Hay que situar las posiciones doctrinales de Juan Pablo II, centradas en el valor y la “La dignidad del hombre, en el contexto de una atmósfera empapada de sueños ingenuos e ilusorios “de gozar de la vida libremente y sin restricciones” de la era caracterizada por el post-hippismo y el mesianismo político- incluso dentro del Templo de Dios donde también afectaropn los movimientos naturalísticos revolucionarios “cuando estaba de moda llevar al límite los supuestos morales y teóricos citados- “
En este marco de renovación doctrinal de la Iglesia están los 129 discursos pronunciados durante sus audiencias de los miércoles en el Aula Pablo VI, desde septiembre 1979 a noviembre 1984, que Juan Pablo II dedicó a lo que él llamó “la Teología del Cuerpo “, y George Weigel no duda en calificar como ” uno de los más audaces reconfiguraciones de la teología católica desde hace siglos [...] una especie de bomba de relojería teológica preparada para estallar a comienzos del S.XXI con notables consecuencias”[1]. I.
Bomba teológica de relojería lista para estallar.
El término “bomba teológica de relojería” es perfectamente acertado, en cuanto el líder de la Iglesia Católica entonces- sea esto dicho con el respeto sin intención de atentar contra el alto valor de su personalidad y su papel político así como contra el significado tradicional de algunas de sus posiciones- afirmó sin complejos en el corazón de San Pedro en Roma que “ la sexualidad es una vía privilegiada para comprender el misterio del ser íntimo de Dios a través del don absoluto de sí mismo ” insistiendo de manera demencial e impía en que ” el acto sexual se inscribe en una verdadera relación de alianza que constituye la imagen por excelencia de las relaciones que mantienen las tres Personas de la Trinidad divina. El Padre, el Amor dado, el Hijo, el Amor recibido, el Espíritu Santo, Amor transmitido . “
Juan Pablo II se aventuró incluso a sostener esto de manera delirante, en contradicción con todas las enseñanzas de la tradición ascética y mística, sacralizando el sexo de un modo inimaginable en un pontífice.
Así dirá:
“El hombre se ha convertido en imagen y semejanza de Dios no sólo a través de su propia humanidad, sino también a través de la comunión personal que el hombre y la mujer forman desde el principio. “(Teología del Cuerpo, 11/14/1979).
Según Juan Pablo II que niega la caída y consecuencias del pecado original: '¡ el acto sexual es el lenguaje auténtiico de las personas'!
Por lo tanto, para quien bajo el auspicio de de Karol Wojtyla hubiera explorado ampliamente estos temas sensibles, defendiendo lo que él llamó “el significado nupcial del cuerpo” [2], añade ahora a sus problemáticas visiones una dimensión de cuasi infalibilidad cuando en nombre de Juan Pablo II, sostuviera que la unión sexual del cuerpo habla un idioma, ya que “el acto sexual es el lenguage auténtico de las personas” (Teología del Cuerpo agosto 22, 1984), finalidad que resume su preocupación permanente por demostrar que la “dignidad del hombre” es precisamente la “dignidad de su carne“, viejos conceptos más que cuestionable, pero que ya habían empujado a Pablo VI a escribir la encíclica” Humanae Vitae “en donde afirmó : “El hombre y la mujer expresan por medio del lenguaje de su cuerpo el diálogo, que (según el Génesis 2: 24,25), tiene su origen en el día de la creación. “
II. El error conciliar es de naturaleza filosófica.
El error wojtyliano, que es también el error conciliar y el error de toda la Iglesia moderna en su conjunto, es principalmente de naturaleza filosófica, ya que es “el naturalismo teñido de sensualidad” lo que inspira su ética sexual y humana. No hay que olvidar que Karol Wojtyla fue un pensador que pertenece a la familia intelectual de la “fenomenología ” [3]. Pero a diferencia de Edith Stein , que partiendo de la fenomenología acabará en el neo-tomismo, él por desgracia partiendo del tomismo acabará incluyendo en él, el “punto de vista” de la conciencia fenomenológica del hombre. Karol Wojtyla tiene por tanto claramente un horizonte filosófico fenomenológico, ya que después de la guerra, enviado a la escuela de teología del Angelicum de Roma, donde defendió en 1948 su tesis doctoral en teología, reanudó sus estudios filosóficos hasta 1953 en la Universidad de Lublin (Polonia), donde presentó una tesis sobre la ética fenomenológica de Max Scheler, titulada “Valoración de la posibilidad de fundamentar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler“, desarrollada más tarde en su libro “Persona y Acción
“.
