sábado, 9 de enero de 2016

¿Guerra o concertación y fraternidad ?

 

¿Guerra o concertación y fraternidad?

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Guerra anunciada

MIGUEL SANMARTÍN |  EL UNIVERSAL

sábado 9 de enero de 2016  12:00 AM

Todos, camarita, creen inminente el conflicto. Lo prevén de alta intensidad. El escarceo comenzó ya aunque por ahora se limita a los poderes del Estado. Pero con altas probabilidades de que coja calle y pueda, eventualmente, transformarse en una avalancha social de consecuencias impredecibles. Esta no es realidad virtual, es lo verdadero hoy.

El pueblo está agobiado por la crisis y enardecido porque considera que no se hace lo indicado para abatirla. Está afligido por múltiples necesidades que no tiene cómo satisfacer. Cansado de hacer colas, alarmado por la inseguridad y harto de patrañas "Made in Cuba" como el saboteo eléctrico, las guerras económica, sicológica y mediática, el bloqueo financiero internacional, el contrabando, la burguesía, los pelucones, el Imperio o el eje Madrid-Miami-Bogotá que serían, según la perorata del régimen, las causas del colapso vigente. Sin embargo el soberano se convenció que la raíz de todos los males está en el "modelo" comunista (Socialismo del Siglo XXI) aplicado en el país durante los últimos 17 años. 

El conflicto previsible es la comidilla general. Es tema de conversación no solo entre entendidos sino también motivo de preocupación de todos los ciudadanos de este país,  afectado por la más severa crisis económica y social de su historia (con el barril de petróleo que ronda los 30 dólares). Según afirman expertos, Venezuela registra hoy el más alto índice de escasez del mundo (55%), la mayor inflación (230%) y está considerado el más inseguro (90 homicidios por cada 100 mil habitantes al cierre de 2015).

La aceleración de la contienda entre el Gobierno y la Asamblea Nacional (ahora con mayoría calificada opositora) lo presienten los sectores sociales contrarios al régimen castrochavista y lo consideran "inevitable" los afectos rojo-rojitos (sobre todo los fundamentalistas ideológicos y los violentos integrantes de los denominados colectivos) que aúpan las pretensiones y los métodos de lucha utilizados por sus representantes para preservar (a rajatabla y con la conformidad evidente de otros poderes públicos que aún controla el Ejecutivo) lo que consideran derechos adquiridos, prerrogativas irrenunciables e intereses que deben retener como medio de subsistencia y para su sobrevivencia política.

La colisión la presagian especialistas de todas las ramas del conocimiento y lo alertan también con preocupación gobiernos y personalidades demócratas del mundo que hoy tienen su vista y su atención puestas en la desolada y convulsionada Venezuela. La certeza del enfrentamiento institucional asomó con la decisión de la Sala Electoral del TSJ de suspender la juramentación de los cuatro diputados electos por Amazonas. Esa hipótesis se reforzó debido a los incidentes suscitados durante la instalación de la nueva AN y, al día siguiente, con los discursos afrentosos, las maniobras obstructivas y las amenazas de desacato proferidas por algunos de los personeros de la bancada oficialista.

La percepción de la erupción social (algunos la vislumbran cercana) sobrevino tras la presentación del "remozado" tren ministerial. Un Gabinete mayormente dogmático, anacrónico, partidario del estatismo, la coerción del mercado, la regulación de precios, la limitación de la oferta y la restricción de la demanda. Incluso, uno de los investidos es conocido por ser partidario obcecado de mantener el control de cambio como estrategia política ("antigolpista") indispensable.

Todo ello genera más desconfianza, escepticismo, aprensión y resquemor entre los empresarios nacionales y los eventuales nuevos inversionistas que -según reconoce ahora el Gobierno revolucionario- son indispensables en esta fase para romper la dependencia del petróleo. No será con este mix de radicales que se produzca la tan esperada rectificación y necesaria reactivación económica para mejorar el abastecimiento de productos y frenar la inflación. Alcanzar estos objetivos motivó el voto mayoritario por los candidatos de la oposición democrática el 6D para que, en la Asamblea, aprobaran leyes racionales, equitativas, que respeten la inversión y que garanticen la propiedad privada. Leyes aperturistas con sentido social (sí, es posible), que induzcan al Ejecutivo a cambiar el rumbo desastroso que colapsó al país.

Ese propósito-necesidad no pareciera hoy factible. No sin mediación de terceros porque ambas partes enfrentadas están sumergidas en sus objetivos, razones, condiciones y principios. ¿Transigir? Ninguno si no surge un conciliador admisible para ambos sectores. ¿El Nuncio Apostólico? Pudiera ser uno. ¿Repetir la comisión tripartita de Unasur? Admisible también. ¿Por qué no incorporar un personero seleccionado por cada parte? ¿Uno de la Celac y otro de la OEA, por ejemplo? Seguro hay candidatos dispuestos a cooperar. ¿Pero habrá voluntad para avenirse? En el pasado se intentó sin resultados... ahora es imperiosa la concertación. El soberano está que pierde la paciencia.

msanmartin@eluniversal.com

viernes, 10 de enero de 2014

LUIS UGALDE,

FRATERNIDAD CAMINO DE PAZ

Si el gobierno y la oposición - si la población entera- hacen lo "normal" y previsible, está garantizado el fracaso en 2014. 

