Y hago esta reflexión porque nos confesamos creyente de lo que sea, pero no sabemos realmente que significa ser creyente. Ni tampoco lo que es practicante, porque podemos ser creyentes y practicantes y no saber de lo que estamos hablando. Nuestra cultura religiosa, hablando de religión, se ha quedado muy pequeña, en muchos casos, y apenas ha tenido desarrollo en otros. Al final, confundimos la fe con una serie de normas, prácticas y preceptos que nos parecen más un código de normas que otra cosa.
Nuestras iglesias están llenas de creyentes que sólo usan su fe para pedir, pero nada de comprometerse. Se trata de ganancias y de ver quien da más. No hay una conciencia clara de encuentro y de relación íntima con Alguien. Hablo en sentido general, y, estoy convencido, que no hay mala intención sino desformación o religiosidad con minúscula producto de una deficiente formación religiosa.
De esas apariencias y confusiones, posiblemente no mal intencionadas, sino deformadas, se aprovechan muchas otras religiones para confundir y propagar que los creyentes cristianos católicos adoramos a ídolos de materia. Y es que pasar por nuestras iglesias y observar tanto besuqueos y toqueteos a imagenes es asombroso. Debemos clarificar los criterios y saber que sólo DIOS, 'Uno y Trino' es el adorado en espíritu y verdad.
Todo lo demás son intercesores, referencias que nos pueden ayudar y estimular a imitarles en actitudes que nos sirven para seguir al SEÑOR. Por eso, me parece esclarecedor este comunicado, en la Iglesia de Bolivia, que puede servirnos para alumbrar muchas actitudes que pasan a diario en nuestras iglesias. Y de esto no se habla, pero hay mucha desviación e ignorancia.
Les dejo sin más con lo ocurrido en Bolivia:
Culto a la Pachamama ¿Discriminación o desorientación?
El Cardenal Julio Terrazas el 28 de marzo en la inauguración del IV Congreso Educativo de la Iglesia Católica recomendó al Movimiento Al Socialismo (MAS) «repensar muchas de sus formas de actuar, para que así el país pueda tenerlo como un grupo que está al servicio de todos. Yo creo que eso se puede corregir, y tendría que corregirse para bien del país».
Al día siguiente el Presidente de Bolivia, Evo Morales, en una rueda de prensa recogió esa recomendación, pero al mismo tiempo transmitió al Cardenal el ruego de «que algunos jerarcas de la Iglesia Católica no nos discriminen, no nos marginen y no discriminen ni marginen a otros movimientos religiosos, los evangélicos, que oran que rezan por la Patria por la igualdad que trabajan. ¿Cómo pueden excluir? Aquí no hay grupos que puedan dominar. Somos tan diversos religiosamente, en la creencia de fe religiosa».
Aclarando esa queja, el Presidente indicó que cuando el Gobierno convoca a un acto interreligioso «algunos padres dicen que por instrucción del Cardenal y la Conferencia Episcopal no podemos participar. Eso es discriminación. Eso es desconocer a otros grupos que también practican la fe religiosa. Yo saludo esa recomendación, recojo, pero también ellos que tomen en cuenta que juntos oremos y recemos por toda Bolivia. Todos debemos estar juntos y esperamos que también pueda servir esta reflexión que juntos nos hacemos en bien de toda Bolivia».
A manera de ejemplo el Presidente indicó que en su viaje el pasado año a Santiago para la celebración del Bicentenario de la independencia de Chile participó en la oración conjunta de representantes de la Iglesia Católica, Evangélica y Protestante, «todos orando y rezando por su patria y por sus autoridades».
Pocos días después esa queja presidencial fue respondida por Mons. Luís Sainz, Obispo Auxiliar de Cochabamba y Presidente de Promoción Humana de la Conferencia Episcopal Boliviana: «No podemos hablar de una discriminación sino, de respeto al pueblo. La Iglesia Católica tiene normas universales, (…) normas precisas, claras, que nos señalan que no podemos participar en actos que no son de la Iglesia Católica, como por ejemplo (el culto a) la Pachamama, la K´oa. Para nosotros son signos de desorientación a nuestro pueblo. Nuestro pueblo es sencillo, nuestro pueblo es católico y por tanto que un Obispo participe en estos actos religiosos andinos para nosotros es muy peligroso porque desorienta a nuestro pueblo. Ésta es una de las razones por las que no asistimos'.
Juzgamos muy oportuna la respuesta de Mons. Sainz explicando que la no participación de los Obispos en las k’oas a la Pachamama no es una discriminación. Por el contrario si así lo hicieran sería una desorientación para los fieles. La Biblia en el primer mandamiento de la Ley que Dios entregó a Moisés establece: «Yo soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí» (Ex 20, 1). El mismo Jesús, ante la tentación del diablo que le propone adorarle, responde: «Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás» (Mt 4, 10).
Para los cristianos adorar a la Pachamama es un acto de idolatría. Ni tan siquiera corresponde venerarla, ya que la tierra es simplemente una creatura de Dios, que, si bien debemos administrarla y cuidarla como nuestro hábitat (Gn 1, 28), carece de la categoría personal y maternal para invocarla como la «sagrada Madre Tierra», aunque el Preámbulo de la Constitución Política del Estado lo hace, poniéndola en un nivel casi divino: «Cumpliendo el mandato de nuestros pueblos, con la fortaleza de nuestra Pachamama y gracias a Dios, refundamos Bolivia».
Las personas bautizadas no debemos participar en los cultos religiosos a la Pachamama. No se trata de discriminación, sino de evitar la desorientación para no caer en el sincretismo o sea la mezcla incoherente de religiones o en la superstición de pensar que esos ritos traen la buena suerte.
Esta no participación no obsta para que, los cultores de la Pachamama y los cristianos, respetando plenamente la libertad religiosa, nos esforcemos en entablar un diálogo interreligioso con la finalidad de buscar juntos la Verdad y de promover la interculturalidad y los valores comunes, entre ellos, la reciprocidad, justicia, fraternidad, ecología y paz para el bien de nuestro país.
Además, siguiendo el ejemplo de Chile, es muy conveniente, que los cristianos de diversas iglesias y dominaciones, participemos en oraciones ecuménicas, adorando al único Dios verdadero, revelado por Jesús en la Biblia, y pidiendo por la patria y sus legítimos gobernantes y por la unidad de los cristianos. De esa manera cumplimos el mandato del Señor: «Que todos sean uno… para que el mundo crea que Tú (Padre) me has enviado» (Jn 17, 21)».
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