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| Pablo J. Ginés | 
Fue lo primero que pensé cuando recibí el correo invitándome a adherirme a las firmas para protestar contra este tipo procesiones. Me dije: 'Creo que es mejor no hacerles caso ni darles importancia. Es mejor mostrarle indiferencia, porque el amor y el respeto es la mejor arma.
Toda persona de buen gusto, sea de la ideología o creencia que sea, rechazará este tipo de protesta porque no es correcto ni lógico. Lo normal y lógico, porque lo llevamos dentro de nosotros mismos, es que se respete la fe de los demás, y estas cosas terminan por ser rechazadas por todos aquellos que se precien de ser personas de buen gusto e intenciones.
Creo que al final no firmé, realmente no me acuerdo. ¡Son tantas firmas!, pero al margen de si firmé o no, creo que lo mejor en no hacerle caso. Porque entiendo que las personas llevamos dentro de nuestras entraña el sello de lo lógico y normal, y eso nos dice que debemos ser respetuoso y defender la vida, la verdad y la libertad entendida como la búsqueda del bien.
Por este motivo, traigo ante ustedes esta reflexión que me viene a dar la razón. Sin más, les dejo con ella:
Las procesiones groseras antirreligiosas, con blasfemias, alusiones  sexuales, quema de objetos y visitas a templos para gritar e insultar  fueron comunes en la Unión Soviética. Desde la Revolución Rusa en 1917 a  la muerte de Lenin en 1924, unos 25.000 eclesiásticos ortodoxos fueron  encarcelados y 16.000 ejecutados, según un estudio de 2004 del doctor en  Ciencias Matemáticas Nikolay Yemelianov, de la Universidad Humanitaria  San Tijon. Pero el exterminio físico no era bastante.
La juventud comunista (el Komsomol) organizaba procesiones blasfemas  en fechas bien precisas: en Navidades y en Pascua. Por ejemplo, junto a  la capilla de la Virgen de Iberia, en la Plaza Roja de Moscú, en  vísperas de la Navidad de 1923, el Komsomol convocó un 'carnaval  comunista' con imágenes insultantes de Dios Padre, Jesucristo y la  Virgen María.
Animaba la fiesta el equivalente soviético del actual cómico blasfemo  Leo Bassi: se llamaba Andrey Shojin, y la prensa le apodaba 'el pope  komsomoliano'. Había parodiado el famoso himno bizantino Akathistos:  'Alégrate, Marx, gran taumaturgo!', cantaba en eslavo eclesiástico. No  podía faltar una quema: en una hoguera ardieron muñecos representando a  figuras religiosas: Alá, Buda, el Papa… La procesión atea cantaba:  'Chillad, demonios, con más alegría / A bailar la carmañola / Todos los  dioses al carnaval / El Komsomol, sin dios en lo alto, organiza su  follón».
Por esas fechas, recuerda Martin Amis en su libro Koba el terrible, Lenin escribía a Maxim Gorki, el literato de la nueva Rusia sin Dios: 'Toda idea religiosa, toda idea de Dios, es una abyección indescriptible de la especie más peligrosa,  una epidemia de la especie más abominable. Hay millones de pecados,  hechos asquerosos, actos de violencia y contagios físicos que son menos  peligrosos que la sutil y espiritual idea de Dios'.
Por esas mismas fechas, en la muy liberal Alemania de Weimar, no  había limitaciones a la prensa insultante y al humor ofensivo. Por eso  el historiador inglés Paul Johnson en su 'Historia de los Judíos'  afirma que 'la atmósfera de violencia real que alimentó al nazismo  estaba a su vez sostenida por la creciente violencia verbal y gráfica en  los medios de difusión. A veces se sostiene que la sátira,  incluso la más cruel, es un signo de salud en una sociedad libre, y que  no deben imponérsele restricciones. La historia judía no confirma este  criterio. Los judíos han sido blanco de estos ataques con más  frecuencia que otro grupo cualquiera y saben por larga y amarga  experiencia que la violencia impresa es sólo el preludio de la violencia sangrienta'. En el caso soviético, el humor blasfemo no fue un preludio, sino un coetáneo de la persecución a los cristianos.
Coplas y teatrillos insultantes
Entre 1920 y 1924 el ateísmo militante hizo florecer coplas insultantes contra los cristianos. Nadezhda Dozhdikova, profesora de literatura de la Academia de Arte Teatral de San Petersburgo, ha estudiado algunas obras de teatro ofensivas contra los creyentes. La más famosa era el 'Juicio contra Dios', de Rezbushkin: un pope de pueblo, un imán tártaro y un rabino judío, cada uno con su acento rústico propio, mostraban lo ridículo de sus creencias. Se exhibía en calles, delante de iglesias, y en locales de la Unión Sin Dios, municipales o del Partido.
En los años 20 se emitieron numerosos folletos con tiradas inmensas, explicando como representar sainetes antirreligiosos. 'La ciencia es el camino correcto, y solo en ella creeremos',  decía un himno de Gorodetsky que los activistas ateos cantaban en  Pascua a la puerta de las iglesias con la melodía de la Internacional.  Es graciosa la fe cientifista de Gorodetsky, un poeta que pocos años  antes componía himnos a Yarila, la deidad eslava del sol. En Navidad, a  partir de 1927, a este himno se solían añadir las muy groseras 'Coplas  de la Anunciación', contra la Virgen.