 

Necesitamos hacer realidad lo inverosímil: que la fraternidad nazca donde sistemáticamente se ha sembrado el odio, la división, el resentimiento social, el racismo y la exclusión; sembrados pensando que esas son las poderosas fuerzas que movilizan a la mayoría y anulan a los que se oponen. 

 

No es sensato cultivar a Caín y querer cosechar a Abel.  No era lógico, ni probable que Mandela saliera de su larga y dura cárcel a perdonar y abrazar a sus carceleros. Pero el milagro ocurrió y llegado al poder no  impuso el "apartheid" a la inversa para los blancos pagaran sus agravios y atropellos acumulados; los lobos que se mataban entre sí (homo homini lupus) se volvieron hermanos con la guía espiritual del Hermano Mayor que con ejemplo, visión y coraje transformó la historia de un país cargado de razones para seguir odiándose.

 

El papa Francisco en su mensaje del 1º de enero para la Jornada Mundial de la Paz nos dice que sin fraternidad no es posible la paz y parte de un hecho innegable:"El corazón de todo hombre y de toda mujer alberga en su interior el deseo de una vida plena, de la que forma parte un anhelo indeleble de fraternidad, que nos invita a la comunión con los otros, en los que encontramos no enemigos o contrincantes, sino hermanos a los que acoger y querer". Aspiración tan cierta que la primera gran revolución moderna nació con el lema "Libertad Igualdad y Fraternidad". Y luego la bolchevique también prometió la fraternidad con la implantación del paraíso en la tierra, sin propiedad, ni necesidad de estado ni religión, donde el hombre nuevo sin mal, comparte todo fraternalmente, sin mío ni tuyo. Con la revolución de la modernidad ilustrada se eliminaron barreras sociales, los derechos humanos tomaron cuerpo en leyes e instituciones y cultura, la ciencia y la tecnología abrieron la llave a un formidable desarrollo de la racionalidad instrumental con inmensas posibilidades de humanización. Pero también de mayores posibilidades de matar, dominar y deshumanizar. Hemos aprendido a reclamar los derechos humanos igualitarios y las libertades para el individuo, pero poco ha avanzado el espíritu de fraternidad humana y sin ella la racionalidad instrumental se convierte en portento tecnológico monstruoso. La fraternidad no es parida por la racionalidad instrumental, ni por las leyes naturales, ni es algo que se exige, sino que es la donación de sí, que nace y se alimenta del misterio de un Dios-amor que se nos da y enciende el fuego de la gratuidad entre todos los humanos. La fraternidad es reconocimiento y afirmación del otro, es dar la vida por él, es la donación del encarcelado hacia el carcelero, rompiendo la cadena histórica del ojo por ojo… La gratuidad hacia los hijos o entre los hermanos de sangre tiende a brotar con facilidad en el jardín doméstico de los afectos, pero no así hacia el enemigo que nos negó e hizo guerra. ¿Cómo transformar el enemigo en amigo? ¿Cómo tender puentes y sumar fuerzas para ganar ambos y no fracasar los dos? Es criminal burlarse del país que necesita esta fraternidad exigente y transformadora con triquiñuelas tácticas y vivezas de malandro para aparecer dialogantes mientras se  está afianzando el "apartheid" político contra el otro o se desata una campaña de difamación para hacerlo merecedor de desprecio y de odio. Por ahora en el juego del poder venezolano no brilla ningún Mandela con la grandeza de espíritu de la fraternidad imprescindible para construir la Venezuela que necesitamos. Tampoco es frecuente ver la fraternidad actuando en la economía con decisión e inteligencia, superando la absolutización del interés propio que mutila la solidaridad sin la cual no es posible la paz duradera, ni elevar la productividad y bienestar compartido.

 

¿Qué razones tenemos para no ser corruptos y no apropiarnos desde el poder de miles de millones de dólares ajenos? ¿Por qué no matar si con ello elimino el único obstáculo entre mi deseo de zapatos de marca y el dueño que los lleva puestos? Con tan bajo índice de fraternidad es lógico que haya 25.000 asesinatos en el año, escasa productividad, pobreza estructural y corrupción desbocada. Simplemente no hay razones para que no sea así.  La razón para superarlo es la fraternidad  que afirma la vida digna de los otros en "nosotros". Como dice el Papa en su mencionado mensaje: "La fraternidad tiene necesidad de ser descubierta, amada, experimentada, anunciada y testimoniada. Pero sólo el amor dado por Dios nos permite acoger y vivir plenamente la fraternidad". Lo atestiguan creyentes y agnósticos que reciben la misteriosa llamada interior a ser don gratuito para los demás y descubren que dar la vida por el otro, no es perderla sino  ganarla.

 

R.P. Luis Ugalde s.j. 

lugalde@ucab.edu.ve

 

 

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