Karol Wojtyla defiende en la Universidad de Lovaina una tesis dedicada a la ética fenoménologica de Max Scheler
'Por su Encarnación el Hijo de Dios, de alguna manera se unió a todo hombre ” (Mgr. Karol Wojtyla)
III. La falacia radical de la cristología esotérica de Karol Wotyla
Pero el error antropológico proveniente de una concepción fenomelógica errónea que está en la base de las tesis de Karol Wotyla, consiste en una equivocada cristología cuya gravedad es extremadamente importante en cuanto a sus consecuencias, ya que en su visión teológica, de la dualidad de naturalezas de Jesucristo, Juan Pablo II, en virtud de la “comunicación de idiomas“, llegó a trasladar los atributos de la naturaleza divina a la naturaleza humana de Cristo, para considerarlos, luego, como pertenecientes a Él con absoluta propiedad, y extenderlos después, en virtud de esta pertenencia, a todo hombre en cuanto hombre.
Esto objetivamente lo relaciona con la concepción panteísta de la nueva era – como se sabe el joven Karol Wojtyla descubrió la teosofía de Rudolf Steiner en Wadowice, donde pasó a frecuentar a Mieczyslav Kotlarczyk , director teatral apasionado del ocultismo, que desarrollana una dramaturgia esotérica, con influencias tanto de la lingüística de Otto Jespersen como de la tradición de cabalista del judío Ismar Elbo. Wojtyla llegara a prologar un libro de Kotlarczyk y predicar en su funeral.
Cuando evoca este pèríodo de su vida, Juan pablo II escribe:
“Era una misión, una vocación era el sacerdocio del arte. Los actores, como “sacerdotes del arte”, con una fuerza ilimitada para renovar el mundo, para rehacer la humanidad, para sanar la moral a través de la belleza predicada, transmitían los más altos valores de la metafísica. Tales eran los ideales cantados por el “arcipreste” Kotlarczyk “(en” Pedro ¿me amas? “, P. 64).
Karol Wojtyla descubre la teosofía de Rudolph Steiner frecuentando a Mieczyslav Kotlarczyk, director teatral apasionado del ocultismo.
Juan Pablo II, ciertamente, muchas veces tratará de ocultar la novedad de su pensamiento, citando sin descanso para darle un barniz de credibilidad a sus argumentos, una frase del párrafo 22 de la Constitución conciliar “Gaudium et spes” según la cual” el Hijo de Dios, se ha unido en cierto modo con todo hombre por su encarnación“. Pero lo que es menos conocido, y que, obviamente, se evita poner en evidencia es que esta frase se introdujo en el esquema conciliar a instancias del arzobispo Karol Wojtyla que la propuso él mismo, siendo arzobispo de Cracovia! Así pues, Juan Pablo II, al citar continuamente Gaudium et Spes 22, 2, se cita a sí mismo, ya que no se puede encontrar nada que pueda fundamentar su pensamiento, en la Sagrada Escritura o en los Santos padres de la Iglesia.! [4]
De la combinación de estos dos errores, el antropológico y el cristológico, se desprende la siguiente idea de la la doctrina de Juan Pablo II: ( de hecho él mismo ha podido decir en una alocución, citándose a sí mismo: “El Concilio Vaticano II ha recordado agudamente):
“Por su Encarnación el Hijo de Dios, de alguna manera se ha unido con cada hombre. ‘” [5].
Y así nos encontramos una y otra vez esta herética e impía doctrina del “hombre-dios” que conduce a la deificación del hombre como tal, es decir, por el mero hecho de ser hombre ( el famoso “la dignidad de la carne”), y de la naturalización de Dios, cuyos ecos se hacen sentir en las desviaciones terribles de la Iglesia de hoy. Están presentes aquí, como puede verse, todos los elementos para definir una herejía:
La apropiación y reinterpretación de la función y la persona de Cristo,
La traslación al hombre de los “idiomas” (atribuciones compartidas y comunicadas) propios de la divinidad, lo que conduce a una naturalización de lo sobrenatural y a la sobrenaturalization de lo natural, deriva herética de la tesis que se aproxima al panteísmo de los nicolaítas o de los ubicuitarios que argumentaban que Jesucristo estaba formalmente presente en todas partes y en todos los hombres por comunicación de su esencia, por la sóla virtud de su naturaleza humana, tesis que sin embargo, se encuentra en todos los textos y en la literatura de las teorías wojtylianas..
IV. Verdad católica: Nuestro “reino no es de este mundo” y nuestra vocación es celestial
Recordamos que el Reino de Dios, el reino de los cielos no es de este mundo . La “vocación“, la “liberación” y la “salvación” del cristiano no es de orden humano y temporal, sino que es de orden religioso y trascendente: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Señor Jesucristo” (Filipenses 3:20); “Por tanto, hermanos santos, que participais de la vocación celestial, pensad en el el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra confesión, Jesús“(Hebreos 3:1).
Contrariamente a la creeencia de los judíos carnales la 'salvación' del cristiano no es de orden temporal sino de orden religioso y transcendente.
Las comunicaciones del Señor a Israel como nación, estaban relacionadass con cosas terrenas.. Si se mantenía fiel y obediente, se le aseguraba grandeza, riqueza y el poder: “El SEÑOR tu Dios te da una tierra buena, tierra de arroyos de agua, manantiales y de aguas profundas … una tierra de trigo y cebada, de vides, higueras … en donde no te faltará nada “(Deuteronomio 8, 7-9). Y si eran infieles y desobedientes, la nación sería dispersada por toda la tierra (Deuteronomio 28, 64). Sin embargo, la Escritura hace mención de otro cuerpo, la Iglesia,que también tiene una relación especial con Dios y recibió promesas especiales de l. Pero es muy diferente de Israel:
-Para Israel la obediencia es una fuente de grandeza y riquezas terrenas;
- La Iglesia, por medio de Cristo, está incorporada únicamente a las cosas espirituales y celestiales.
Conclusión
Así, a diferencia de las aspiraciones puramente carnales judías, las “Bienaventuranzas” de la Nueva Alianza son enteramente del cielo. De hecho, las bendiciones prometidas a Israel fueron esencialmente terrestres.
Pero nosotros aunque estamos en esta tierra, como cristianos, estamos a la espera del Reino, no buscando reproducir nuestras actividades de aquí abajo en el cielo por una suerte de distorsión antropomórfica de lo divino, o tratando en vano de imaginar lo que nuestras vidas serán “post mortem” con una especulación llena de ensoñaciones de este mundo, sino que, dejando la mente en reposo sobre este tema , debemos adoptar las medidas necesarias para unirnos, en espera de que llegue el día, a nuestra verdadera patria celestial.
Jesús dijo a sus discípulos: “Voy a prepararos un lugar. Y si me voy … volveré y os tomaré conmigo para que donde yo estoy, vosotros también estéis “(Juan 14, 3).
El futuro de los creyentes está en el cielo y ellos deben prepararse aquí en la tierra para ese destino. Pretender que resucitarán en la tierra o vivirán en ella eternamente o en el cielo, en un ” cuerpo de carne y sangre “está en directa contradicción con la Escritura, y es una mentira (Nota: los cuerpos resucitados de los justos después del juicio final serán cuerpos gloriosos, y no apenas cuerpos de carne y sangre).
El pueblo de Israel sólo ha recibido promesas de bendiciones en un reino de la tierra, y nunca hay que confundir Israel e Iglesia, no son intercambiables. Dios cumplirá sus planes con respecto a uno y a otra, a la hora que lo decida. Con ello se puede decir con seguridad que la judaización de la Iglesia moderna, es decir, la adaptación de la iglesia a las promesas de la Escritura reservadas a Israel, ha hecho más mal que todas las otras causas combinadas, en orden a pervertir su misión y destruirla espiritualmente.
Lea: Las “escandalosas bienaventuranzas” de la iglesia moderna.
Notas.
1. G. Weigel, Testigo de Esperanza, pp 336, 343.
2. Hay una anécdota muy reveladora de la mentalidad de Karol Wojtyla unos pocos años antes de convertirse en el Papa Juan Pablo II. La versión polaca de su libro “Amor y Responsabilidad” incluye un apéndice titulado “Sexología y moralidad.” Cuando llegó a publicar una traducción al francés fue el Padre de Lubac , el que había sido contactado para escribir el prefacio. Sin embargo, algunos consideraban que sería prudente sugerir a la petición que el apéndice se retirará de la edición francesa fundándose en que los temas desarrrollados eran tan reales que parecían rebajar la dignidad de los sacerdotes y obispos. Pero Karol Wojtyla se opuso ferozmente diciendo que los pastores deben ser capaces de hablar a sus fieles con sencillez del deseo y satisfacción sexual , salvo que no estuvieran a la altura de las exigencias de su misión. Y si tanta era su mojigatería como para ofenderse por ello, ¡peor para ellos!
3. El grupo polaco al que estaba vinculado intelectualmente Karol Wojtyla, con Przywara y Ingarden, efue un mediador crucial de la historia de los fenomenólogos de Gotinga y de Max Scheler. Karol Wojtyla sería formado en esta escuelaextremadamente fecunda, germen de la filosofía contemporánea, puesto que en ella se mezclan infuencias de Brentano (el análisis de la intencionalidad de Kazimir Twardowsky) y Husserl, con tradiciones escolásticas de gran alcance, y de la que que se encuentran rasgos hereditarios, incluso entre los lógicos como el israelí Yoshua Bar-Hillel , de la Universidad de Jerusalén.
4. Así, en la encíclica “Redemptor hominis“, la referencia volverá cuatro veces. También hay que remarcar que en el párrafo No. 13 la restricción “de alguna manera” ha desaparecido: – “Jesucristo, se ha unido con cada uno, por los siglos a través de este misterio de la Redención. ” El teólogo privado, Karol Wojtyla, de hecho confunde la naturaleza y la gracia, la vida humana y la vida divina, estando involucrados “de alguna manera” los dos términos. como repite claramente en el párrafo 14 de la “Redemptor hominis”: “Cristo está de alguna manera unido al hombre, a todo hombre, sin excepción alguna, incluso si no es consciente de ello.”La ausencia de condiciones para la unión de todos con Cristo, lleva a afirmar que se salvan todos, sin distinción de religión. “El acontecimiento de la redención es el fundamento de la salvación para todos“, escribió Juan Pablo II en su encíclica “Redemptoris Missio“, citando en apoyo de esta reclamació su Encíclica “Redemptor Hominis”: “Porque todo el mundo se ha incluido en el misterio de la redención, y Jesucristo se ha unido con cada uno, por los siglos a través de este misterio. “Sin duda, esta creencia ha gobernado todo el pontificado de Juan Pablo II, Carta Apostólica Mane nobiscum “, de 7 de octubre de 2004, en la que se establece el Año de la Eucaristía: “En Él, la Palabra hecha carne, no sólo revela el misterio de Dios, sino el misterio del hombre. Porque en Cristo la naturaleza humana fue asumida, no absorbida, y por este hecho, la naturaleza humana ha sido elevada a una dignidad sin igual. “Por su encarnación del Hijo de Dios, se ha unido en cierto modo con todo hombre “(GS 22, 2). “
5. No es sólo en la “Gaudium et Spes donde Karol Wojtyla, el futuro Juan Pablo II, introdujo las teorías de un naturalismo herético sobre la “comunicación de idiomas” entre el Verbo Encarnado, Dios hecho hombre y cada hombre, como si el hecho mismo de que Dios se hiciera hombre, el hombre deviniera Dios. En otra encíclica (Dominum et vivificantem, el 18 de mayo de 1986), Juan Pablo II dice que la supuesta morada del Espíritu Santo está “en el corazón de cada hombre.” El Espíritu Santo es dado a los hombres. Y por el exceso de este don increado, cada hombre recibe en su corazón el don creado especialmente por el cual los hombres se involucren en la naturaleza divina. Por lo tanto, la vida humana está impregnada de la vida divina “, escribió de manera increíble. Y hay algo sorprendente en esta propuesta como para decir que Dios “se ha acercado a cada hombre”, tomando carne en el seno de la Virgen María, es una cosa. Diciendo que “ de alguna manera se ha unido con cada hombre” es otra. Esta declaración, tomada de “Gaudium et Spes,” de hecho positivamente respira la herejía simétrica a la nestoriana -pero en sentido conrario- y cuyas consecuencias desastrosas son una clara evidencia. Nestorio negó cualquier “comunicación de idiomas”, o el intercambio entre el Hijo de Dios e Hijo de María, en sus propios atributos y operaciones, por lo que negó la maternidad divina de María. El Concilio de Éfeso en el 431 lo condenó, con la proclamación de la Virgen María, Madre de Dios. Puesto que María dio a luz a Jesús de Nazaret, ella es la Madre de Dios, porque Jesús es el Hijo de Dios, Dios mismo. La nueva herejía, presentada en el Vaticano II por el joven arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla, consiste en afirmar, a diferencia de la antigua herejía, una abusiva “comunicación de idiomas” entre el Verbo encarnado, el Hijo de Dios hecho hombre, y todos los hombres, como si el mero hecho de que Dios se hiciera hombre, el hombre se hiciera Dios!
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