Menos insultos y más ciencia materialista
En 1922 una circular del Comité Central del Partido pedía en todo el país ser sistemáticos al desmantelar 'la cosmovisión religiosa y sustituirla por una comprensión científica y materialista'.
Pero el especialista en historia de la Iglesia rusa O. Y. Liovin  afirma que el régimen nunca llegó a ser sistemático: sus campañas funcionaban  a impulsos, en Navidad y Pascua, y cambiaba sus enfoques, oscilando  entre el insulto grosero y el intento de persuadir mediante el  materialismo supuestamente científico.
'En general, la táctica de la propaganda antirreligiosa de los  primeros años del poder soviético resultó errónea', afirma Liovin.  'Herir los sentimientos religiosos de los creyentes, profanar lo  sagrado, intentar el cierre masivo de los templos, reprimir al clero… todo eso, de hecho, unió a los creyentes, provocando un cierto renacimiento religioso. Así que, después de una política de carga de caballería, el régimen recomendó pasar a un asedio a largo plazo'.
Sucedió a partir de enero de 1924, cuando murió Lenin y se produjo un  breve cambio de ciclo. Durante cuatro años casi no hubo ejecuciones de  religiosos… 'sólo' 7.000 detenidos más. Una circular del Partido del 5  de septiembre de 1924 ordenó: 'La propaganda antirreligiosa ha  de llevarse en forma de explicaciones divulgativas desde el punto de  vista de las ciencias naturales y políticas que minen la fe en dios y desenmascaren, con los hechos concretos, la estafa y avaricia de los milagreros, sanadores, etc. Es preciso evitar la agitación antirreligiosa masiva (disputas, escenificaciones, etc.) que insulten y hieran los sentimientos de la parte creyente de la población».
La nueva política, oficialmente contraria a las procesiones ofensivas, llegó pronto a la prensa comunista. En el periódico 'Frente Cultural',  en 1924, el columnista F. Oleshuk lo admitía así: 'Desde hace varios  años se realiza la pascua comunista como una forma de propaganda  antirreligiosa. Tenemos una rica experiencia, pero es necesario tener en  cuenta las consecuencias negativas. La organización de  carnavales, manifestaciones y demás pasacalles es, sin duda, dañina,  dado que está dirigida, sobre todo, contra los creyentes y a menudo se organiza incluso al lado de una iglesia. Es mejor reunir en nuestro club a los que se pueda y se deba reeducar'.
En cuanto a las obras de teatro 'últimamente surgieron muchas, pero casi ninguna es buena', admiten. Al parecer, el activismo ateo teatral también entonces estaba condenado al leobassismo. 'Para no escenificar porquerías, es necesario consultar la lista recomendada por los órganos directivos', añadía el diario. 'Frente Cultural' reconocía que 'a tres de cada cuatro jóvenes la propaganda antirreligiosa les aburre',  así que Oleshuk proponía atraer a los jóvenes con deporte, 'algo que  les gusta', y luego formarlos en los ideales ateos del régimen en los  locales del Partido o el Komsomol, y diseñar actos interesantes en 'veladas antipascuales'.
Gorki pedía más pasión y menos grosería a los ateos
En 1929 se celebró el II Congreso de la Unión de los Sin Dios, que  estaba a punto de entrar en su mejor momento: en apenas dos años  llegaría a tener 5 millones de afiliados y 60.000 células de activistas  ateos en todo el país. En el discurso de apertura del 10 de junio, Gorki  cargó contra la literatura atea grosera y de baja calidad. 'Me parece  que muchos se toman este trabajo, importante y de gran responsabilidad,  como funcionarios, fríamente. ¡Tenemos que extirpar de la vida lo que se ha enraizado durante 20 siglos! En  vuestro trabajo se nota cierto toque frío, de funcionario', tronó su  voz. 'Mientras nuestros enemigos usan las emociones, un lago de  patetismo con una fuerza enorme, nosotros no sentimos ningún patetismo, y  si se siente, se expresa de tal forma que no persuade, sino que irrita. En el proceso doloroso de eliminar de nuestra vida las supersticiones religiosas, no se puede actuar de forma grosera'.
La semana de seis días… y 5.000 ejecutados
Pero el llamamiento de Gorki a la elegancia y al arte emotivo se iba a  quedar en nada. Ese año empezó el periodo más duro que los cristianos  habían conocido. Se eliminó la semana de 7 días, por judeocristiana, y se sustituyó por la semana 'nepreryvka', de seis días, con festivos cambiables, un invento que duró once años.  De 1929 a 1931, fueron arrestadas 60.000 personas ligadas a la Iglesia  Ortodoxa y 5.000 fueron ejecutadas, según el estudio de Nicolay  Yemelianov (que no analiza la persecución contra otras religiones).
Las procesiones ateas insultantes volvieron a las calles. La  historiadora Nina Vasílieva, de la Academia de Ciencias de Yakutia,  explica la procesión atea de la noche de Pascua ortodoxa de 1929 en  Yakutsk, 9.000 km al este de Moscú. Los participantes llevaban  antorchas, una orquesta tocaba, cantaban canciones revolucionarias,  desfilaban con tractores y con actores disfrazados de popes y chamanes.  La procesión paraba en cada templo que estaba celebrando la  Pascua para cantar canciones bolcheviques y gritar 'religión abajo,  ciencia arriba' y 'fuera iconos'. A medianoche llegaban a la  sede del partido donde aguantaban discursos y mítines hasta bien pasadas  las 3 de la madrugada.
Alexandr Zajárov, catedrático de sociología de la Academia de  Ciencias de Rusia, escribe que 'en una fiesta navideña, los obreros de  la fábrica Proletarka, en Tver, sacaron del templo 1.200 iconos y los quemaron ante 3.000 espectadores.  Antes de este acto simbólico, desfilaron en procesión los hijos de los  obreros. En la mina Yenákievski quemaron 870 iconos. Estos actos se  diferenciaban de un sacrilegio carnavalesco normal en que eran demasiado  fuertes: quemar iconos y enterrar la Navidad es algo que solo  puedes hacer una vez. Cuando la ridiculización triunfa por completo,  pierde su sentido, desaparece la tensión interior y el rito se degrada en actos mecánicos sin vivencia', analiza este sociólogo.
Plan quinquenal contra Dios
De 1932 a 1936 la persecución religiosa fue menos violenta, pero más  ambiciosa. Mientras se arrestaban unas 20.000 personas, la Unión de los  Sin Dios elaboraba su 'plan quinquenal' contra la religión, recuperado  recientemente por el historiador S.N. Savéliev y difundido por su colega  Serguey Firsov. El plan consistía en cerrar todas las iglesias y centros de oración entre 1932 y 1933. En 1934, debían desaparecer las nociones religiosas inculcadas por la literatura y la familia. En 1936 ya no debía quedar ningún sacerdote. Y en 1937 debían eliminarse los últimos reductos de la religión.
En 1936, la URSS había visto pasar por sus cárceles 112.000 presos ligados a la Iglesia ortodoxa, y 21.000 habían sido ejecutados.
Ese año, en España se iniciaba una persecución religiosa al grito de 'viva Rusia', que entre agosto y septiembre implicó el asesinato de 3.400 religiosos: 57 al día.
Después de 20 años comunistas…¡millones de creyentes!
El censo ruso de 1937, después de 20 años de comunismo, blasfemias y represión, espantó a los ateos. Explica Firsov que de 30 millones de ciudadanos de la URSS analfabetos mayores de 16 años, el 84 % (más de 25 millones) se declararaban creyentes; y de los 68,5 millones de alfabetizados, el 45 % (más de 30 millones) aún creían en Dios.
Se imponía más mano dura, es decir, más sangre, un baño inimaginable. En 1937 y en 1938 la persecución religiosa contra los ortodoxos superó todo lo visto antes: 100.000 ejecuciones y 200.000 deportados o represaliados.
Entre 1939 y 1942 ya no quedaban casi ortodoxos declarados para ejecutar: se mató sólo a unos 4.000 más.
Y después todo cambió: Stalin necesitaba apelar a la Madre Rusia para  su guerra contra Hitler y paró la persecución directa contra lo poco  que quedaba de la Iglesia Ortodoxa. La Unión de los Sin Dios perdió  sentido y funciones. La represión entró en otra fase y desaparecieron  las procesiones ateas. Con las clases de Ateísmo Científico en  la universidad y un nivel de acoso medio-bajo, las religiones debían  desaparecer en pocas décadas.
Al adentrarse el siglo XXI
Una encuesta del año 2010 establece el panorama religioso actual en Rusia: 73% de Ortodoxos, 6% de musulmanes, aproximadamente un 20% de no creyentes. El 16% de los rusos dice guardar los ayunos en Cuaresma.
En 2006, en un encuentro de activistas ateos en el Instituto Salk de La Jolla, California, el científico del CNRS de París, Scott Atran, se lamentaba de la agresividad e ignorancia del 'nuevo ateísmo', que piensa que combinando ciencia y humor grosero se eliminará la religión del mundo.
Atran, hablando con el New Scientist, comparaba a esos ateos con 'otra especie de secta neocristiana'. «Los argumentos que se están dando aquí son extraordinariamente ciegos y simplistas. Los soviéticos enseñaban a los niños ciencia en la escuela –religiosamente- y no funcionó muy bien.  No creo que los científicos, cuando se salen de la ciencia, tengan  mayor visión que la gente ordinaria de la calle. Hace que me de  vergüenza ser ateo».
Y yo añado que vista la experiencia es para desanimarse, señores ateos empeñados en desaparecer la Iglesia. La Palabra del nuestro SEÑOR JESÚS siempre se cumple: Ha Resucitado y la puertas del Infierno no prevaleceran contra su Iglesia. Todo está a la vista pero sus corazones siguen duros y ciegos.
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