no tengan miedo. Se atrevió a hablar de la Nueva Evangelización, se nos olvida. Algo que estuvo de moda, y volvemos a lo viejo. Recuperar ese esfuerzo. Hay una dimensión misionera. Nueva en su ardor, método y realización. Fervor para contagiar a los otros cuando se vive el Evangelio, lo místico, que es vivir, meditar, orar; no había celulares ni páginas web, en los tiempos de Juan Pablo II, pero hoy hay que actualizarse, ilustrándonos con el dispositivo para videos que se incluirá en los trabajos de restauración-remodelación de la Iglesia de San Francisco, siendo esta generación hija de la imagen. Sacerdotes y todos, debemos llegar a la gente (y no al revés). Recuerda a un joven jesuita del Táchira que, siendo trapecista, realiza su labor con los recursos circenses, payasos, etc. E, igualmente, recuerda el Padre Molina lo dicho por Juan Pablo II: los pobres no pueden esperar, aludiendo a la violenta década de los ochenta, el 27-F. El buen samaritano no esperó.
Finalmente, la Fiesta de la Misericordia que comienza con las visiones de Santa Faustina, polaca. Las devociones van evolucionando, toman nuevos nombres. Es la misma del Sagrado Corazón. No olvida que una persona se confesó y dudó del perdón, por lo que acudió después a un hermano carmelita. Y éste, sin un gran despliegue teológico, le dijo que si el pecado fuese más grande que su misericordia, entonces no habría Dios. Y esa persona quedó convencida del perdón. A veces nos creemos misericordes. Y ¿qué es la misericordia?: cuando soy capaz de de convertir las miserias de otros en algo que me duele. El misericordioso siempre escoge al más excluído. Jesús lo hizo así.
Lacasta
El Padre Alvaro Lacasta (SJ), de acuerdo a nuestras notas telegráficas (30/03/08), expresó: Jesús aparece, no importan las puertas cerradas, rendijas, ventanas; les desea la paz más allá de la guerra; bienaventuranza de Jesús, a propósito de Tomás; los apóstoles líderes, con todos sus errores, equívocos, pero 20 siglos de historia eclesial revelan que acertó Jesús al elegirlos. La nuestra no ha de ser fe sociológica, racional, sino la que se cultiva, trabaja.
Ortíz y Mary
Antes, también en la Iglesia de San Francisco (15/04/07), el Padre Guillermo Ortíz (SJ), tratándola más participativa, dijo que la isa no era un espectáculo, sino un encuentro vivo de todos con Dios; el miedo se manifiesta, pero es necesario vencerlo, aunque a los apóstoles les daba igual las puertas abiertas o cerradas. Hay que ser optimistas, muchas veces se va al brujo para que lo haga, pero sólo Dios protege y nos hace vencer el miedo. Jesús de la Misericordia, salen los rayos de su corazón. Fiesta institucionalizada por Juan Pablo II.
En la misma fecha, por televisión (ETWC), Fr. Mark Mary aludió, entre otras cosas, la importancia de esparcir la fe; si queremos misericordia, ser misericordiosos. Dios nos llaman al perdón, a la misericordia. No tenemos todas las respuestas. Más generoso hacia los pecadores que a los justos. Siempre está para ayudar al pecador. Hay que rezar por los que no conocen el Mensaje.
Ilustración:
http://images.artelista.com/artelista/obras/big/0/7/7/3782698919681773.jpg
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario