POR:GUSTAVO CORONEL.
La Mesa de la Unidad Democrática acaba de hacer unas declaraciones en las cuales ha tratado de hacer un acto de delicado equilibrio entre la demagogia y la democracia. Trata de criticar la actitud del régimen de Chávez en el caso de Irán y, al mismo tiempo, trata de protestar contra lo que considera “una agresión” de los Estados Unidos contra PDVSA.
Considero esta posición de la MUD inaceptable. La considero un fracaso de sus analistas, eso de decir que las sanciones de los Estados Unidos representan una agresión contra la nación venezolana, cuando solo representan una acción en contra de un régimen político forajido. Me parece inconcebible que la MUD diga que “hay que defender a PDVSA a toda costa”. ¿A cuál PDVSA? Es que la MUD no puede ver la diferencia entre la nación venezolana, que somos todos, y el régimen de Hugo Chávez y su PDVSA, esa pandilla de hampones que nos está arruinando?
Me parece inconcebible que la MUD no pueda ver que esa PDVSA que negocia con Irán, que se entrega a los Chinos, que le ha regalado $20.000 millones de nuestro dinero a los hermanos Castro, que se roba los dineros de los empleados, que es un antro de corrupción galopante, que deja que la producción baje en 800.000 barriles diarios, que deja pudrirse 180.000 toneladas de comida para que algunos de sus jerarcas se llenen de millones, no es la PDVSA que debemos defender sino que es, precisamente, la PDVSA que debemos denunciar con todos los hierros.
Pero no…. La MUD sale en su defensa y, al hacerlo, se convierte en cómplice tácito del déspota, hace causa común con el régimen que tiene doce años arruinando el país. Ellos sabrán por qué lo hacen, pero para mí eso es cobardía o ignorancia o mediocridad, o una combinación de esas tres terribles lacras que nos convierten en un país de medio pelo.
Tengo doce años oponiéndome a la pesadilla de un paracaidista inculto y arbitrario quien está destruyendo sistematicamente a mi país. Y, por supuesto, apoyando a la oposición, llámese MUD o sociedad civil o como se quiera llamar. Me resulta difícil aceptar que la gente que considero mis aliados en la lucha contra la sistemática destrucción de Venezuela salga ahora a tratar de estar bien con Dios y con el Diablo. No puedo aceptar que gente joven, a quienes considero los legítimos herederos de mi país, salgan ahora a guabinear, como lo acaba de hacer Henrique Capriles Radonsky, poniéndose del lado de la PDVSA corrupta y podrida de Rafaél Ramírez y Hugo Chávez, aparentemente incapaz de diferenciar el régimen de Chávez, el victimario, de la nación venezolana que es su víctima.
Las sanciones de los Estados Unidos contra PDVSA, que realmente no son de gran impacto, están dirigidas en contra del régimen de Hugo Chávez, no en contra de la nación venezolana. No es eso evidente? Es que hemos los venezolanos convenido en la entrega de petróleo gratis a los Castro? Hemos nosotros convenido que Chávez tenga un amancebamiento indigno con Ahmadinejad? Hemos nosotros convenido en que Chávez regale espadas de Bolívar a todos los forajidos más despreciables del planeta? Hemos nosotros convenido en que Chávez se baje los pantalones ante los Chinos en la Faja del Orinoco? Hemos nosotros convenido en que que le dé gasolina a quien desea terminar con las democracias occidentales y persiste en un programa nuclear contra los dictámenes de las Naciones Unidas? Hemos convenido nosotros en que Chávez declare su repugnante hermandad con Gadaffi, Mugabe, Assad y Lukashenko?
Si nosotros los venezolanos no hemos convenido en ninguna de esas sinverguenzuras, entonces, por qué la MUD sale a tomar esa absurda posición, la cual solo puede verse como de apoyo al régimen de Chávez?
Es verdad que enfrentar con valentía y dignidad la mentira populista, populachera, demagógica e hipócrita que siembra Chávez tiene el riesgo de ser incomprendidos por la masa de venezolanos que vive de su prodigalidad, gente que vota con el estómago, ni siquiera con el corazón. Pero si nuestro liderazgo no tiene los pantalones para hacerlo, siempre seguiremos siendo una sociedad de medio pelo. Necesitamos venezolanos quienes le muestren a sus compatriotas la via de la verdadera grandeza, que no se monten por cálculo electoral en el maloliente autobús del populismo.
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